«Ha llegado un allegado». Sobre Pinceladas de Harmonía de José Luis Fernández Juan

Un día descubrimos algo, un libro o incluso un tema, que nos resulta extremadamente interesante, tanto es así que no podemos dejar de pensar en ello, de investigarlo y trabajarlo. Eso es lo que podríamos llamar ‘tener una pasión’. Normalmente, esas cosas si nos obsesionan a edades tempranas suelen caer ciertamente en el olvido, sin embargo, ¿qué sucede cuando esto no es así? Que dedicamos toda la vida a ello, a riesgo de perder la cabeza. Pero si por un momento lo conseguimos, aunque solo sea por un instante, nuestro alrededor se convierte en un mundo casi mágico.

Este podríamos decir que el punto de partida de nuestra obra de hoy, Pinceladas de Harmonía, publicado por la editorial Círculo Rojo. En ella se nos presenta el mundo de Harmonía donde cada uno de sus habitantes se dedica a aquello que más le gusta hacer, coloreando el mundo con su ingenio. Antes, debo dar las gracias a José Luis Fernández Juan, que se puso en contacto conmigo a través de mi correo para mandarme un ejemplar, dándome así la oportunidad de adentrarme en este fantástico mundo.

En diecisiete pinceladas, José Luis te invita a conocer el fascinante mundo de Harmonía con su cielo de violines y sus efervescentes habitantes vestidos de estrellas. Cuanto más los vayas conociendo, más los irás queriendo. Cuando cierres el libro, te seguirán acompañando.

Aquí nada es gratuito. Todo tiene sentido. Cada frase es una fiesta. En cualquier momento puedes encontrar la expresión más bella. Las palabras son mágicas, como sus juegos.

Bienvenidos a Harmonía

En las alturas del Monte de la Concordia encontramos el paraje de Harmonía, donde la paz, la fraternidad y la tolerancia al contrario reinan a sus anchas. Así la lluvia se lleva bien con el sol, la realidad con el surrealismo y los nativos con los turistas. Sin embargo, Harmonía es mucho más, será la conciliación en una narración de la literatura y la filosofía, un mundo especial entre el realismo mágico, Amanece, que no es poco y ciertos toques del filósofo Wittgenstein

Construida a través de las palabras que nacen en el propio relato («hodiarnos», que proviene de hodie, ‘hoy’ en latín, será en el libro la palabra cotidianos, por ejemplo), y con las estructuras mayores y menores del lenguaje, Pinceladas de Harmonía nos contará las historias de sus habitantes, sus ocupaciones y sus relaciones. Cada uno de ellos será particular en algún aspecto, ya sea su físico (Druso), o ya sea por su parecer vital (como Enzia y Paz).

Todo esto estará aderezado con expresiones latinas, con personajes de otros tiempos que nos invitarán a investigar e intentar explorar sus profundidades. Ahora bien, nuestra curiosidad no se verá satisfecha a la primera, este mundo es un mundo exigente, ya que cesa en ningún momento de hacer juegos de palabras y referencias textuales e intertextuales. Es una lectura exigente que llama a disfrutar de ella más de una vez

El fluir de Harmonía

Narrado casi a modo de entrevistas y reportajes, la voz narradora, José Luis, nuestro autor, irá desvelándonos los diferentes lugares y personajes de este idílico lugar. Por un lado encontraremos personajes que nos irán dando, en cierta medida, lecciones sobre un amplio espectro de nuestra experiencia vital, como sucede con Daristóbulo, el cuentacuentos. Así encontraremos planteamientos que nos ayudarán a  entender cómo ha de ser la educación, en mi opinión, no solo de los más pequeños, sino de la sociedad que nos rodea. Encontramos de este modo, por ejemplo una idea sobre el controvertido tema de los videojuegos y las tecnologías para los más pequeños con las narraciones que conciernen a la Ludoteca de Anivderaleva.

–Los juegos didácticos de ordenador –le razonaba Anivderaleva a Evelyno– intensifican destrezas cognitivas y sociales, les preparan para enfrentarse a situaciones espinosas, les ayudan a aceptar desafíos e incrementan sus niveles de autoconfianza. Por supuesto, supervisamos los contenidos y marcamos veinte minutos terrenales frente al ordenador como chispazo de tope temporal.

[...]

–¿La tecnología reemplazará al maestro?

[...]

–Jamás. La educación se fundamenta en las relaciones humanas.

