[LC] El valor del tempo. Sobre ‘Everless. La hechicera y el alquimista’ de Sara Holland

Las metáforas que empleamos con la palabra tiempo son del todo diversas y a la cual más interesantes. Como si fuera un ente en propiedad, en muchos casos hasta entendido como algo físico, creemos que el tiempo lo gastamos, lo malgastamos, lo recuperamos o incluso lo frenamos y aceleramos. Manipulamos el tiempo casi a nuestro antojo con el lenguaje, porque como seres vivos es quizá una de las primeras cosas con las que aprendemos a convivir a pesar nuestro. El juego con el lenguaje  llega un tiempo después, pero lo adquirimos en propiedad cuando somos capaces de jugar con él, cuando somos pequeños.

Nuestra autora de hoy ha tenido muy clara cuál es la relación de los humanos con el tiempo y ha querido darle forma que, en mi opinión y experiencia lectora –que es diferente a la de otros lectores, claro–, ha hecho un historia original y con un conflicto que si bien muta queda bastante bien asentado en su base. El libro es Everless. La hechicera y el alquimista y la autora es Sara Holland. Lo he leído gracias al club de lectura de Entre Lecturas, así que vamos allá con un nuevo Lunes de LC.

El tiempo es una prisión, y ella es la llave.

En las tierras de Sempera, los ricos controlan todo… incluso el tiempo. Desde la época legendaria de la alquimia y la hechicería, las horas, los días y los años se extrajeron de la sangre, se combinaron con el hierro y se conservaron en monedas. Ahora, aristócratas como la familia Gerling florecen durante siglos, mientras el pueblo vive sus escasos años con amargo resentimiento.

Y nadie está más resentida con los Gerling que Jules Ember. Su padre y ella trabajaron hace mucho tiempo en Everless, el palacio de los Gerling… hasta que un funesto accidente los desterró de allí. Ahora, desesperada por ganar tiempo, Jules regresa a Everless en medio de los preparativos para la boda de Roan, el más joven de los hermanos Gerling, con la hija de la Reina.

Entre la inesperada amabilidad de Roan, la crueldad de su hermano Liam y los escalofriantes rumores que rodean a la Reina, Everless posee más tentaciones –y peligros– de lo que Jules jamás imaginó. Las historias de su infancia comienzan a adoptar nuevos significados, arrojándola a un pasado cada vez más profundo que le cuesta reconocer y revelando una enredada trama de violentos secretos que podrían cambiar su futuro –y el futuro del tiempo– para siempre.

El tráfico del tiempo

Jules vive en Crofton una pequeña aldea perteneciente a las tierras que dominan los Gerling. Las deudas abruman a Jules y su padre y, sin otra alternativa, la muchacha decide dar su tiempo de vida a cambio de dinero. La operación es muy sencilla, irá al prestamista, le dirá cuánto tiempo necesita, este le sacará la sangre, la combinará con hierro y así obtendrá el dinero de tiempo que necesita para que su padre no se sangre más y muera. Sin embargo, todo cambia cuando llegan las noticias: Roan Gerling se va a casar con Ina Gold, hija de la reina de Sempera. Se necesitan criadas en Everless y es un trabajo que se paga muy bien, un año de vida por mes trabajado. Jules tiene la clave, volverá a Everless, de donde escapó siendo una cría y a donde su padre le ha pedido que jure no volver, para pagar la deuda… y ya de paso si ve a Roan…

Así se plantea la cuestión que envuelve toda la trama. Su motor, el hecho de que se trafique con el tiempo de vida de los habitantes de este mundo, Sempera, se explica desde el comienzo de una manera muy directa y muy cruda. En este sentido me ha gustado y me ha parecido que el libro tiene un comienzo potente, porque en unas pocas líneas te suelta en un mundo que conoces y al que no se le da un excesivo misterio. Incluso, en caso de que necesitáramos saber cómo se ha llegado a eso, la narración nos explica hasta la mitología del propio sistema de sangre y hierro: la historia de la Hechicera y el Alquimista. Obviamente, no nos resulta ajeno porque es una metáfora de nuestro propio mundo, sin embargo, no lo explicita en ningún momento, lo naturaliza y dice este mundo es así y punto.

Pero más allá de la historia, es cierto que me parece que es una representación de nuestro sistema económico muy interesante. Creo que el tráfico de tiempo con el que se juega, aunque se coordine en un sistema casi de nobleza y monarquía frente al pueblo, explica muy bien el valor de ambas cosas en nuestra realidad, del dinero y del tiempo, y me parece un acierto que en el mundo de Everless este sistema haya llegado a darse por una traición. Sara Holland a través de un mundo de fantasía muy completo ha conseguido hacer una representación muy muy interesante de nuestro hoy.

El tempo y el personaje

Ya fuera del concepto, a nivel narrativo otra vez me encuentro ante un libro que divido en dos en función del tiempo y, otra vez, me resulta este irregular, yo creo que ya debe ser cosa mía. En este sentido, podríamos decir que hay en la novela dos partes diferenciadas: toda la exposición del mundo, la presentación de personajes y de la vida en Everless; y otra a partir de la llegada de la hija de la reina, Ina Gold, para su boda con Roan.

La primera parte me ha parecido súper ágil, la narración no se detenía a describir un personaje, sino que lo dejaba actuar para que lo entendiéramos. Sin duda es la forma en la que más me gusta ver a los personajes. Así se nos presenta a Jules Ember, protagonista, una chica fuerte, pero un poco cabezota e ingenua que por darlo todo se da hasta ella; Roan Gerling (en fin, no diré nada), Liam Gerling (leedlo de verdad), la Reina, Ina Gold –ambas descritas como se espera de la nobleza–, etc. Además, se nos dan las descripciones de las tierras de Sempera de una manera tan sencilla y bien escrita que eres capaz de imaginártelo. Y la acción sucede y, aunque la magia lo envuelve todo, el misterio no reside ahí, sino en la identidad.

Ahora bien, la segunda mitad me ha parecido más densa primero por la cuestión de la identidad y segundo por el conocimiento de falsedad del mundo. Aunque al lector no se le cuentan, se pueden ver ya los trapicheos y tejemanejes del mundo  de manera que, parece que en Everlees no todo el mundo es quien dice ser. La identidad se convierte en un valor y la falsedad densifica la trama. Creo que por eso esta parte me ha costado más, porque sufría con cada nuevo tropiezo de la ingenuidad de Jules, algo así como: ¿por dónde me van a llegar los golpes?

Con ganas de Evermore

Pues sí, porque, aunque no hay nada que me rebote más que un libro que se corta como si le hubieran pasado un hacha, creo que la autora ha sabido cerrar sin cerrar. El final me ha dejado un regusto raro porque como a dos tercios del libro ya me había imaginado toda la historia. No obstante, ha estado bien confirmar hipótesis y sí reconozco que no termino de ver qué me puede dar más allá de lo obvio Evermore, pero terminaré la bilogía. Ha sido una lectura adictiva, con un mundo que me ha parecido original y con una política y mitología que te llevan a querer saber más. Espero que os animéis con él. 

El libro en el Bolsillo

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