Nunca
sabemos cuándo se nos puede marchar una persona que realmente nos importa. Aun
peor resulta si, además, nos damos cuenta de cuánto nos importaba después de
que se haya marchado. ¿Podríamos haber asumido antes lo que sentíamos?,
¿podríamos haber madurado para esa otra persona?, ¿el sentimiento era mutuo? En
muchas ocasiones esas preguntas aparecen y desaparecen como estrellas fugaces,
pero si la estrella no es fugaz y es Sirio, Canopus o Arturo, siempre
continuaremos preguntándonos qué hubiera pasado si.
En
esta ocasión he querido unir en este post dos de mis aficiones, Japón y la
ciencia ficción y me he planteado qué es lo que nos ofrece la novelización de
un corto japonés. Para mí es una historia sobre la fe y la paciencia: Voces de una estrella distante, de Makoto Shinkai.
Esta
obra se adscribe al género de la novela ligera japonesa. Un tipo de novela
sencillo en su estructura, pero que no tiene por qué serlo en trama, escrita y
llamada así porque para su escritura se emplea el alfabeto más sencillo de los cuatro
que posee el japonés. De esta manera la historia puede llegar a todos los
públicos (conozcan o no muchos kanjis) y que, aunque emplea un lenguaje sencillo
y el recurso de la sobrexposición, puede transportarnos y hacernos pensar como
la obra más compleja. Ligera o sencilla no significa siempre leve o insulsa.
La
novela comienza en un instituto cualquiera de Japón en el 2048. Dos estudiantes,
Nagamine y Noboru, comparten su tiempo libre después de las clases tomando algo en una parada de autobús. Todo es
normal hasta que aparece una nave espacial comandada por la ONU. Este hecho,
impactante para nosotros, pronto nos es revelado como algo esperable dentro del
mundo en el que nuestros protagonistas se desenvuelven, ya que la Tierra parece
estar amenazada. Nagamine aprovecha entonces para contarle que ha sido
seleccionada para ir en esa nave, la Lisitea, y combatir contra los tharsianos.
Ante la perplejidad de Noboru, cada uno va a su casa y ya no se vuelven a ver.
Su única comunicación en el tiempo y en el espacio será a través de mensajes de
móvil.
Tradición y ciencia ficción
La
historia comienza y se nos cuenta que, unos cinco años antes del inicio de la
novela, el hombre consiguió llegar a Marte y en este planeta descubrió unas
ruinas de lo que parecía una civilización inteligente. Sin embargo, un
incidente, que se supuso que era una ataque tharsiano (de los habitantes de
Tharsis, Marte), puso a todo el planeta Tierra en alerta. Esto se denominó «crisis
tharsiana» y es lo que lleva a que Nagamine por el honor de su pueblo y de su
propia persona se embarque en la Lisitea y aprenda a conducir las naves de
combate tracers.
Mientras
tanto, Noboru permanece en la Tierra, pasa a bachillerato y vive una vida como
cualquier otro chico. Con él conoceremos cómo es la cotidianeidad en un planeta
que tiene enviados en el espacio. Veremos las reclamaciones de los familiares,
cómo se ocultan las noticias o como actúa la prensa.
De
esta manera, con estos dos espacios nos encontraremos la conjunción entre mundo
tradicional japonés, que tantas veces hemos visto en series y en películas como
las de estudio Ghibli, con los avances que se le presupone a una historia de
ciencia ficción, más si esta trata, literalmente, de una historia marcianos.
Ambas se entrelazan gracias a la manera en la que se vive la vida diaria en la
nave y gracias a la normalidad con la que se habla en nuestro planeta sobre el
hecho de que hay combatientes espaciales. Todo se mezcla hasta llegar a una
armonía entre lo tradicional y lo ciencia-ficcional: se nos habla de la
jubilación de los miembros de la Lisitea, a su vez Nagamine sigue vistiendo el
traje del instituto en la nave, por su parte la sociedad está enfocada en
profesiones tecnológicas, sin embargo, en la nave las relaciones son casi
escolares, etcétera.
No
obstante, aunque estén bien enlazados esto no supone que no haya contraste
entre un mundo y otro, de hecho, es en el contraste donde se desarrolla la
parte más interesante de la novela. ¿Qué supone esto y qué pasa con Noboru y
Nagamine?
Por favor, escucha la voz
La
verdad es que analizar a estos personajes supone un gran esfuerzo por no
enfadarse con ninguno de ellos. Son compañeros de clase, han ido juntos a
extraescolares e, incluso, habían planificado acudir al mismo centro para el
bachillerato. Sin embargo, Nagamine es llamada a filas y
no se niega y Noboru, ante este hecho, siente envidia, por ello no logran
despedirse. ¿Tan importante era el deber o la envidia?
