[LC + Reseña] Pasos y círculos en la arena. Sobre la bilogía ‘Deja que ocurra’ de Alice Kellen

Es muy difícil dejar que las cosas ocurran, que sucedan sin más. Desde siempre, hemos aprendido que tenemos que hacer algo, por lo que queremos, por evitar lo que no queremos, por nuestros sueños y por las cosas que nos importan. Y, además, a veces sucede que creemos que no estamos haciendo nada cuando lo estamos haciendo todo. Ese fluctuar en nuestra vida, en no saber cuándo se está haciendo o cuánto, nos va a acompañar para siempre. Supongo que las personas libres y felices son aquellas que lo asumen y finalmente, dejan que las cosas ocurran.

Sin embargo, como hemos dicho no es fácil y eso es lo que no enseña nuestra autora de hoy, Alice Kellen, con su bilogía Deja que ocurra. No es fácil hacerlo y asumir las consecuencias, a nivel sentimental, como nos enseña en Todo lo que nunca fuimos –primer tomo de la bilogía–, ni a nivel personal, como nos enseña en Todo lo que somos juntos –segundo tomo–. Nunca hasta ahora había leído a la autora, aunque me la había recomendado varias compañeras blogueras (que no nombro porque si no les dedico toda la entrada a ellas, jajaja), y ha sido gracias al club de Érase un Club de Lectura con el que me he animado con ella. 

No me arrepiento para nada, ya que la bilogía me ha hecho llorar, reír y vivir como hacía mucho tiempo que no me hacía sentir un libro. He decidido hacer entrada de la bilogía completa porque no concebía el final del primer tomo y el trauma no me ha dejado descansar hasta ver cómo terminaba el asunto. Os dejo la sinopsis solo de la primera parte.

Leah está rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevó a sus padres. Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar. Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel. Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles. Porque a veces basta un deja que ocurra para tenerlo todo.

La arena y el mar

Leah no es capaz de reaccionar. Desde que murieron sus padres su vida es gris y está vacía, de emoción, de sentimiento, de sí misma. Oliver, su hermano, ha luchado desde el accidente por sacar adelante a Leah, por garantizarle un seguro, y eso pasa por irse a Sidney por una oferta de trabajo. No puede dejarla sola, pero tampoco puede perder la oportunidad por ella, así que pide a su mejor amigo, Axel, que cuide de ella lo mejor que pueda. Y él lo intenta con todas sus fuerzas, de verdad, hasta por encima de sí mismo y cae, cae en el mar y la arena de Leah.

Los olores son fuerzas poderosas para evocarnos vidas y recuerdos pasados. La tierra mojada y el olor a bosque me recuerdan los momentos que me dedico para mí, donde me veo sola y donde lucho sola. El olor a arena, mar y sol me recuerda la vida, me recuerda el dolor, pero también la fuerza y el impulso para continuar y llegar más alto. Estas son las fuerzas que encontramos en Todo lo que fuimos juntos de Alice Kellen.

Con una narración sencilla, flexible y ágil la autora nos transporta a las playas de Australia y nos enseña la magia de una vida donde por puro entorno tenemos que tomarnos un respiro. La historia de Leah y Axel no va a ser una historia fácil, ni por ella que es en este momento los fragmentos que quedan de lo que fue, ni por él que es el resultado de lo que no llegó a ser nunca. Así pintura y música se entremezclan en una trama que se cuece a fuego lento, con mucho dolor, pero con mucho amor. Pero no solo amor romántico, sino amor por la vida, por lo que nos impulsa a seguir adelante, por aquello que nos apasiona y por  la familia que nos rodea.

Como os imaginaréis, junto al amor encontraremos el miedo. El miedo a lo que ya ha pasado y el miedo a no conseguir que nos determine para siempre. También miedo a lo nuevo, a los sentimientos que no deben darse, pero que, maldita sea, ahí están; y, sobre todo, miedo a romper un mundo en el que somos felices aunque no estemos completos. Pero, ¿es que en ese caso somos felices? Leah tiene muy clara la respuesta, Axel no.

Así, el entorno y la trama se funden en un mar y una playa que recogerá todas las experiencias de nuestros protagonistas, que nos llevarán a plantearnos qué merece la pena y qué no, cuándo podemos arriesgar y para qué. Un poquito, en definitiva, a vivir.

No solo de romántica vive el lector

Como ya sabréis, no es que no lea románica, de hecho me da la sensación de que leo más de la que pienso, pero es cierto que cuando la leo no me gusta quedarme solo en la historia de amor. Creo sinceramente que se nos cuentan tantas cosas cuando se nos habla de un amor (cuando la novela es buena), que no puedo no aprender de ellas.

En el caso de la historia de Deja que ocurra, tanto en el primer tomo como en el segundo tomo, aunque en este más, se nos habla de eso que a veces nos aterroriza: el equivocarnos. Tanto uno como otro, a lo largo de la historia, tendrán que tomar decisiones que atañen única y exclusivamente a su vida, pero, cómo no, siempre hay daños colaterales.

Y sé que sonará dura esa expresión, pero una de las cosas que nos deja claro Alice Kellen es que hay decisiones que solo las podemos tomar nosotros, que no podemos depender de un pilar inamovible y que, aunque duela, necesitamos aprender con golpes.

Sin hacer spoiler, en Todo lo que somos juntos aprendemos que andar solo es muy difícil, que andar con otro lo es también y que, en definitiva, la vida tiene sus cosas malas y buenas. No podemos plantearnos, como lo hacía Axel, que la vida es fácil, porque te la puedes hacer fácil, pero al final quieres y te quieren. No podemos plantearnos, como hace Leah, que la vida es estar con los demás, porque no es verdad, porque habrá momentos en los que tendremos que aguantarnos a nosotros mismos y, aunque nos quieran, no podrán y no deberán aguantarnos.

Así, entremezclándose los dos puntos de vista, con el esfuerzo por seguir adelante en lo vital, en lo cotidiano: los estudios, el trabajo, lo social, etc. se desarrolla la parte final de una de las mejores historias de amor que he leído. No por el amor, que se desborda, sino por lo bien que plasma el desasosiego vital y el esfuerzo por continuar a pesar de él.

Colores y trazos

Si tuviera que concretaros a estas alturas lo que opino de la bilogía es que malamente he hecho la reseña, pero lo haré por si acaso. Me ha encantado. Como he dicho más arriba, es una novela con la que he llorado, me he reído y he estado horas sin dormir, a pesar de que trabajaba al día siguiente.

Es cierto que tiene algún pero, como el hecho de ser predecible, pero eso va inherente al género, que tiene una estructura y, aunque no sepas qué, sabes cómo va a pasar y bueno hace que sepas qué esperar. De todos modos, lo dicho, tiene tanto gracias a sus personajes ya  los temas que toca que ese pero desaparece muy rápido.

Así, iremos avanzando en esta historia, la de Leah, y la de Axel, claro, que nos mostrará el esfuerzo por seguir adelante, por llenar de color unas vidas que en un momento determinado quedaron vacías por miedo. Una historia que pasará de dos a uno y de uno a dos. Y espero que os animéis a averiguar qué significa esta ecuación y a descubrir la belleza de los submarinos amarillos.

El libro en el Bolsillo

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