[Reseña] De pecados y otros menesteres. Sobre ‘Tóxikas’ de Pilar Pedraza

Hay una expresión que dice «ser más papista que el Papa» y desgraciadamente en la actualidad no paramos de encontrar personas que, por defender algo que creen que está bien, se pasan en la defensa y se convierten en caricatura. Generalmente, cuando sucede esto, es porque ese ser humano en cuestión está defendiendo algo más allá de sus posibilidades y ganas reales.

Sobre esta idea, escribe Pilar Pedraza, nuestra autora de hoy, y hace una finísima crítica sobre el consumismo y su pecado a través del consumo de carne (en la mayoría de los casos). El libro en cuestión es Tóxikas publicado por la editorial Cazador de ratas y lo he podido leer gracias a Masa Crítica de Babelio.

Tóxikas se resiste a clasificaciones, rehúye las etiquetas; es una obra a un tiempo realista y fantástica, gótica y costumbrista. En ella Pilar Pedraza reflexiona sobre el acto cotidiano de comprar y alimentarse, sobre nuestra doble vida como cuerpos que consumen y sueñan, que comen y recuerdan. En todas sus historias emerge la condición siniestra de la carne. 

Es la experiencia física vista desde el prisma de lo extraño, empezando por la gestación anómala y acabando con la muerte y el sepelio; pero también la corporalidad atravesada por una institucionalización que abarca desde la compraventa de productos hasta la medicalización de nuestro interior.

Los cuentos de Pilar nos instan para ello a pertrecharnos con las armas de la cultura y a observar con los anteojos de la literatura. Buscan siempre una perspectiva nueva, una literatura diferente, que no se arredra a la hora de quebrantar las normas.

La línea divisoria

Tóxicas es un conjunto de doce relatos donde nuestra autora realizará un análisis que va más allá de lo mundano, pero sin dejar de manejar la superficialidad, sobre la cadena de inevitabilidades que nuestra sociedad nos impone convirtiéndonos en seres coherentemente contradictorios.

Para ello los relatos emplearán el consumo de algún tipo de carne e irán escalando  en grado y formas de consumo hasta llegar al consumo del propio ser humano. De ahí su título, estas carnes, incluida la humana con la que empieza y acaba, son tóxikas porque, aunque la mente sea preclara, la propia protagonista de los relatos, María Posa, no puede sustraerse a su consumo.

De este modo, los temas que se tratan en el conjunto son los que conocemos todos y los que pretendemos evitar: la mujer como engendradora, el consumismo, el veganismo, el sadismo, la muerte como inmigración y la muerte con fetiche, entre otros. Si analizamos bien en todos los temas encontramos la idea de la ingesta y evacuación separadas por una fina línea que dependerá de cuánto esté dispuesto el lector a entender la ironía y el pequeño toque de humor que usa la autora en su exposición.

Rápido pero contundente

A nivel de estilo, el conjunto de los relatos nos ofrece narraciones sencillas, costumbristas con algún toque gótico, donde lo que sucede está muy claro y donde la complicación está, como acabamos de ver, en la comprensión profunda de las ideas que se maneja.

La prosa de la autora consigue que estas ideas, sin entrar mucho en ellas porque ya hemos hablado de ellas, se transmitan al lector de manera contradictoria, o mejor dicho, provocan la contradicción en el lector para que sea consciente de la misma. Sé que quizá os parezca complejo, pero no es. El punto de partida es exponernos a un personaje que lucha por hacer lo que está bien, aunque en esencia le parezca una idiotez. Y ahí es donde el lector sufre su catarsis.

Para ello, como decía más arriba, tendremos narraciones sencillas con un estilo directo y sin tapujos, que nos explicará tal cual las piensa la protagonista, y con un vocabulario que no lleva a eufemismos. Para ello, emplea la carne como símbolo de todo lo vivo y lo muerto, y, sin embargo, en los relatos, la muerte es la muerte, el sadismo es sadismo y el consumo es consumo. De ahí que hablemos de la sencillez narrativa.

La cuenta…

Resumiendo todo esto en un único párrafo y a modo de recomendación, creo que esta obra debe leerse sabiendo que no estamos ante un libro de entretenimiento, sino ante una narración para reflexionar. Conocido esto, sin duda recomiendo el conjunto de los relatos.

La literatura no solo sirve para evadirnos de aquello que no nos gusta o que nos supera, sino también para hacer frente a aquello que tememos o que no hacemos consecuentemente. Desde luego, no es una lectura cómoda, pero sí que, si somos sinceros con nosotros mismos, nos removerá y ayudará a asimilar esa coherente contradicción en la que vivimos.

El libro en el Bolsillo

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