[Reseña] La agresividad de lo desconocido. Sobre ‘Susurros extraños’ de Víctor Sáenz Barrón

No es raro encontrarse programas, ya sea en la televisión, en la radio o en internet, que nos hablen de lo que está más allá, lo que comúnmente llamamos paranormal. Sobre este tipo de información hay opiniones de todo tipo, ya lo sabéis, pero es verdad que creo que a veces deberíamos ser más benévolos con ellos, ya que lo que separa la línea entre lo desconocido e inquietante de lo conocido y complejo es el conocimiento, el saber explicar por qué suceden las cosas. Recordemos que a principios del xix la gente pensaba que la luz eléctrica era brujería.

Sin embargo, es cierto que este tipo de conocimientos son aprovechados tanto como por aquellos que viven en la política de la sospecha, como por los poderes que pretenden esconder y proteger sus propios intereses. En este conflicto entre el conocimiento oculto y los poderes que lo manejan todo se desarrolla la novela que nos trae hoy aquí, Susurros extraños de Víctor Sáenz Barrón, publicada por Ediciones Dimensionales. 

Agradezco a Masa Crítica de Babelio que organice sus convocatorias, porque ciertamente la lectura del  libro ha sido compleja pero muy satisfactoria.

Existe un lugar en el que a veces se oyen y se ven cosas que no parecen ser de este mundo, un espacio donde hay una puerta que permite acceder a otra dimensión, un sitio que hace que tengas algo en común con todos los que han estado y estarán allí.

Hay experiencias que cambian tu vida y dan un vuelco a tu existencia, haciéndote abrir los ojos a nuevas realidades de forma que nunca puedas volver a ver las cosas de la misma manera ni a ser la misma persona.

Algunos mensajes es mejor no recibirlos nunca.

El escalofrío inquietante

Un hombre está acorralado entre la policía y una oscuridad que le acecha. Sin ver ningún tipo de salida decide que si no puede cumplir su destino, desaparecerá. Tiempo después, una familia construye la casa de sus sueños, La casa azul, en ella tienen todo por delante, el marido montará su estudio de arquitectura y la mujer cambiará de trabajo para buscar uno más satisfactorio. Sin embargo, poco a poco, Pedro irá perdiendo el norte y el objetivo de todos sus actos. Sara por su parte querrá proteger a su familia, por lo que pedirá ayuda para recuperar a Pedro. Quizá, sea lo peor que ha hecho nunca.

Entre Stranger Things y Black Mirror,  Víctor Sáenz Barrón nos aproximará a una realidad que nos inquieta por lo parecida y extraña que es, a la vez, a la nuestra. Sin establecer un claro protagonista, ni siquiera una pauta de acción hasta que nos adentramos más en la historia, nos enfrenta a una novela coral donde se contemplan todas las alternativas posibles, convirtiendo a sus personajes en representación de los tipos de nuestra sociedad actual, además, con un claro elenco femenino: la madre que protege a su hijo, la mujer independiente que lucha en un mundo de hombres, la mujer que ha llegado a un puesto de responsabilidad, la aventurera… Y todas ellas unidas bajo la misma problemática, la relación con esa sombra.

La sombra, el motivo que nos guiará durante toda la novela, a veces con nombre a veces un simple fenómeno lumínico, será que los vaya dando la configuración de un mundo que conocemos. Como entidad, o personaje, sus reflexiones sobre la humanidad y el mundo que no puede alcanzar provoca que, más allá de que sea una narración más o menos realista o verosímil en nuestro presente, los valores y reacciones tanto propios como de los personajes sean los mismos que encontramos en nuestro día a día. Consigue de este modo nuestro autor de hoy que el lector sienta ese escalofrío y esa turbación que le hace mirar atrás durante la lectura.

La incertidumbre del más acá y lo real del más allá

Podemos suponer que cuando nos encontramos ante una novela de terror paranormal, lo que más inquietud nos va a provocar son los fenómenos descritos en la novela, pero, sin desmerecer las estupendas descripciones de los fenómenos inusuales en la novela, en este caso lo que más nos perturba es lo que sucede en la realidad de los personajes.

Grandes corporaciones que pueden ser las dueñas indiscutibles de una persona por haberla creado, la vigilancia extrema para favorecer los intereses del estado o la geolocalización constante de cada uno de los miembros de la comunidad, son realidades que cada vez nos son más cercanas y que ensayamos en la literatura. Poder leer cómo podría ser ese mundo y sus consecuencias es un privilegio que nos ofrece el género de la ciencia ficción y que nuestro autor ha sabido aprovechar con todos los honores. Esto ha sido gracias al alejamiento de una ideología particular y la exposición en crudo de los hechos que suceden en la novela,

Por otro lado, ese más allá no nos es ajeno, puesto que, inteligentemente, este se nos presenta humanizado para que podamos comprenderlo. ¿Dónde reside entonces el conflicto que nos aterroriza? En la capacidad de influencia que lo desconocido tiene en nosotros. No nos aterroriza tanto que aparezca una sombra, sino que esta consiga que tal o cual persona haga una determinada acción. Las justificaciones nos dan igual, ya que tan válido es querer salvar a alguien como la posibilidad de tener una vida con comodidades. La cuestión que provoca el terror es el medio, no el fin.

Un viaje, sí, lector 

Cuando me han preguntado que cómo iba con el libro lo único que podía decir, para ser sincera, era que me sentía como si hubiera consumido drogas y todo se tambaleara a mi alrededor. El autor consigue que el lector se sienta desubicado durante la primera mitad del libro  y, sin embargo, no le arroja de él. La tensión narrativa es lo suficientemente fuerte para que el lector decida continuar con ese viaje entre psicodélico y de mal rollo hasta conocer qué es lo que está pasando. Estas sensación no solo se consigue con la ausencia de información, sino también a través de las descripciones de los lugares donde se desarrolla la acción, con colores y formas nada habituales en nuestro día a día, y con las reacciones de los personajes, que pueden parecernos incomprensibles, pero lógicas.

Ese punto de más allá y de conspiración, junto con la idea de una realidad distorsionada por algo que no terminamos de comprender es lo que hace que la obra de Víctor Sáenz no pase para nada indiferente. Una pieza de ciencia ficción que nos transportará a través de las dimensiones para que nos planteemos qué estaríamos dispuestos a jugarnos por otra vida.

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