[LV] La gran figura materna. Sobre ‘Alambres de Aire’ de Álvaro Navas

La relación madre e hija ha sido un motivo en la literatura desde que comenzó, empezando con Lisístrata y siguiendo con el cuento de La cenicienta. Esta relación, ya fuera con la biológica o con la madrastra, siempre se ha dado entre dos polos, el de la admiración absoluta o el conflicto más voraz. Las explicaciones psicológicas que se han dado han sido de todo tipo, pero como yo soy teórica literaria y no psicóloga, os puedo decir que la causa fundamental es la tensión entre lo que eres, lo que quieres ser y lo que parece que vas a ser. La madre esa aquello a lo que aspiramos o lo que queremos evitar a toda costa.

El tema se ha tratado desde todas perspectivas posibles, quiero decir, desde la culpa de la madre, la maldad, la bondad, la decepción, la admiración… Todas, y eso nos ha dejado una perspectiva literaria muy rica y con la que hoy en día podemos seguir jugando. En este sentido destaca la novela que me trae hoy aquí, Alambres de Aire de Álvaro Navas. La he leído gracias a un Libro Viajero [LV] organizado por Sara, en Instagram @s._lectora y que ahora por las circunstancias está paralizado. 

Quiero agradecer a ambos, autor y organizadora la paciencia y buen hacer que están teniendo y aprovecho para deciros a todos que espero que estéis bien, tanto vosotros como los vuestros. Sin liarme más, espero que os guste.

En una calurosa tarde, Erika, obsesionada con el azar y sus consecuencias, alimentará su desdicha al encontrarse por casualidad con una antigua compañera de la universidad. A partir de ese instante, su obsesión se acrecentará con un inesperado hallazgo familiar que hará que todo se resquebraje y que todos se desenmascaren. Con una velocidad desmedida, los acontecimientos se irán revelando con el paso de los días. Alguien mueve los hilos en la sombra. Alguien conoce todos sus movimientos. Son esos dichosos alambres que aprietan, pero no se ven. Alambres de aire. El autor de "La Mujer tras el Velo" vuelve a sugestionar a los lectores con una historia ágil, intensa y siniestra. Cuando las máscaras caen, todos se defienden, pues ya es tarde para esconderse. Una sensación incómoda invadirá al lector cuando se adentre en sus páginas. El dolor de una familia unida se convertirá en un alud incontrolable donde las reacciones inesperadas de los protagonistas saciarán el paladar de los lectores más exigentes.

El desconcierto como partida

Erika estaba deseando que ese día llegara: vacaciones. Es cierto que hace un calor terrible, pero qué mejor manera de empezar unas vacaciones que saliendo y más si es con una antigua amiga de la universidad a la que te encuentras por casualidad. Estos son los primeros pasos de Erika en un tiempo que se presenta como un descanso hasta que comienza a sospechar que su madre no le ha contado toda la verdad sobre su familia. De este modo, Erika se ve envuelta en una investigación personal y de aquella manera que provoca que todo su mundo conocido comience a tambalearse.

La verdad es que es el segundo libro del autor que leo y debo reconocer que siempre empieza muy arriba, metiéndote en sus páginas sin control ni freno. El punto de partida en este caso es una información sobre su familia que llega a la protagonista sin comerlo ni beberlo y que deja al lector pensando algo así como «¿y esto ahora qué?», vamos, como le sucede al protagonista. Esta información que en principio nos puede parecer más o menos relevante, (que lo es) adquiere todo su potencial cuando se vincula a la relación que tienen madre e hija.

Así, empezamos a ver que la historia se coordina en dos ejes, muy vinculados entre sí, pero que, bajo mi punto de vista, desarrollan las dos caras del carácter de la protagonista.

Por una parte, tendremos la trama de la investigación. Una investigación que nos lleva por la vía de la sospecha. Todo lo que rodeará a los personajes será susceptible de ser sospechoso, lo que lleva al lector a estar en un estado constante de casi psicosis, cada personaje nuevo, cada circunstancia que se salga un poco de lo normal nos incomodarán. Algo así como, por dónde vendrán los golpes ahora.

