Una historia del recuerdo. Sobre la Posada del Pozo de Raquel Victoria

Siempre que me he plantada, como lectora, ante un libro sobre la guerra civil española he pensado lo mismo: qué lejos nos queda el saber qué pasó. Es muy difícil discernir entre la realidad y lo que los supervivientes de uno y otro bando cuentan porque, ¿es menos realidad porque sea su percepción? Así, la subjetividad al hablar de este hecho es inevitable y nos conviene recibir las historias como lo que son historias de vivencias. No obstante, no digo que sea imposible dar testimonio de la guerra y todo aquel que recibamos, sea del tipo que sea, nos viene bien para poder conseguir una mirada crítica y para poder poner las piedras en el camino de la comprensión del horror que fue.

En este sentido, la novela que traemos hoy, La posada del pozo de Raquel Victoria, autopublicada en Amazon, nos presenta una de las perspectivas del prisma que no ha estado entre las más populares a la hora de hacer narraciones sobre el tema. Nos referimos a la perspectiva de las mujeres del mundo rural que tuvieron que defender su tierra de los ataques de los soldados. 

Hoy nos adentramos con Raquel Victoria, a la que le agradezco que me haya permitido leer y reseñar su novela, en la historia de Nieves, una mujer que lucho por su pueblo, su casa y su familia con todo lo que tenía en su haber.

En la España de los años veinte, en un pueblo limítrofe de Teruel, Nieves regenta, junto a su padre, una posada familiar. Su fuerte carácter y su avanzada mentalidad le llevarán a concienciarse con las miserias y penurias padecidas por la gente humilde de su entorno y de ahí que, junto a su marido, Bernardo, se involucre en las luchas de clases. La llegada de la Guerra Civil truncará los propósitos de todos los personajes, pero hará fluir sus sentimientos más profundos y honestos. Una conmovedora novela en la que los protagonistas se verán inmersos en los tiempos de transformación y cambio.

Las personas tras la guerra

Compuesta como un gran paréntesis a la acción del personaje que nos presenta la novela, Felicidad, la Posada del Pozo recorrerá los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil y años durante la guerra. En el relato, se crea de este modo el testimonio desde el punto de vista de las mujeres de una gran familia: el pueblo de Alsilos (pueblo ficticio ubicado en Teruel). Así seguiremos la vida de Nieves, madre de Felicidad, desde que se casa hasta el fin de sus días.

La novela se dividirá en tres partes que nos situarán los diferentes momentos de la guerra. En la primera encontraremos la juventud de Nieves, donde se nos relatará su activismo político (el que podía tener en un pueblo) y la lucha de clases que se está efectuando contra los terratenientes de las minas y los campos. En este sentido, serán vitales, junto al personaje de Nieves, los personajes de Bernardo, Lucía, su mejor amiga, y Ramiro.

Nieves, como hemos dicho, será una mujer adelantada a su tiempo. Criada en exclusiva por su padre, siempre ha tenido que hacerse cargo junto con él de la posada que regentan, por lo que desde muy temprana edad ha tenido que mostrar su madurez y determinación. Esto siempre ha enorgullecido a su padre, aunque de vez en cuando haya tenido que  llamarla a la calma. Los tiempos no van al mismo ritmo que si hija.

Bernardo, por su parte, es huérfano y se ha criado con sus tíos. Al ser el repartidor de pan, se entera de los avatares del pueblo y tiene una gran conciencia de los problemas de los trabajadores. Su perspectiva de la lucha entre patronos y trabajadores es muy sencilla, si los trabajadores no pueden vivir con lo que les dais, os quedaréis sin trabajadores. Llega a organizar reuniones clandestinas para concienciar de la igualdad de derechos entre señores y trabajadores, y entre hombres y  mujeres. Cuando llega la guerra, no dudará ni un momento en acudir al frente.

Lucía, una muchacha bien, hija del médico del pueblo, luchará junto a Nieves por la igualdad entre las clases. No debe haber una distinción entre pobres y ricos cuando se habla de derechos. Su determinación por juntarse con todos los hombres y mujeres del pueblo, sin distinguir condición, hace que se enfrente a sus padres.

Ramiro, campesino e hijo en una prolífica familia, entrará en la lucha ante los hechos. Los accidentes en la mina y el rumor de que va  haber una repartición de tierras, lo obsesiona de tal modo que deja de lado su familia por la lucha. Igual que Bernardo, cuando comienza la guerra no dudad en defender lo que tanto le ha costado alcanzar.

