[LC] Un destello demasiado brillante. Sobre ‘Un cometa llamado Juliet: Cometas 1’ de Desireé Barrabino

Parecerá muy sesgado asegurar que los seres humanos somos seres ansiosos que siempre andan buscando algo. Puede que sea demasiado rotuno afirmar que ni aun habiendo encontrado lo que buscábamos podemos estarnos quietos. Creo que es porque somos seres que tienen intelecto y que por definición y supervivencia este siempre necesita movimiento, algo que lo atraiga y que lo motive, por eso la emoción, el emocionarnos, por lo que sea, lo buscamos como si fuera alimento. Puede que me equivoque, pero, continúo con mis creencias, la literatura tiene como una de esas misiones suministrarnos ese sustento y emocionarnos con sus sentimientos e historias.

Creo que el libro que hoy nos trae aquí, Un cometa llamado Juliet de Desireé Barrabino, tiene esa misión. La novela nos conducirá por la vida de dos personajes que, partícipes y ausentes del mundo que les rodea, querrán encontrar ese algo más que los mantenga a salvo, que los mantenga vivos. He leído la novela gracias a la iniciativa de Instagram, de la cuenta de Lecturas Conjuntas Read and Enjoy Together que además de organizar lecturas conjuntas, organizan sorteos y sus charlas son apasionadas y entretenidísimas. 

Muchas gracias chicas por la organización y por presentarnos a autores indies.

Edenton es el hogar de idílicos crepúsculos y vibrantes amaneceres.

Un pequeño pueblo costero en Carolina del Norte donde el sol baña la bahía en verano y en los meses más fríos la nieve cubre los secretos que sus habitantes guardan.

Cuando Juliet se ve obligada a mudarse contra su voluntad desde la otra punta del país a este pueblecito, jamás pensó que encontraría la palabra hogar. Y por supuesto, nunca se imaginó que con el nuevo curso llegaría él, Alex Evans, ese chico misterioso de ojos verdes clavados en el pasado; sumido en su propio invierno, un mundo glacial y oscuro donde algo le retiene...

Dos mundos colisionando.

Dos singularidades explosionando.

Y un solo cometa.

Un destello…

Juliet Sparks se acaba de mudar a Edenton, un pequeño pueblo que la saca totalmente de su ambiente urbano, de sus amigos y del lugar en el que ha vivido con su madre. Su padre se ha vuelto a enamorar y eso sería genial si no fuera porque él no le dice nada hasta que se mudan para vivir con su nueva pareja. Sin embargo, hay que reconocer que Edenton tiene sus particularidades: unos paisajes dignos de pintar en su libreta-diario, gente agradable, un chico misterioso al que todo el mundo mira raro…

Alex Evans ha entrado en un espiral de la que nadie le puede sacar. Ha vuelto al instituto porque su hermana se lo ha pedido, pero no va a dar nada más, no puede hacerlo, quiere simplemente dejarse ir.

Con esta premisa creo que os podréis imaginar de qué va la novela, ¿no? Sí, he vuelto al género romántico, aunque estaba bastante out con él y lo más curioso es que lo que me gustaría destacar no es la parte romántica de la novela, sino la parte de la destrucción de alma de alguien, de cómo una persona rota afecta y se afecta a los demás.

Desde el comienzo la novela jugará un poco con nosotros, ya que comenzando con el punto de vista de Juliet podemos pensar que la novela se centra en su adaptación al nuevo pueblo y de su asimilación de todo lo que ha pasado con su padre. Siento esto en parte cierto, la novela se centrará más en la averiguación por parte del lector y de Juliet sobre qué le ha sucedido a Alex Evans para ser el típico chico de la moto y todo el mundo lo odie.

Así comenzaremos la investigación, ese querer saber con una novela a dos voces, donde Juliet nos enseñará su perspectiva del mundo, más esperanzada, más madura en muchas ocasiones y sobre todo menos prejuiciosa que el resto de Edenton. Por su parte, Alex nos relatará cómo es la vida desde el fango en el que tú mismo te metes por no saber gestionar tus emociones, por no poder o no saber pedir ayuda, porque quizá ya sea demasiado tarde para poder arreglar nada o demasiado pronto para poder darlo todo por perdido. Ambos personajes, casi como el yin y el yang fluyen y se combinan para reflejarnos el tema principal de la novela: la depresión. Y es que creemos que esta enfermedad solo se vive en casa o solo se vive estando triste. Nada más lejos de la realidad, es una enfermedad silenciosa que se manifiesta de mil maneras y en quienes menos lo podemos pensar.

Creo que ha sido un acierto por parte de la autora plantearlo de esta manera, de un modo que podamos leerlo y comprenderlo sin que nos afecte en lo más íntimo y de una manera que entendamos que por muy abajo que estemos o por muy terriblemente que nos hayamos comportado podemos salir. Pero, ¿lo hará Alex? ¿Lo conseguirá Juliet?

… demasiado luminoso

La novela, ciertamente me ha gustado, creo que me ha dado lo que necesitaba, esa dosis de sentimientos dolorosos, casi catárticos, y que te enseñan que al final las cosas se pueden resolver, que uno no vive toda la vida en una espiral continua de confusión y que esta termina, a veces bien y a veces mal. Sin embargo, tengo que admitir que ha habido detalles de la novela que me han sacado un poco de la historia.

Lo bueno que tiene una lectura conjunta organizada es que se obtiene mucha información colateral sobre la obra. En primer lugar, lo que se nota a simple vista son los fallos ortotipográficos, que parecerá que no, pero molesta (no es lo mismo leer un verbo como pasado que como presente, por ejemplo), no obstante, cabe decir que se van a remediar en un futuro inmediato ya que es una de las cosas por las que la autora se está preocupando.

Estas cuestiones a parte, reconozco que hay dos elementos de la historia que han hecho que un libro que podía haber devorado lo haya leído mucho más lento. En primer lugar, me cansa y pone nerviosa cuando en la caracterización de personajes se repite mucho un rasgo bien de carácter o bien físico. En este caso, lo que se repite hasta la saciedad es cómo el pueblo desprecia a Alex, las miradas que le echan y los desplantes; la idea de Juliet de «este chico está roto y quiero arreglarlo» y, sobre todo, la pirotecnia relacionada con los sentimientos de los personajes.

Entiendo que parte del encanto del libro es precisamente eso, el hablar de los sentimientos a bocajarro, sin filtros, pero quizá sea un poco pesada la intensidad desmedida (adjetivación y descripción detalladísima). Esto me hacía ralentizarme y sentir que estaba leyendo algo que ya había leído.

Por otra parte, la segunda cuestión que no me ha dejado a gusto con el libro han sido dos capítulos en concreto. No voy a decir nada para no hacer spoiler, pero al respecto sí puedo decir que había personajes mucho más interesantes y con más peso en la trama para empezar esa minisubtrama que se nos presenta casi al final del libro, y que precisamente por esto mismo, se podría haber desarrollado un poco más lo que desemboca en el epílogo.

Un libro para pedir un deseo

De todos modos, después de todo lo que he mencionado más arriba, sí que recomendaría la novela. Creo que al final nos da lo que le pedimos que es esa catarsis emocional, ese poder reconciliarnos con nuestros sentimientos. En este sentido, y a pesar de la puntuación que le he dado, sí sé que este libro se me va a quedar en la memoria y que leeré el siguiente de Cometas (No es una serie, este es autoconclusivo), porque creo que la autora nos sorprenderá y superará este. Juliet y Alex se me van a quedar en la memoria porque son personas que he conocido y con las que he convivido y creo que solo por eso ya merece la pena. Espero que os guste.

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Puntuación: