[Entrevista] Viajamos en los recuerdos con la escritora Raquel Victoria

¡Hola a todes!

Vamos un lunes más más con una sección que me llena y gusta como lectora tanto como bloguera.  Vamos allá con la entrevista de esta semana, en esta ocasión nos honra Raquel Victoria, autora de dos novelas de una temática apasionante, como es la novela histórica de perspectiva femenina. De ellas reseñé La posada del pozo (os dejo aquí la reseña) y además ha publicado Las raíces de la encina. Espero que disfrutéis de la entrevista ^,^!

1. Bienvenida, Raquel. Tu libro nos conmovió por la fuerza de sus protagonistas, pero ¿cómo es Raquel Victoria?

Es muy complicado definirse a una misma, pero voy a intentarlo. Me fascina la historia y la naturaleza, soy amante y defensora de los animales, las plantas y la biodiversidad; soy una acérrima defensora de la igualdad real entre mujeres y hombres, de que, de una vez por todas, desaparezcan los roles de género y tengamos las mismas oportunidades. Y estoy comprometida con ello, lucho, al igual que mis personajes, por una justicia social todavía ausente, para que un día no muy lejano dejemos de hablar de quién tiene más y quién menos, se acaben las conductas racistas y que las diversas orientaciones sexuales sean comprendidas y respetadas por toda la población. Me gusta mucho viajar y explorar lugares antes desconocidos, empaparme de cultura y nuevos conocimientos, y saborear buenos momentos con las personas que me rodean, y con esa persona especial con la que comparto el viaje de vida y que ocupa mi corazón. Por supuesto, soy una apasionada escritora a la que le encanta navegar entre vidas alternativas. Me considero una mujer empoderada, reivindicativa a través del mensaje de todos mis textos, así como pienso que me rodea un halo sentimental en cada faceta de la vida.

Profesionalmente hablando, soy Técnico Sanitario Especialista en Laboratorio, un trabajo vocacional que me encanta y que, sin embargo, cambié para dedicarme, en exclusiva, a aquello que despierta mis más fervientes pasiones: la escritura. La literatura compone ahora mi gran universo. Desde que mi abuela comenzó a contarme sus relatos de infancia y las penurias que pasó en la cruda posguerra, no he parado ya de escribir; es una necesidad vital. Empecé gracias a la voz de mi abuela, que me llevó a forjar mi primera novela Las raíces de la encina (Certeza, 2013).

2. Ahora que sabemos un poquito más de ti nos centramos en la obra, que, sin duda, trata uno de los temas más complejos de llevar a la literatura, la Guerra Civil Española. ¿Qué te motivó a escribir esta historia? ¿Cómo fue el trabajo de documentación? 

Las mujeres de aquel entonces siempre me han parecido un río cristalino en el que reflejarnos las actuales. Aunque es un periodo muy turbulento y caótico, también es una etapa histórica de grandes cambios que iban a tambalear el país y que producirían una transformación jamás vista en numerosos ámbitos, entre ellos, la pionera conquista de las mujeres: lograron ser ciudadanas de pleno derecho por primera vez en España tras la proclamación de la II República. Pero no solo avanzaron las mujeres, ya dueñas de ellas mismas, los logros en la educación (los índices de analfabetismo decrecieron precipitadamente), entre la gente más desfavorecida, o el libre pensamiento y la laicidad eran una mentalidad común de las sociedades más abiertas. Todo ello, me hizo rescatar a unas mujeres anónimas que habían sido relegadas al olvido, contar su historia en el presente fue una gran motivación para que mi pluma fluyera. También la propia posada cobró vida para mí: mis bisabuelos fueron posaderos y republicanos, sin embargo, sus datos se perdieron con los avatares del tiempo, así que tuve que reconstruir la realidad histórica de aquellos pueblos con la rigurosa documentación recabada; además, tampoco coincide el lugar en el que vivieron mis bisabuelos, puesto que quería retratar a los personajes con todas sus libertades, por tanto, en zona republicana (el pueblo de mis antepasados se encontraba en la zona contraria, por lo que la parte geográfica es otra en la novela).

La documentación fue muy exhaustiva. Tuve que recopilar información, por un lado, a nivel general de cada periodo histórico que se representa en la novela; asimismo, a nivel específico, por ejemplo, de la zona geográfica concreta, de la historia incluyendo la perspectiva de género, de la vida social y cotidiana… Leí tanto libros de historia como de ensayo para hacerme una idea completa de cada instante que les he hecho atravesar a mis protagonistas. Puedo decir que me costó más encontrar datos sobre las mujeres de aquel tiempo, aun así, rebusqué y hallé toda aquella encomiable labor que realizaron y que quise sacar a la luz. El trabajo documental me llevó tiempo y fue arduo; no obstante, supuso para mí no solo la inspiración a la hora de escribir, sino una fuente de conocimientos y de aprendizaje que se queda ya en mi memoria.

 3. El personaje de Nieves y de Bernardo generan a lo largo de la novela un tándem particular, ninguno de ellos actuaba cómo podría esperarse, ¿cómo lo enfocaste?

La propia personalidad y carácter de cada uno de los personajes va surgiendo según la trama y conforme van pasando los años y los acontecimientos en la novela; en fin, prácticamente, van actuando y reaccionando a las diversas situaciones como lo haría cualquiera en la vida misma. Quizá Nieves pueda ser un poco más previsible si cabe, porque ella ya demuestra desde el principio de la narración que es una mujer con el pensamiento sumamente claro, y su gran fortaleza y decisión va a llevarla a poder ir saltando todas las piedras que se le van poniendo en el camino. También tiene sus momentos de debilidad como cualquier persona y, más aún, con los trágicos y desconsoladores sucesos que les van envolviendo, muy a su pesar. Además, sí que es verdad que en ciertos instantes (que no se pueden desvelar aquí), ella actúa de manera un tanto sorprendente que no se espera el lector/a (creo que cuando di lugar a que aparecieran estas acciones en Nieves, fue ella quien me llevó a ello, apoderándose de mi pluma).

Bernardo es un hombre de gran corazón abocado a pasar una vida que no era, ni mucho menos, la que le tocaba. En él vamos a ver un giro enorme a lo largo de toda la historia. Desde luego, quiero pensar que es un personaje muy real de aquella época —en mi opinión, todos lo son, todos muestran la realidad de aquel periodo, sin ningún tapujo—. Al principio, Bernardo es un hombre luchador y amante de su familia, después sigue siéndolo, pero las atrocidades de las que tiene que ser testigo le acaban atormentando. 

La fuerte unión de ambos personajes es lo que les mantiene a salvo ante el desconcertante horizonte que se les presenta.  

4. La guerra, como bien demuestras en tu novela, no se fraguó de un año para otro, ni se hizo porque sí. Así tenemos al personaje de Lucía, el de Ramiro, e incluso llegamos a ver a las generaciones siguientes. ¿Qué dificultades encontraste, si las hubo, al plantear un tiempo tan largo y con unas cuestiones tan diferentes entre sí? A mí me resultaron todas muy naturales. 

Cuando llevas tanto tiempo empapándote de la documentación, no encuentras dificultades apenas, porque tienes tanta inspiración e ideas que la imaginación y los hechos reales se combinan vertiginosamente. Cuando empecé a escribir La posada del pozo todo fue ya imparable. La época histórica, como bien dices, se sucede y se liga a la siguiente etapa, con lo cual, no me fue difícil ir estirando del hilo y sacar, finalmente, toda la madeja que supusieron  aquellos acontecimientos, primero jubilosos y de inauditos logros; más tarde, plagados de situaciones dolorosas y dramáticas. Lucía y Ramiro, ya que los comentas, son dos personajes que vienen de mundos opuestos e imposibles de mezclar, a priori, y que nos dan ese maravilloso mensaje de que los cambios son plausibles y ante el amor no hay barreras; su historia fue también la de algunas cuantas parejas de entonces. Las próximas generaciones son el símbolo de la esperanza y de que hoy estamos aquí por ellos; por lo tanto, debemos siempre arrojar verdad y luminosidad sobre sus vidas, y no olvidar sus proezas ni tampoco a esas personas que fueron.

5. Y siguiendo con la cuestión de la guerra. Una de las partes que más me gustaron por la descripción son las narraciones en el frente. ¿Has contado con testimonios reales? Parecía una descripción muy real. 

Aunque en mi primera novela, Las raíces de la encina, tuve la suerte de contar con el testimonio oral de mi abuela; esta vez, en La posada del pozo, no pudo ser. Indagué muchísimo en la zona geográfica de la provincia de Teruel, en la denominada batalla de Teruel, que engloba a todas las que existieron allí, tanto en la capital como en sus alrededores, desde diciembre de 1937 hasta febrero de 1938, cuando la capital vuelve a manos del bando sublevado definitivamente. Además de lo que supuso el frente de Aragón en la primavera de 1938. Muchas de las situaciones que pasan cuando están luchando en el frente fueron interpretadas como las reales (encontré algún que otro testimonio en los libros que consulté) y, una vez más, he podido sonsacarlas gracias a las rigurosas investigaciones de historiadoras e historiadores, que, para novelistas como yo, simplemente son imprescindibles para poder desarrollar este cuadro de época, pincelado con veracidad. Me llamó mucho la atención el contexto histórico que juega Teruel en la guerra, con unas peculiaridades únicas por su abrupto terreno y su clima, que sonsaco en mi novela. Respecto a que la descripción se ajusta a lo real, simple y llanamente, y después de todo lo que había leído sobre la guerra y sus consecuencias en las personas, pensé, ¿qué se les podría pasar por la cabeza a aquellas personas en esas situaciones al límite de todo, cuando podían perder la vida en un abrir y cerrar de ojos? ¿Qué sentirían ante tales visiones, ante tal sufrimiento? Y la respuesta fue el perfil que le di a cada uno de mis personajes.

6. Ahora vamos con una pregunta más personal. Del grupo de mujeres que has configurado en la novela, ¿cuál es tu favorita? o si no la hay, ¿qué destacaría de cada una de ellas?

Me identifico plenamente con Nieves. De hecho, y más todavía desde la segunda parte que narro en primera persona, es como si fuera realmente ella en mi túnel imaginario del tiempo —hasta ese punto llego a interiorizar el personaje—. Realmente, todas componen ese espejo de lucha, arrojo y coraje en el que quiero mirarme. La determinación de Nieves, a pesar de las adversas circunstancias que le rodean, es culminante durante toda la novela, así como sus firmes decisiones sin influencias de nadie (muchas mujeres —aquella otra mayoría— hacían lo que el marido, algún pariente o el sacerdote mismo en confesión les aconsejaba e imponía; pero mis mujeres no se aplacan y deciden por su propio criterio, por sí mismas).

También Lucía es un referente y tiene gran relevancia a lo largo de toda la trama. Tanto es así que, en ocasiones, le suple en protagonismo a Nieves; y es que todas las muchachas que, como ella, se enfrentaron a sus familias, fueron unas auténticas valientes y con una mentalidad lúcida, de las que debemos seguir aprendiendo a luchar por lo que nos mueve por dentro.

Nati y Rosa, quizás son algo menos influyentes que las anteriores al principio de la novela, aunque, en según qué capítulos su relevancia es impactante e inesperada (no puedo decir más).´

En conjunto, me quedo con todas, porque son el fiel retrato de una época precursora y sin precedentes para las mujeres, fuertes y avanzadas como son, marcada por el entusiasmo y, al unísono, teniendo que afrontar también las pérdidas o el desconsuelo.

7. Para acabar, ¿por qué recomendarías tu novela a los lectores que aún no la hayan leído?

La recomiendo porque es una manera de conocer nuestra historia y la Guerra Civil desde otros puntos de vista, aún no remarcados: el entorno rural, porque la vida de aquel entonces se hacía en los pueblos, y esa minoría de mujeres adelantadas también residía en ellos, aunque fuera en menor medida que en las principales ciudades; el contexto histórico de la guerra civil española situado en Teruel, cuyas peculiaridades podrían haber cambiado, incluso, el curso de la guerra, algo que todavía se desconoce bastante; la perspectiva de género incluida en este periodo histórico concreto, ya que hacía falta que la voz de las mujeres nos hablaran de lo que ocurrió desde su introspectiva mirada; la poética metafórica de la narración, que lleva a mirar a las personas que sufren este tiempo desde dentro, desde aquello que les va dictando su corazón en cada momento. 

Por último, la voy a recomendar porque está teniendo muy buena acogida entre mis lectoras y mis lectores, y la crítica está siendo para mí enormemente satisfactoria. De hecho, terminé la Feria del Libro de Zaragoza agotando ejemplares y, por supuesto, todo esto es algo que me llena de emoción. 

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Muchas gracias, Raquel, por concederme esta entrevista. Tu novela no nos dejó indiferentes y ha sido un lujado preguntarte sobre ella y el proceso de creación. Espero poder leer más en un futuro. ¡Muchas gracias!

Publicaciones:

• La Posada del Pozo
• Las Raíces de la Encina En el enlace podréis encontrar la información sobre la novela y podréis comprarla directamente a la editorial 
• La tinta derramada de Raquel Victoria Enlace del blog de Raquel donde publica artículos —temática femenina, histórica o de naturaleza y medio ambiente—, reseñas literarias y poesías. 

Y a vosotras... 

¡Hasta el próximo lunes!