[LV] Más allá de la cúpula. Sobre ‘Sin más respuesta que el silencio’ de Christian Martínez Silva

Es difícil hablar de una noción que no todo el mundo conoce o entiende o si quiera considera de la manera positiva, sin embargo, creo que todos entendemos que el contexto donde nos criamos nos hace como personas. Así como muchos tienen el «pueblo», otros tenemos el barrio, y en algunos casos incluso el orgullo del barrio. No es más que la idea de que algo físico explica cómo somos, cómo nos comportamos. Al igual que el salvaje bueno, la idea de que el barrio si no nos hace yonkis, nos hace buenas personas está ciertamente extendida. No seré yo quien diga eso, pero es cierto que al menos nos da una perspectiva vital que no tienen aquellos que parece que lo tienen todo.

Más allá de todo ello, la novela que presentamos  hoy aquí Sin más respuesta que el silencio de Christian Martínez Silva, y publicada por la editorial Letrame, se nos presenta como la muestra de cómo dos mundos colisionan en la persona de un chico de quince años. El libro lo he leído gracias a un Libro Viajero que ha organizado el autor, al que agradezco enormemente haberme hecho partícipe de él. Ha sido un placer tanto leer la novela, como leer las opiniones de los compañeros que la leyeron antes que yo. Muchas gracias, Christian.

Samuel está sangrando en la parte trasera de un coche patrulla. Los dos policías han hablado entre sí y el adolescente conoce su destino: el matadero. Nunca debió haber dejado atrás Valdeaceras, un barrio marginal del extrarradio de Madrid sacudido por las drogas en los años 90, pero durante los primeros días del siglo XXI pasó a vivir en Villarrosa, un pueblo de clase alta en la sierra madrileña. El entusiasmo y la ilusión por prosperar de su familia contrastaron con el hastío de Samuel, que se vio sumergido en una serie de problemas gracias a la superficialidad y clasismo de sus nuevos vecinos. Ahora tiene a dos carrozas uniformados moliéndole a patadas y a porrazos, le han partido una mano, han fingido encontrar droga en su mochila, y lo único que desea es quedarse inconsciente...

De un lado a otro

Samuel, o Sam como prefiere que lo llamen, acaba de llegar a Villarrosa, un pueblo de clase alta de la sierra de Madrid. Sin embargo, ese no es su ambiente, después de haberse criado en el barrio de Valdeaceras todo lo que encuentra en su nueva residencia le parece superficial y el tratamiento clasista de sus compañeros no le hace la vida más fácil. Tanto es así que lo encontraremos encerrado en la parte de atrás de un coche patrulla que lo llevará directo al matadero.

Y lo cierto es que desde un principio somos capaces de entender el sentimiento de nuestro protagonista de hoy. Después de un traslado donde él no ha tenido nada que decir encontraremos a un personaje, no desubicado, sino deslocalizado. Claro que Samuel entiende cuáles son los códigos de su nueva vida, su nuevo barrio, pero lo que no comprende es su necesidad: por qué se necesita una casa más grande, por qué tratar de usted… No vamos a decir que sea el chico más listo, pero al menos comprende que todo eso que supone un progreso o avance para nuestra sociedad no da la felicidad que sentía en su antiguo y pequeño hogar.

Por otro lado, el barrio tampoco entenderá qué necesidad tienen de tener a Samuel en él. Desde el principio será repudiado por este sistema donde la procedencia y la superficie son más importantes que los actos o las intenciones.

El antihéroe rebelde

Y así comienza la tensión dentro del propio protagonista y de la narración. De este conflicto nace un carácter agriado por el no saber comunicarse y por la incomprensión del resto de personas que lo rodean. Este rebelde, efectivamente sin causa, que es nuestro protagonista, nos llevará a reflexionar precisamente con qué necesitamos para ser felices. Una sonrisa, poder confiar en alguien, un trabajo bien hecho…

Sin embargo, no entendamos a este personaje como un héroe que nos está enseñando qué malos son aquellos que lo tienen todo. Será realmente un antihéroe ya que su vía de escape, como siempre a esas edades (quince) será el alcohol y la violencia.

Una maestra y una sonrisa

No obstante, no pensemos que estamos ante una tragedia contemporánea. Este chaval, que más allá de su rebeldía con causa, pero con mal camino, es una buena persona que entiende demasiado la vida. Y, además, no se encontrará solo.

Reme, el personaje adulto de la obra, será clave para la espiral en la que se encierra Samuel. Con ella comprenderemos que efectivamente la educación y la escucha son los medios para comprender el mundo, para «arreglarlo». Aunque ella misma sabe que esto es una falacia, una cosa que hay que cree para no perder el rumbo.

Por otro lado, encontraremos otro personaje que será la serenidad. Tenemos que saber que los adultos no pueden cambiar a los jóvenes, no porque aunque sepan y digan con buen acierto no tienen la potestad necesaria. Así, como contrapartida a Reme encontraremos otros personajes que estabilizarán, o lo intentarán, a Samuel en su conflicto interno: la vida.

Pensemos en la lectura

La verdad es que siempre que leo este tipo de novelas hablo de ellas desapasionadamente, pero no es que me gusten menos, es que las siento más. Cuando me acerco a una novela contemporánea que habla de la realidad en la que habitamos no puedo sino asentir con la cabeza y purgarme un poco las cosas que veo día a día.

En esto nos ayudará Sin más respuesta que el silencio una novela escrita magníficamente con la que entenderemos el mundo que nos rodea, podremos quejarnos a gusto de él y veremos cómo lidiar con él de la mejor manera y lo más justa posible. Os animo a leerlo porque todos necesitamos serenidad.

El libro en el Bolsillo

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