[LC] Susurros en la oscuridad. Sobre ‘El rastro de un susurro’ de M. Markusen

Las situaciones pueden salirse de control y es en ese momento en el que se nos escapa todo de las manos cuando nuestro cerebro mejor funciona, aunque creamos que no. Las situaciones límite exprimen nuestras capacidades tanto que podemos hacer cosas que ni seríamos capaces de imaginar antes.

En una de estas situaciones límite encontraremos al protagonista de nuestra novela de hoy. La he leído gracias a la lectura conjunta organizada por Secretos en Libros y el autor, una lectura que he disfrutado tanto como me he sentido perturbada. El libro es El rastro de un susurro y su autor es M. Markusen.

Los bomberos la sacaron de casa metida dentro de una bolsa para cadáveres, es donde vi por última vez al amor de mi vida hace unos días. Llegué tarde y no pude ayudarla. No sabía nada sobre su pasado, sobre quien era ella realmente, vivía conmigo sin documentos ni fotografías, y si quedaba algo que yo desconociera se quemó con ella. 

La policía fue muy escéptica con mi historia, por eso pusieron mi nombre en su mira y no podré salir de la ciudad. Desde aquel día, al dormir, tengo sueños con un pasado demasiado real, gente que no conozco e historias que no he vivido. Creo que me estoy volviendo loco.

La inquietud como motor                                                                 

Un día todo acaba para Alan. Al volver del trabajo encuentra su casa completamente arrasada por el fuego y su novia, Judith, no ha podido salir de ella. En su dolor las cosas no podrían ir peor hasta que la policía comienza a verlo como el principal sospechoso de la muerte de la muchacha. Comienza así su huída hacia delante donde contará con el soporte de su amigo James para huir de la policía y a la vez para intentar esclarecer el accidente que le ha arrebatado a su pareja.

Y en toda esta historia lo que el lector sufre, como sentimiento principal, es inquietud. La trama se establece con un objetivo muy claro y, sin embargo, no será esto lo que nos preocupe principalmente. Pronto el personaje de Alan comienza a recibir información de algo que está más allá de nuestro entendimiento y no podremos definirlo como nada conocido. El lector no sabrá si son sueños, son alucinaciones, torturas psicológicas… y esto nos llevará hasta casi el mismo grado de inquietud que va asolando no solo al protagonista, sino también al resto de personajes.

Sin embargo, esta inquietud, este no saber, que puede ser motivo de abandono en otras historias en esta es precisamente la motivación para seguir avanzando. En este sentido, el lector avanzará para continuar formando sus teorías sobre lo que sucede, para confirmarlas y refutarlas y para averiguar esa verdad que parece que literalmente se está escondiendo.

El valor de lo ambiguo

Ahora bien, no pensemos que todo esto será un parecer estático. En mi caso particular, más de una vez he dudado del protagonista, de sus intenciones y de su verdad. Los momentos donde la información llega de maneras que no podemos comprender en ese momento nos hacen dudar de lo que leemos, de lo que entendemos de la lectura e incluso de aquello que parece más firme.

Así, el empleo de la ambigüedad a nivel de trama por parte del autor es magistral, la narración nos lleva por donde quiere dejándonos ver solo justo y dejando que el lector interprete tres cosas a la vez. No obstante, quizá a nivel de lectura esto sea un poco cansado para el lector, se podrían definir un poco mejor los espacios y sucesos de los momentos donde la información se nos ofrece con este toque onírico o ambiguo (*esto es difícil de explicar sin hacer spoiler, espero que dentro de ello me entendáis).

Sigue el rastro

La verdad es que como os decía ha sido una lectura inquietante. Me ha gustado el toque de investigación de la novela, pero a la vez la incertidumbre que me creaba todo lo que estaba averiguando. Es una historia que os despistará desde el principio y que os gustará por ello.

Por otro lado, el estilo del autor tiene un toque lírico que le viene muy bien a la trama, pero a la vez consigue imprimir crudeza en los momentos justos, tanto al carácter de los personajes como a las situaciones más complejas.

Ciertamente, como experiencia de lectura conjunta ha sido genial poder ir compartiendo teorías y sentimientos sobre los personajes, pero como experiencia lectora también ha sido algo que de vez en cuando necesitamos, ese lado de desconcierto total y desubicación narrativa. Espero que os animéis con él.

El libro en el Bolsillo

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