[Reseña] Una oscuridad, la propia, la nuestra. Sobre ‘La sombra de Teresa’ de David Rocha Pérez

El horror en muchas ocasiones lo entendemos como el miedo a lo desconocido, pero cuando comenzó el género, el horror se fundamentaba en los hitos extra-ordinarios de las cosas que conocemos, que nos son cotidianas. Creo que no hay nada más impactante y paralizante que comprender a aquello que actúa con maldad, porque la gran mayoría de veces su actuación se fundamenta en una pulsión que todos los seres humanos tenemos: sexo, ambición, ansias de poder, maldad… Y que nos puede hacer caer a nosotros también.

Este es el eje principal de la novela que nos trae hoy aquí, La sombre de Teresa de David Rocha Pérez y cuyo ejemplar me envió la EditorialCírculo Rojo, con la que colaboro de manera habitual. Ha sido una oportunidad que me vino de sorpresa y que agradezco de verdad. La novela me ha tenido enganchada y absorbida durante toda la lectura.

Teresa creía haber logrado enterrar su infancia para siempre, hasta que la noticia de dos extraños crucificados la retornó a su propio infierno. Oculto, tras años de mentirse a sí misma y a su marido, su pasado renacerá envuelto en una atmósfera sórdida y cruel. Al mismo tiempo, la investigación policial del inspector Malatierra y la subinspectora Sara avanza entre asesinatos misteriosos, personajes antinaturales y un Madrid caótico y apocalíptico. El mal acecha, se extiende como una fiera oscura, es imposible huir de la sombra: la sombra de Teresa.

Reunión de horrores

Una mañana el inspector Malatierra recibe una llamada de la central de la UDEV, ha habido un crimen en Cuenca y otro en Trujillo. Cuando los dos grupos policiales llegan a las escenas de los crímenes se encuentran que ambos, separados por una gran cantidad de kilómetros, tienen la misma disposición y que ambos se han dejado un mensaje escrito en sangre.

Por su parte, Pelayo y Teresa son un matrimonio joven y bien avenido que reside en la capital. Su vida es perfecta, cómoda y feliz, hasta que la subinspectora Sara la llama para preguntarle por su relación con sus tíos. Esta llamada supondrá para Teresa destapar la caja de su pasado, pasado que ni si quiera ha contado a su marido.

A  partir de este punto las narraciones de los dos grupos de personajes (Malatierra-Sara, Pelayo-Teresa) se irán entrecruzando para dar un entramado frenético y despiadado. Por parte de los civiles, encontraremos una historia de secretos, pasados olvidados y presentes confusos que nos llevarán por las calles de un Madrid recóndito y salvaje. Por parte de los agentes, encontraremos una investigación a la deriva, con muchos hilos de los que investigar, pero que, a primera vista, no tienen ninguna conexión. Aunque, como os imaginaréis el lector sí la conoce, aunque no sepa el cómo: Teresa.

De este modo, la novela utilizará la novela y la figura de «la sombra de Teresa» para hablarnos de los horrores que han asolado todo el siglo XXI desde sus inicios. No quiero establecer relaciones ni el cómo para no hacer spoiler, pero todo aquello que os recuerde la maldad humana de los últimos aparece en la novela: burundanga, manada, torres gemelas, accidentes domésticos… Así, David Rocha consigue que la razón de ser de esta sombra la identifiquemos totalmente con la maldad absoluta. La sensación de agobio que esta nos genera es equivalente al desconcierto que sufrirán los personajes, que no podrán literalmente hacer nada para evitar estos actos violentos y malignos.

Para ello nuestro autor, ha utilizado un estilo que es ágil fácil de seguir, que nos permite entender los pensamientos de los personajes, así como la sucesión de hechos. Me ha parecido muy curioso, porque justo en esto reside el hecho de la novela enganche tanto y es porque da lo justo para que el lector se anticipe lo mínimo a lo que va a venir otorgando esta pequeña satisfacción lectora del puzle resuelto.

La sordidez y la relación

Sin embargo, aunque la novela me ha tenido pegada a las páginas y quería seguir sabiendo más, es decir, aunque la novela me ha gustado y la recomiendo bastante, ha habido un par de cosas que me han «chirriado».

Los personajes me parece que están muy bien construidos y que nos ofrecen una gran variedad de tipos ante las situaciones que se viven. Pero, no me han gustado tanto sus relaciones e interactuaciones.

Empezando por lo positivo, creo que el personaje de Pelayo es el mejor. Marido de Teresa, tiene una relación tan solida con su mujer que ante algo que tiene la confianza hasta para declarar sus errores; es un hombre valiente, responsable de lo que conoce y que tiene el realismo suficiente para que no lo veamos como un superhéroe, sino como un hombre que hace lo que puede ante la circunstancia que le sobreviene.

Sin embargo, en el resto de personajes ha habido algo que me ha dejado incómoda en relación con el resto de los personajes. No voy a ir uno por uno, pero quizá la cuestión que menos me ha cuadrado ha sido la interactuación que existe entre Malatierra y Sara. Ya por lo pronto que a él se le llame por el apellido y a ella por el nombre me ponía un poco nerviosa, pero la manera de tratarse entre ellos, lo ha hecho aún más. No obstante, advierto esto es algo completamente subjetivo que a mí particularmente como lectora pues no me aportaba nada.

En cuanto a la sordidez y las relaciones, también cabe decir que es un libro +18, esto implica que hay violencia y sexo por doquier, en muchas ocasiones de manera totalmente justificada (en el caso de la violencia) y en otras admisible, aunque prescindible (en el caso del sexo). El problema es que hacia el final de la novela ciertas escenas en uno u otro sentido frenaban la narración y se me ha hecho el final un poco largo. Y cuidado entiendo perfectamente que para el autor no son gratuitas sino que son una demostración final de la maldad que inunda la novela, de esos terrores que mencionábamos al principio, pero sí que se me ha hecho un poco largo para las ganas que tenía de llegar a la apoteosis final.

Ese miedo que engancha

No obstante, a pesar de lo que acabo de decir, la novela me ha gustado. No la volvería a leer inmediatamente, porque y esto sí es digno de advertir, es una novela que revuelve, que te hace pensar en que efectivamente existe el mal en el mundo y que a veces no se puede explicar. Es cierto que el mal en la novela está encuadrado en el género de esta novela, pero al final los hechos que se extrapolan son hechos que han sucedido de verdad. Y eso es difícil de digerir. Pero, como he dicho, sí que la recomiendo porque nos ofrece una lectura adictiva, con una investigación estimulante y que te ofrece unos datos que a priori te dan igual y que cuando los lees te estimulan y te das cuenta de que realmente querías que te los dijeran.

La pluma del autor es ágil, fluida y sencilla, no se anda con medias vueltas, porque para eso ya entreteje la trama, ni maquilla la sordidez de las escenas más duras. Es una novela que te deja sentada, queriendo hurgar más, aunque sabes que no debes y que te deja la sensación de un trabajo bien hecho. Así que, ¿recomendada? Sí, por supuesto. Espero que os guste.

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