Y, por otra parte, tendremos la trama de Irlanda, la madre de la protagonista. No es spoiler decir que la protagonista y su madre no se llevan bien porque es algo que sabemos desde casi el minuto uno. Así, la trama girará en el porqué de esta mala relación y nos permitirá que unamos la información extraña que ha recibido Erika con los recuerdos de su infancia. En este caso, el lector se convierte en testigo de una infancia un tanto extraña y que se explica regular para una mente sana. Vamos, que es normal que la protagonista sea como es.

Introspección como vehículo

Como decíamos más arriba, la protagonista tendrá como dos caras o dos reacciones básicas. Al inicio de la novela encontraremos a una mujer que tiene facilidades para el pensamiento abstracto, su trabajo como ingeniera la lleva a analizar lo datos y sacar conclusiones y esto será, fundamentalmente, lo que la guíe en su periplo. Ella lo llamará instinto, pero realmente creo que es una sospecha que nunca se llega a reflexionar en voz alta. 

Después, cuando se dé la relación con la madre, encontraremos a una chica vulnerable, que no sabe cómo defenderse ante la imposición de una madre. Más o menos cruel, eso lo juzgaréis vosotros, cada vez que Erika está en escena con Irlanda pierde toda capacidad racional para dejar salir dolor.

De este modo, la novela nos lleva a bucear por los recuerdos infantiles de los personajes, sobre aquellas cosas malas o extrañas que nos sucedieron y que no recordamos. Desarrolla el autor, de esta manera, la dislocación hay entre lo que sucede y lo que recordamos (ya sea bueno o malo) y que nos configura un pasado un tanto irreal ­-esto sucede en la vida misma, vaya- y lo concreta en el conflicto con la figura de autoridad.

La guía de viaje

Quizá una de las cosas que menos me ha gustado de la novela, y que es parte del estilo del autor, es el problema con la adscripción genérica y el punto de cómo establece la intriga. Sobre lo primero, poco que decir a mi favor, la novela comienza siendo un relato de misterio familiar, muy bien entramado y muy adictivo, donde quieres saber qué ha pasado en realidad, para ser otra cosa que nos aleja un poco de lo verosímil que puede ser una novela de investigación. No obstante, lo dicho, esto es un problema personal, me tienen que dar muy muy bien las coordenadas, ambientarme y adentrarme muy bien cuando se hace un cambio genérico dentro de la novela porque si no, no me termino de quedar a gusto.

Sobre lo segundo, cómo se establece la intriga. En comparación con la primera novela que leí del autor, cabe decir que Alambres de Aire es mucho más redonda, bajo mi punto de vista, en cuanto a los personajes y las tramas. Frente al anterior libro, que en algunos casos me daba la sensación de había cabos sueltos, en este todo me parece hilado. Sin embargo, y es el estilo del autor y no termino de casar con él en este aspecto, creo que deja demasiadas cosas por supuestas, o que considera que el lector las puede resolver con los datos que da. En mi caso, y repito esto es personal, no funciona. O siento que no he prestado atención suficiente y vuelvo atrás para no encontrar la clave, y entonces se me atropella la narración, o directamente asumo que hay datos que no voy a entender.

Preparamos la siguiente parada

En cualquier caso, sí quiero recomendar el libro porque tiene muchas cosas de las que disfrutar. En primer lugar, el estilo del autor es fenomenal, como siempre, ágil y directo, con partes con cierto humor para relajar la tensión y un manejo del suspense estupendo. Además, el tema que trata, los secretos familiares y la relación madre-hija, lo hace con una habilidad estupenda y desde un punto de vista muy amplio.

Creo que Alambres de Aire es una lectura adictiva y que puede gustar a aquellos que disfruten del género de suspense, de investigación y que no tengan miedo a descubrir los secretos que se sostienen con esos alambres. Espero que os guste.

El libro en el Bolsillo

Puedes adquirir la novela 👉: Alambres de Aire de Álvaro Navas

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