[Reseña] La decisión inevitable. Sobre ‘Drambuy en Penumbra II’ de Sol Arenales

Hola a todos, vengo a hablar de una segunda parte. Como sucede esto podíamos pensar que voy a utilizar el ya manido «las segundas partes nunca fueron buenas», pero, amigos, hoy no es ese día. No. Creo que como lectora, y más desde que tengo el blog, he aprendido que las segundas partes nos ofrecen la oportunidad maravillosa de ver el progreso y la maduración del autor.

Este es nuestro caso de hoy. Sol Arenales se nos presentó en el blog con su libro Drambuy en Penumbra, la primera parte de una trilogía que pronto está por acabar. Además, nos ofreció una entrevista para contarnos un poco sobre ella y sobre sus influencias literarias. Hoy presentamos en el blog su segunda parte, Drambuy en Penumbra II, una novela que ya os puedo anticipar nos ofrece una evolución de personajes bien planteada y una estructura narrativa interesantísima.

Len ha hecho las paces con su pasado y ahora se ve atrapada entre dos mundos: entre la familia que creó de joven y la que recuperó junto a un mundo sobrenatural. Con sus poderes luchando por manifestarse e intentando controlar una guerra en ciernes, descubrirá que nada duele tanto como los secretos que se guardan, aunque sea para proteger lo que queremos. Nadie es quien creemos y terribles grietas aparecen en el presente de Len, quien deberá, una vez más, tratar de mantener sus mundos unidos y a sus seres queridos a salvo.

Una doble naturaleza, un único camino

Tres años después de la desaparición de Henry y reincorporación a su vida de su padre, Terry, un vampiro que trae con él todo lo que conlleva ese mundo, Ayelen vive de hecho una doble vida. Aquella que se quedó en Dambruy, con la familia que ella había elegido, sus amigos, y la que vive en Kitea, junto a Sam, su pareja. Sin embargo, ambas se unen ante lo que se viene encima, ambas familias van a ser atacadas por los más antiguos de los vampiros. Así Ayelen descubrirá su doble naturales y tendrá que decidir cuál será la mejor manera de salvar ambos mundos.

La historia que nos presenta Sol en este caso, como acabamos de ver, no se centra en los vínculos entre los personajes, que conocemos ya del primer tomo, sino en las decisiones de cada uno. Cuando nos enfrentamos a una narración, pensamos que estas siempre son las que nos guían a través de la historia, pero no es en este sentido en el que se desarrollan en Drambuy. Aquí, los personajes van a poder pararse a pensar, a contemplar alternativas, incluso van a poder intentarlas, porque al final la historia de esta novela va de cómo todos los personajes intentan solucionar el mismo problema.

Por lado, tendremos la parte humana, que con mayor o menor conocimiento, sabrá que hay una amenaza no identificada que pone en peligro no solo a Ayelen, sino a los vampiros y al propio pueblo. Por otro lado, tendremos a la facción de vampiros que está junto Ayelen (Sam, Terry…) que optarán por una doble vía, el diálogo y ante el fracaso el ataque. Sin embargo, todo esto sucede a espaldas de Ayelen, ella no va  saber qué es lo que están planeando ninguno de ellos. En este sentido, la novela es muy interesante porque nos ofrece a un protagonista que casi está al mismo punto que el lector en conocimientos, es como un protagonista ciego. Ahora bien, no pensemos que Len se va a quedar tranquila, ella tiene su propio plan.

Con tres bandas de acción, fácil es imaginar que el mundo sobrenatural se extiende más allá de la entidad vampírica, apareciendo leyendas y supersticiones que cambiarán las reglas del juego. Además, esta expansión nos va a permitir conocer los orígenes de ese orfanato en el que vivió Len y la familia que ella eligió.

La oscuridad en la claridad

Como hemos mencionado más arriba, en esta novela se ve el progreso y maduración de Sol como escritora y de la propia historia de Drambuy. Han pasado tres y eso tiene una implicación a nivel de personajes. Estos aparecerán envejecidos, no a nivel físico, sino a nivel de carácter. Esto es muy interesante, porque si analizamos el cambio vemos que destruye una idea que tenemos muy asentada que es que la vejez otorga sabiduría.

En nuestro caso, las experiencias que han vivido los personajes, tanto vampiros como humanos han hecho que vean el mundo de manera más clara, pero eso implica ver la oscuridad que hay en el mismo. Por lo tanto, veremos personajes que en la primera novela eran muy claros, muy luminosos para la protagonista, es decir, que le daban paz, que en esta novela ante lo que contemplan cambian. Lo mejor de todo es que no nos chirría para nada ese cambio porque con el contexto que se nos da es lógico. Pero también sucede al revés, que personajes obtusos nos presentarán sus argumentos y por lo tanto la justificación a su cambio de actitud.

Este aspecto, además de la historia que tiene un componente mísitico-misterioso que me encanta, ha hecho que disfrute muchísimo Drambuy. Particularmente, estoy cansada de que los buenos siempre sean buenos, lo malos, malos y que al final la progresión del personaje se base en torno a un trauma. La vida ya nos cambia bastante sin traumas, y si hay vampiros pues ya ni os cuento.

Hay una tercera parte

¿Por qué empiezo así mi alegato final? Porque al contrario que muchas trilogías o sagas que nos dicen que las partes que no entendemos se entienden en el siguiente, la novela de Sol Arenales nos da la información necesaria para entender lo que está pasando y ya está. Es decir, si quisiéramos terminar en el segundo libro, podríais terminar. Sin embargo… ¿querréis?

En mi opinión, creo que no. Igual, parece raro destacar un libro por su final y no por su desarrollo, pero, del desarrollo ya os dicho que es muy interesante esa cadena de descubrimientos, cambios, motivos escondidos y acciones a tres bandas. Sin embargo, el final es espectacular, el final es para lo que te está preparando la novela constantemente, igual que hace con la protagonista, de tal manera que cuando llegas todo se conecta. No voy a hacer spoiler  sobre qué sucede, pero creo que se creará en vosotros la necesidad de leer el tercero, aunque no sea obligatorio.

La prosa de Sol, ágil, descriptiva pero sin ser cargante, con diálogos muy naturales, y el mundo que ha creado, que se amplía bastante en esta novela, ayudan a engancharte a la ciudad de Drambuy.  Nunca debemos dejar que decidan por nosotros, por mucho que sea la familia que hemos elegido o la que tenemos. La solución a las tres vías es la nuestra, sea esta cual sea la opción que estemos dispuestos a elegir.  Pero que la naturaleza te deje. 

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