Pero, como decíamos, no solo tendremos inspiración para la educación. Es una narración que nos invita a revisar, con perspectiva y conciencia, planteamientos y valores vitales que a mi modo de ver se están perdiendo en la sociedad en la que vivimos actualmente. Así encontraremos por ejemplo a Druso, un hombre con el que todo el mundo querría compartir su tiempo, no solo tiene los pies más bellos de toda Harmonía (por lo cual todo el mundo cae ante ellos), sino que además su carácter ayuda al buen funcionamiento la sociedad en la que se encuentra. De hecho, a propósito de él nos dicen:

La humildad simplifica la vida. La vida justifica la alegría. La alegría fortalece la compañía. La compañía favorece la autonomía. La autonomía  potencia la inteligencia.

A partir de estos modos de vida, el autor no puede dejar de darnos algún que otro consejo encubierto ante las circunstancias que se nos han dado y a las cuales tenemos que hacer frente. Por ello encontramos a los personajes de Enzia y Paz, dos hermanas que gustan de cambiar constantemente de trabajo. Ambas no podrían ser felices si siempre estuvieran haciendo lo mismo y siempre exploran sus capacidades ante los retos. Como nos dice el autor sobre ellas: «Paz y Enzia. Sensación de bienestar y satisfacción. Eternamente, con serenidad». Porque no hay mayor aventura, y más larga, que buscar aquello que nos haga felices.

El juego del lenguaje

Sin embargo, lo que más me ha gustado de la historia de Harmonía es el juego que el autor no para de hacer con el lenguaje. En este sentido es una novela un poco exclusiva, ya que parece, a primera vista, que no podrás disfrutar de ella si no tienes manejo con la lengua. No obstante, no creo que sea así, en una primera lectura ni el más docto de los catedráticos podría coger cada una de las referencias lingüísticas que se hallan en el texto. Ya ni hablar de las intertextuales. Por ello creo que la lectura adecuada es la de dejarnos sorprender y no buscar.

Los juegos que realizan van desde la propia explicación del sistema lingüístico, como son las explicaciones sintácticas:

–Francamente el complemento directo resulta verdaderamente funcional.

–En una oración activa, ¿se convertiría en el sujeto de la pasiva?

–Pacientemente. Su asombrosa capacidad de transformación lo convertía en un valor en alza.

[Explicación de cómo el CD se convierte en sujeto al pasar la oración activa a pasiva, con unas risas y sin un profesor de por medio]

O explicaciones lingüístico-semánticas del propio lenguaje, difíciles de entender en la explicación abstracta y fría del aula, pero perfectamente asimilables gracias a esta fábula, como la del sistema de indicativo y de subjuntivo castellanos.

–Mi  modo favorito. Lo prefiero al subjuntivo porque me da seguridad; expresa acciones concretas y reales como las que ahora estamos viendo crecer. [Sobre el modo indicativo]

–Ya, pero el subjuntivo expresa deseos, emociones, posibilidades, juicios y opiniones. Todos estos substantivos abstractos en algún momento te habrás despertado en tu interior en este proceso de celebración visual.

De todos modos, no debéis asustaros, no todo va a ser técnica y también encontraremos divertidos juegos de palabras. Los juegos será la fusión de familias léxicas (como los Gallent) y  la polisemia de los términos, provocando al final de la frase la esperada sonrisa: «Después de su primer exitoso trabajo vino el segundo; luego, el minuto; y más tarde, las últimas horas de la jornada».

Concluyendo, lo extraordinario de lo cotidiano

¿Sabéis cuando os enfrentáis a una obra extraña, pero fascinante, y os cuesta explicar por qué lo es? Eso es lo que me sucede a mí con Pinceladas de Harmonía. El libro me ha gustado porque ha supuesto a la vez un descanso narrativo, pero también un ejercicio de comprensión y relación exigente, pero muy satisfactorio. Son aquellas cosas que nos rodean las que en este libro se hacen literatura, como el hecho de dar una clase, como hace Petronilo el ornitólogo, o de recuperar amistades que están, pero no se sienten.

–Cuanto más pronto nos veamos, antes retomaremos esa amistad que nunca perdimos, pero que las circunstancias, sediciosas y arbitrarias, la relajaron en un vidrio opalino de interludio –caviló la leal Cynthia.

De ahí se explica mi puntuación habiéndome gustado. Es un libro para volver a él, para que nos acompañe, para divertirnos por las cosas simples, admirarnos por las mayores, pero sobre todo para hacernos mejores. Porque «Necesitamos su talento para convertir lo intangible en cotidiano».

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