Una forma inadecuada. Sobre Idealización del amor y los sentimientos -Ideales adictivos sobre el amor- de Sara J. Pajares

A veces cometemos errores. Esos errores pueden tener diferentes magnitudes y se pueden resolver con cierto porcentaje de éxito. Sin embargo, hay errores que nos marcan para siempre, que nos determinan y nos conforman como somos. Errores que, en realidad, se podían no haber cometido de manera muy sencilla, pero que porque somos humanos y sentimos no somos capaces de dejar de cometer. 

Sobre esto, fundamentalmente, es de lo que trata el libro que nos trae hoy aquí Idealización del amor y los sentimientos -Ideales adictivos sobre el amor- de Sara J. Pajares, autopublicado en Amazon. Agradezco a la autora que me enviara el ejemplar de su libro. 

En este caso la reseña será un poco diferente al resto, ya que es una obra muy breve, por lo que así será la reseña, y porque lo que os traigo hoy aquí no es una novela, sino un compendio de textos. Estos textos dejan fluir el pensamiento de la autora a través de un hilo narrativo, la historia de la Princesa, que le permite reflexionar sobre lo que le va sucediendo a ese personaje metafórico. 

Del amor a la pasión, el error del primer fuego

Cuando nos embarcamos en esta historia, Princesa está sufriendo, ella vive un amor que pasará a la pasión, a seducirle la mente. Lo primera que nos cuenta este personaje etéreo es que le gusta imaginar cómo los hombres a su alrededor la seducirían, le gusta pensar cómo la intimidaría. Y alguien la hace sonreír, así pasa de la imaginación a la realidad y comienza el cuento

El riesgo que se corre con el texto de la autora es ser en exceso crítico con sus palabras, ya que al contar una experiencia que nos puede resultar tan personal (aunque recordemos que la ficción es la ficción), no podemos evitar opinar. Lo que sí que podemos decir es que en esta primera etapa donde la realidad aborda al personaje en forma de «chico del gimnasio», Princesa comete un gran error. No solo ya el que ella nos testimonia, el mostrarse diferente por miedo a que le hagan daño, sino también el aplicar ciertos estereotipos del hombre y la mujer a la relación.

Así, a través de la prosa alirada, llena de repeticiones y ecos, vamos viendo como la protagonista de este fluir de pensamientos comete un error más que garrafal: supeditarse a un otro que no la ama.

Del amor a la compañía, el engaño del no sentirse solo

Sin embargo, no se puede juzgar a la Princesa, antes de que todo sea un error irremediable, que llegaría a dolerla más que su decisión, que hubiera destrozado aquello que después surgiría, decide que en los límites de las puertas no se puede permanecer. Así ella sale de ese fluir hacia delante al que era arrastrada por él. Pero no cae en buen abismo. A veces en la vida nos equivocamos y nos dejamos llevar por más nubes que pájaros.

Sin embargo, nuestra protagonista decidirá no relatarnos nada de esa historia. Demasiado cruel la cuestión para hablar de ella. Demasiado dolor que, según parece no entra en las palabras.

Pero como decíamos, rendirse o, mejor dicho, decidirse y apostar, aunque salga mal, no puede llevarnos a caer en un engaño. En el caso de nuestra metafórica protagonista sale bien, vuelve a ese «chico del gimnasio» ya sin pretensiones. No obstante, este final me hace preguntarme has qué punto no estaría bien esta princesa sola, hasta qué punto no es compañía lo que busca y la disfraza de amistad o en aras de la amistad destruye su verdadero sentimiento.

Un cierre apoteósico y alguna que otra perla

Finalmente, acabada su escritura, la protagonista única de este hilo de reflexiones hace dos odas. La primera, más de mi gusto, lo reconozco, es una oda a nosotras, para que nos levantemos. Es una oda a no dejarse los trozos en el asfalto, a recomponerse y volver a sentirnos nosotras mismas, porque todo pasa y nos pasa. La segunda, quizá no me gusta tanto por lo que conlleva sobre el hilo narrativo, es una oda a ese hombre que al final ha quedado ahí para el acomodo de la princesa.

A veces, sin querer, exaltamos a quienes nos ayuda en un momento determinado de la vida y lo cierto es que, tal y como he interpretado yo esta cadena de pensamientos y reflexiones, esta trama que nos narra esta mujer, ese al que alaba no ha sido del todo justo con ella, no ha sido todo lo generoso que podríamos esperar de un alma de esa magnitud. En cualquier caso, lo que hemos aprendido, desde luego, es cosa de la princesa.