La segunda parte de la novela comprende la etapa de madurez de Nieves, que coincide con el desarrollo de la guerra civil. En ella veremos la lucha de Nieves por mantener viva su posada ante las adversidades y los sentimientos tanto más primitivos del ser humano, como los más nobles. Nieves y sus amigas permanecerán en el pueblo, defendiéndolo mientras los hombres están en el frente. Los sentimientos de la incertidumbre, el amor y la dignidad se entremezclarán con el miedo, el odio y el agotamiento de ver que los derechos por lo que se han luchado pueden desaparecer de manera repentina. En ella los personajes afrontarán sus peores pesadillas, como les pasa a Rosa y a Pedro.

La tercera parte comprende el fin de la guerra y los años posteriores hasta llegar otra vez a la fecha de la historia que iniciaba la narración, un día en la vida de Felcidad, hija de Nieves. Aquí os dejo a vosotros que descubráis qué ha sucedido con todos estos estupendos personajes. 

Cruce de caminos, cruce de opiniones

La novela me ha gustado porque nos enseña otra parte, de las muchas que podemos encontrar, de la historia de este acontecimiento que, por nuestro carácter, aún no hemos podido desentrañar.

Creo que uno de sus puntos clave es la ubicación de los acontecimientos, no tanto ya el pueblo de Alsilos, sino el hecho de que todo suceda en una posada. Ahora no somos capaces de contemplar qué suponía para un pueblo este tipo de negocio, pero lo era todo. Era donde se reunían los hombres después del trabajo, era donde llegaban las nuevas ideas, ya que en ellas se acogía a los forasteros que estaban de paso; y además, era la zona de influencia de las mentes pensantes de un pueblo. Era la vida, al fin y al cabo, y ello explica que Nieves tenga y pueda ejercer su poder, su influencia, en el resto de habitantes de Alsilos.

Nieves por su parte me ha encantado como personaje, viva, graciosa e inteligente, quizá le hubiera dado un pelín más de sentido común y de protección a los suyos. No hay nada en concreto que me haga pensar esto, es solo una sensación de que a veces a Nieves le podían más las ideas que las consecuencias para los suyos. Por fortuna, todo le sale bien, como dice su padre Gervasio.

Quizá lo que me ha dejado contrariada ha sido la pluma de la autora. Por un lado, en la primera parte, en la que narran los acontecimientos de preguerra, como hemos dicho más arriba, el estilo es ágil, sencillo y dinámico. Quizá, solo peque de un exceso en la explicación de lo especial y adelantada para su época que es Nieves. En este sentido, creo que los actos hablan más que las palabras repetidas y Nieves ya demuestra su valentía más de una vez en esta parte y en las siguientes. Y pasa un poco lo mismo con explicarnos los problemas de la lucha de clases; la novela nos narra suficientes acontecimientos para que seamos conscientes de que existe. Sin embargo, en la segunda y tercera partes, esa pluma ágil  y dinámica, que hacía que devoraras el libro, pasa a ser algo entorpecedora para mi gusto (siempre hablamos de una percepción subjetiva, la mía, y no por ello tiene que ser acertada). Los diálogos en los momentos de conflicto son un poco simples y con un par de líneas ya se solucionan. Es decir, los personajes no discuten, cuando no están de acuerdo con Nieves, lo dicen, Nieves les contesta y entonces ellos le dan la razón. Y vuelvo a lo mismo, no es que Nieves no la tenga, es que el resto cede demasiado deprisa.

Además, otra de las cosas que me ha hecho sentirme extraña, era que las opiniones personales sobre los agentes de la guerra civil quedan muy, muy definidas. Por ejemplo, Nieves o Lucía tienen una perspectiva de los religiosos que no se justifica con ninguna actuación por parte de los estos en la novela. Sin embargo, no me cabe ninguna duda de lo documentada que está la autora a la hora de relatarnos la historia, así que seguramente mi perspectiva se deba a que no sé todo lo que hay detrás de esas líneas. Quizá, podría haberse reflejado un poco más en los acontecimientos de la novela.

No podía haber final feliz, pero sí Felicidad

Como decíamos más arriba, la novela termina retomando el día en la vida de Felicidad, la hija de Nieves y la herencia de sus pensamientos. Ella como el resto de mujeres del pueblo, se reunirán para recordar a los caídos en la Guerra Civil y para seguir luchando por los derechos de todos. El final me ha encantado y me ha parecido una llamada a ese pensar juntos, ese reflexionar sobre las diferencias y entender que lo que se hicieron un bando y otro fue horrible, pero que lo que sucedió durante el franquismo no tiene nombre.

Recomiendo la novela porque se lee bien, tiene un lenguaje sencillo y directo y el personaje de Nieves destaca por sí misma. Los acontecimientos no son los, mejores, pero son reflejo de la una realidad histórica que aún no podemos ni debemos olvidar. 

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