[Reseña] Un voltio por el siglo VIII. Sobre ‘La prueba de Asgard’ de J. C. Wieland

Creo que estamos escasos de historias divertidas. Con esto no quiero decir que  no tengamos comedias en la literatura, pero sí creo que o se pasa de comedia o parece que para ser divertido y reír, pero tener credibilidad, hay que conferir a la novela de una reflexión profunda. Creo que necesitamos historias divertidas, con las que pasar el rato, disfrutar y terminar el libro pensando «pues me lo he pasado muy bien».

Esto es  justo lo que sucede, bajo mi punto de vista, claro, con el libro que me trae hoy aquí La prueba de Asgard de J. C. de la Editorial Círculo Rojo. Ante todo, quiero dar las gracias al autor por ponerse en contacto conmigo y enviar el libro a casa, ha sido un libro que he disfrutado mucho y que me ha acompañado en esta semana de tormentas. Siempre hay que seguir el arcoíris.

Thorment es un reino próspero de las tierras del norte donde los vikingos esperan cada año la celebración del Thormentspill. Donde la destreza y la fuerza hacen que el ganador haga una petición a los reyes Harald y Thorgerd. ¿Pero qué pasaría si un vikingo de una familia humilde pidiese la mano de la princesa Thara? ¿Bastará con ganar el Thormentspill? Erik y su inseparable amigo Rollón competirán en el gran evento y se verán inmersos en un viaje fantástico que jamás habrían imaginado.

Una historia llena de aventuras, fantasía y planes malvados. ¿Se impondrá el amor y la lealtad a la maldad y la codicia?

No es solo una historia de vikingos… Es algo más.

El rollo vikingo no es un rollo

Cada año en el reino de Thorment se celebra el Thormentspill, un certamen en el que vikingos de todas partes del reino pueden demostrar su destreza en una serie de pruebas, el ganador podrá solicitar un premio al rey y pedir un deseo a los dioses.

Este año Erik lo tiene muy claro, si gana el torneo pedirá la mano de Thara, la hija del rey Harald y la reina Thorgerd. Sin embargo, sus contrincantes no se lo pondrán nada fácil. Quizá la mejor manera de convencer al rey sea, mejor, con el beneplácito de los dioses. Pero, ¿cómo se consigue?, ¿podría un simple humano de Midgard llegar a Asgard?

Como veis, la novela no se anda con ambages y comienza con la problemática del protagonista: cómo un chico humilde consigue que un rey le otorgue la mano de su hija. En este sentido la historia recurre a un tópico que es la muestra de valor por una prueba, en este caso el Thormentspill, de modo que el personaje pueda superar su impedimento inicial. Sin embargo, sabemos que no siempre estas pruebas son fáciles o son definitivas y a ellas se le añade el componente de viaje. De esta manera, esta novela de aventuras se nos divide en tres partes, que a su vez se bifurcan según los personajes que entren en acción.

 Pero, ante posibles pegas como «qué lío», debo decir que ninguno, ya que además de que el autor emplea un lenguaje cercano, hábil, divertido y fluido, los personajes se diferencian perfectamente y la extensión de la novela no es grande (unas 300 páginas). A esto añadimos que a pesar de que la extensión no es mucha, J. C. Wieland caracteriza y desarrolla de tal manera a cada uno de los personajes que una vez que terminas el libro no necesitas nada más. Así que nada de rollos ni líos.

Como decíamos, el viaje se desarrolla en tres partes bien diferenciadas que nos llevan desde el entrenamiento de Eirk, donde encontremos como protagonistas a Erik y Rollón, su mejor amigo, y conoceremos a la hechicera Amaral y su hijo Cipote, hasta el final de la prueba, donde nos centraremos en Thorgerd y Thorlak; pasando por el viaje mismo donde además de a Erik y a Rollón, cobrarán protagonismo la princesa Thara y la hermana del protagonista Bethina.

Todos ellos, junto con la trama nos ofrecen una historia muy divertida donde chicos y chicas tienen que pelear por aquello que desean. Con una pequeña mirada crítica la capacidad de enredo que llevan las mentiras y las creencias, los vikingos dejan de ser un rollo para hacernos pasar un día estupendo.

Los personajes de época en nuestra época

Es cierto que últimamente estamos hasta saturados de toda la cultura vikinga o de lo que nos han vendido como tal. Hace poco, como sabéis, leí una antología y lo que más me habéis comentado  es que no os va o que no os gusta ese tipo de cultura tan bélica. Como alguien que ha estudiado el Imperio romano (no me estoy yendo por las ramas), debo decir que la mitad de las cosas son leyenda. Los vikingos tenían un sistema de vida muy particular, basado, por supuesto en el saqueo, pero son otros aspectos menos conocidos, lo que explotan los autores que trabajan este tema.

En este caso, nuestro autor de hoy, ha abogado por presentarnos las actividades de un reino antes de los saqueos, durante el breve periodo de paz que daba lugar el comienzo del buen tiempo. En ese sentido no se centra en los belicoso (aunque como comprenderéis hay el torneo tiene combates), sino que se centra en la jerarquía, el honor, la capacidad de decisión de la mujer vikinga, cómo se entendía la magia y cómo el culto religioso, etc.

Todas estas características acercan la historia, quizá, más a nuestro tiempo, y el autor no lo podría haber conseguido sin los personajes que ha planteado en la historia. Quizá un poco a modo de tándem los he visto emparejados como diferentes caras de la misma moneda.

Así por ejemplo Eirk-Rollón son el ejemplo de cómo debían ser los vikingos, fuertes en el combate, sí, pero valientes, imaginativos e inteligentes. No todo se conseguía con la fuerza, sino también con la astucia. Por otro lado, encontramos la pareja de Thara y Bethina dos muchachas que deciden tomarse la aventura por su mano y hacer lo posible por que se cumplan sus deseos. Para ello se enfrentarán con lo establecido, que no es ni más ni menos que la ley del rey. Finalmente, encontramos dos pares más que serán aquellos que vapuleen a los protagonistas: Thorlak, el consejero del rey, Thorgerd, la reina; Amaral, una hechicera extranjera, y su hijo Cipote, la fuerza bruta. Estos cuatro personajes supondrán los elementos de comedia y tensión dramática, que nos provocarán que estemos pegados a sus páginas.

Pero antes de acabar con este apartado, debo decir que el libro ofrece más. Ofrece confusiones, ofrece miradas críticas, ofrece relativizaciones, todo ello de la mano de un grupo de chicos que nos traerá recuerdos de la infancia. Pero hasta aquí puedo leer.

En definitiva un arcoíris

No me queda mucho más que deciros de la novela. Erik y sus compañeros pasarán por un montón de situaciones complejas, e incluso definitivas, que harán que no paremos de leer para saber si finalmente consigue casarse con la princesa. Al final la historia es sencilla, pero no debemos despreciar lo sencillo si está tan bien contado como lo hace J. C. Wieland.

¿Recomendación? Sí, es un cuento maravilloso que nos trasporta a ese mundo de prados y guerreros para entretenernos y sacarnos una sonrisa con sus historias.

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