Cuando
Nagamine ya está en la nave y se ha mostrado la mejor en su adiestramiento, ya
no tiene nada en lo que pensar y escribe a Noboru mensajes de texto. El
objetivo no del todo consciente de estos mensajes es explicarle sus sentimientos y alimentar la ilusión de volverlo a ver. Aunque, por supuesto, ella
tiene dudas sobre qué pasará con Noboru.
Sin
embargo, aunque a través de ellos el muchacho, y los lectores, va comprendiendo
la situación y comienza a preocuparse por cuándo volverá su amiga; la añoranza
y el agravio comparativo (ella está pilotando naves en el espacio y eso es
guay, él tiene que estudiar) hacen que decida romper el contacto con ella. No
es más que una antigua compañera de instituto. No es hasta que se estera de que
ella está entrenando para ser piloto de combate, cuando comienza a preocuparse
de verdad y se pregunta realmente cuándo la volverá a ver.
Como
vemos el proceso de Nagamine es más rápido y transparente que el de Noboru. La
distancia y el aislamiento le permiten poner en orden sus sentimientos,
mientras que él sigue un proceso gradual, parece que más terrícola, donde
parece que todo es más importante que sus sentimientos. El problema ahora será que
el espacio no es el único impedimento, sino también el tiempo. Poco a poco
comienza a haber un desfase entre uno y otro. Es lo que tienen los viajes
espaciales.
El
primer salto temporal, de un año, hace patente la preocupación en Noboru.
Cuanto más lejos y más tiempo más enganchado está a Nagamine. Acaba de mantener
un combate con los tharsianos, ¿está viva?... No será hasta después de ocho
años, siguiente salto temporal, cuando sepa qué ha sucedido. Para protegerse y
hacer una vida normal, decide olvidarse de su amiga. Sin embargo, a medida que
se acerca el momento en el que sabe que recibirá noticias de Nagamine, su vida se va desmoronando. Rompe con su
novia, se vuelve más frío y asocial y se centra en sus exámenes de acceso. Va a
ser ingeniero de comunicaciones. Recibe el mensaje de Nagamine, sobrevivió y lo
que él siente en la felicidad absoluta.
Nuestra vida en 2056, ¿superaremos el
espacio-tiempo?
Es
cierto que no he comentado nada de Nagamine, de su vida en la nave, de sus
operaciones en el espacio. No vive una vida fácil, no vive en un entorno
amigable y es precisamente por eso por lo que su desarrollo es más rápido.
Además, en su personaje, encontramos cuestiones más metafísicas, por decirlo
así, que el simple hecho de querer o no a Noboru. ¿Hay vida inteligente en el
espacio? ¿Quieren que la humanidad crezca de su adolescencia? ¿Por qué he
elegido esta vida? ¿Cuándo terminará?
Ella sabe que quiere a Noboru, llora mucho por
ello, lo que no sabe es si le está permitido, si tiene derecho a tener
esperanza, tanto de volver como de volver a ver a Noboru.
En
el año 2056 en la Tierra se recibe un aviso, la Lisitea ha sido atacada y un
80% de la tripulación ha sido exterminada. Se requiere que acuda una nueva nave
para hacer la operación de rescate. Noboru se embarca en ella. El desajuste
temporal se reordena. Puede que Nagamine vuelva a casa, a la parada de autobús,
puede que Noboru la encuentre. De llegar a reunirse para ella solo habrán
pasado cuatro años, para él ocho. Para ambos, una vida entre la fe y paciencia.
He visto varias obras de Makoto Shinkai, pero esta no la conocía, así que tendré que poerle remedio.
ResponderEliminarSabiendo cómo son las obras que crea Makoto estoy convencida de que esta también me va a encantar.
Además, tu reseña ha hecho que me interese incluso más jejeje.
Nos vamos leendo.
¿Mi Tesoro? Libros
Hola Mar,
EliminarMe alegro de que ye haya gustado la reseña. Yo me he leído la novela y la verdad es que conmueve (como todo lo que hace Shinkai, la verdad jeje), el corto aún no he podido verlo. Si lo encontrara, te paso el enlace.
Nos vamos leyendo ^,^
Hola he visto varias obras de Makoto Shinkai y me encantan, ya que estan llena de muchas emisiones y sentimiento, sin embargo, no sabia de esta. Me dan ganas de ver el OVA asi como leerme la novela, espero poder conseguirla. Gracias por esta entrada. Saludos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, si encuentro el corto lo pongo por aquí para que podamos verlo todos.
EliminarGracias por tu comentario, Cecy.
Nos vamos leyendo, besos ^,^!