[Reseña] Bajo el frío, el fango. Sobre ‘Secretos y mentiras’ de Daniel Mendoza

Como nos gustan los cotilleos, si encima hay algún pecado de estos que se llaman por ahí capital, mejor que mejor. Cuidado, yo soy la primera que se engancha a este tipo de narraciones, porque al final parece que en nuestra naturaleza tiene que haber algo de morboso. De ahí, creo yo, que los thrillers nos gusten tanto, pero si además, suceden en la América profunda (ese mundo mítico) y en un pueblo donde todo el mundo se conoce, nos gustan más.

Este es el caso de la novela que nos trae hoy ante las teclas, Secretos y mentiras de Daniel Mendoza. Con esta obra el autor se estrena y, para mi gusto, se estrena por todo lo alto. Frente a otras ocasiones en donde el gusto ha residido en lo personal, en este caso cabe decir que la técnica del autor y su empleo de la tensión narrativa es excepcional. Además, a nivel personal, me ha gustado mucho porque, como decía más arriba, las intrigas y las traiciones, al fin y al cabo, los secretos y mentiras, me encantan.

Parece que nunca pasa nada en Coldtown, un frío pueblo del estado de Montana. Sin embargo, un buen día empiezan a aparecer notas anónimas que empezarán a destapar los más oscuros secretos de los habitantes de Coldtown.

Papeles al vuelo

Es difícil que no te pillen, más aún si quieres hacer algo en la puerta del propio ayuntamiento sin que nadie te vea. Pero lo consigue, las notas están allí y el pueblo de Coldtown por fin sabrá la verdad de todos sus habitantes.  El sheriff Mills tendrá a sus espaldas a medio pueblo, entre ellos el alcalde, para que descubra cuanto antes quién es Equis, la persona que está descubriendo a través de notas anónimas el fango bajo la nieve.

Victoria Legan quiere salir de su situación y toma la iniciativa. De manera general ha conseguido siempre lo que ha querido, y esta vez no iba a ser menos. Un cambio de vida que la llevará del sur al norte.

Estas son las dos líneas argumentales con las que nuestro autor de hoy, Daniel Mendoza, irá entretejiendo su historia y enredando al lector en una obra que destaca por su trama y el mantenimiento de la tensión narrativa. En ella los diferentes personajes de Coldtown actuarán en función de tres variables: lo que han hecho, lo que sospechan y lo que dicen las notas.

De este modo, al principio de la narración encontraremos una disposición muy pasiva, tanto del pueblo como de las fuerzas de seguridad. Los implicados en el primer escándalo salen pronto del asunto y, al final, al igual que los habitantes de Coldtown e incluso el propio sheriff, lo que quiere el lector es que continúen pasando cosas.  Este es uno de los puntos fuertes de la tensión narrativa de la historia porque cuando en un thriller aparecen los asesinatos, de una manera o de otra, quieres que terminen. Sin embargo, en este caso no, queremos que se sigan descubriendo secretos porque ya han pasado.

Así, poco a poco la historia crea su damero en donde las piezas se mueven cada vez más rápido, aumentando de esta manera la tensión, hacia un fin de partida que, en mi experiencia lectora, no es muy probable que te esperes, o al menos no tal y como lo hace.

Los puntos de tensión se marcan en función de esas notas anónimas, sí, pero se aceleran gracias al conflicto entre la expectativa y realidad. Expectativa que no surge, en este caso, solo del lector, sino también de los propios personajes, que sabiendo casi todo, no saben actuar con respecto a nada.

¿La relatividad del crimen?

Ese no saber actuar nos llevará a plantearnos cuánto de malo es un crimen y en qué circunstancias. A medida que nos adentramos en el fango de la ciudad, nos damos cuenta de que se empieza a relativizar aquello que se condena desde un primer momento, hasta el punto de que la primera nota nos parece algo incluso infantil. Y así, igual que la tensión aumenta por los giros de guión, la relatividad aumenta a cada nuevo descubrimiento y juntos comienzan a desquiciar a los personajes y al lector. El lector empezará muy pronto a convertir se en detective paranoico, mientras que los personajes comenzarán a presentarse todos como culpables e incluso a sentir cierto arrepentimiento por lo que hicieron. Vamos, que en ese pueblo no se salva ni el apuntador, como se suele decir. 

Este planteamiento me ha gustado mucho, porque me ha hecho entrar en una dinámica de «a ver quién la hace más gorda» y me ha permitido querer ahondar en la personalidad de quienes intervenían en la historia. Y, cabe decir, que la gran cosa no es algo que no hayamos leído nunca, pero para cuando llegamos al momento clave comprendemos las implicaciones de lo acontecido e impacta. 

Así, los celos, las deslealtades, la corrupción, pero también la lealtad extrema, el arrepentimiento, etc., juegan con unos personajes que cuando llegan a la historia están completamente formados. Todos excepto uno. Todos los personajes serán completamente oscuros, tendrán vicios y tendrán mucho que ocultar, claro, pero especialmente el personaje de Victoria Legan está diseñado con mucho mimo y mucha verosimilitud en este aspecto. Creo que el poder de Daniel en esta obra es que leyendo una ficción, no nos parece descabellado que estos seres existan y eso le añade un gran plus a la novela.

Un secreto es un tesoro

Resumiendo de manera muy directa, tengo que decir que el libro me ha encantado y me ha parecido muy bien hecho. El equilibrio entre el secreto y el conocimiento es muy frágil y el autor ha sabido manejarlo en todo momento. Esto invita al lector a entrar en la obra, casi como un personaje, e investigar, a lo que ayuda un estilo ágil y directo, dispuesto a dar pero tampoco a regalar, con la sencillez y la adaptación necesaria para cada personaje, y sobre todo con el saber estar.  Además, los personajes, como hemos dicho más arriba, están muy bien construidos, su manera de hacer no contrasta, no choca, con ninguno de los pensamientos, y si lo hace en seguida comprendemos el porqué. Además, son el motor de la narrativa, gracias a sus sospechas y reacciones.

Añadamos a lo dicho lo que decíamos al principio, que el manejo de la tensión narrativa es fenomenal y el avance de la trama no es una línea recta, sino un estupendo entramado que nos sabe guiar y en el cual terminamos guiándonos. Os animo a leer esta novela, no creo que os arrepintáis.

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