[Reseña] De seguir así… Sobre ‘Odio el rosa. Historia de Sara’ de Ana Alonso

La reseña de hoy lleva consigo una anécdota y una sorpresa. En los últimos días de curso del año pasado tenía muchas horas muertas y eso llevó a que el nivel de aburrimiento en el departamento fuera tal que empecé a notar que algo me incomodaba. Diréis, Laura, qué historias nos estás contando, pero sí tenía tan poco que hacer que me di cuenta de que en el despacho había un libro que no cuadraba, que era muy raro que estuviera allí… Era un librito gris en el que tooooddas las páginas eran rosas…

Así llegué al libro que reseño hoy Odio el rosa. Historia de Sara de Ana Alonso y publicado por Oxford University Press. La novela es particular no solo por el color de sus páginas, sino porque la novela empieza en la misma portada. El libo era raro, además, empezaba como en un mundo post apocalíptico que me alejaba un poco del título. En definitiva lo cogí, empecé a leerlo, continué al llegar a casa y lo devolví al día siguiente, 393 páginas en menos de 24 horas, pero averigüé por qué no cuadraba en el despacho.

Los Ángeles, año 2055. Las marcas controlan una sociedad dominada por la imagen que choca con la personalidad de Sara. Su grito al mundo en forma de blog clandestino (www.blogdelynda.com) supone un grave peligro. Y es que nada en la vida de Sara es de color de rosa aunque lo pueda parecer.

Distopía capitalista

La madre de Sara la ha reparado para este preciso momento, al día siguiente se presentará al examen de ingreso de Sweet Pink, una de las empresas más importantes del mundo. Si aprueba el examen, se convertirá en una consumidora de primer rango y en imagen de la marca, su familia tendrá la vida resuelta y ella podrá vivir con tranquilidad. Solo hay un problema, odia con todas sus fuerzas el color rosa.

Y sí, empezamos directos porque la novela no oculta nada, en ella nos encontramos una crítica tan grande al capitalismo que tratar de decir que no es no haberse leído la novela. Por eso no cuadraba en el despacho de un colegio concertado.

En el 2055 las grandes corporaciones multinacionales se han hecho con el poder. Ya no existen gobiernos, sino empresas y consumidores a los que cuida y ceba para que sigan consumiendo su marca. Sin embargo, no todos los consumidores son igualmente válidos: depende de su procedencia, su nivel adquisitivo, su inteligencia, su belleza, la tradición… Todos estos criterios son los que configuran una sociedad en consumidores de diferentes rangos y, por tanto, con diferentes condiciones de vida. La manera de ascender en esa categoría de consumidor es consumir la marca, moldearte a su imagen y semejanza y conocer todo lo relacionado con ella. Así es como crían a Sara, nuestra protagonista de hoy.

La novela pega con este planteamiento un golpe sobre la mesa, haciendo una crítica a lo lógico que nos parece que nuestras condiciones de vida se acomoden a nuestra capacidad adquisitiva. 

Porque lo que no es básico se entiende, pero si capitalizamos hasta lo básico (el agua, la luz, internet…) quizá ya no parece tan lógico, ¿o sí? Además, no solo es que vivamos «según nuestras posibilidades» sino que, además, se nos exige que nuestra apariencia y comportamiento se adecúe a ese nivel. En la novela es claro, solo puedes obtener las cosas en función de tu rango de consumidor, ¿ascender? Alguien, de vez en cuando, para que la «plebe» viva con esperanza.

La subversión como medio de resistencia

Como os imaginaréis, Sara consigue pasar el examen y comienza a vivir en El Palavio, la sede central de Sweet Pink. Sus notas han sido tan buenas que tiene un tratamiento especial desde el principio y, por ejemplo, se le permite tener un ordenador sin mediar pregunta. Su objetivo es claro, necesita descargar todo ese odio por lo que ella va a empezar a representar y comienza su doble vida: como Lynda en la red denunciará a la compañía, como Sara se convertirá en la mejor imagen de la marca.

Así nos enseña la novela cómo la denuncia se convierte en actos por mucho que nosotros no queramos que lo sean o no sepamos medir las consecuencias de los mismos. La guerra entre la compañía y ese blog pitara comienza pronto y todo el mundo comienza a tensar una cuerda que parece a punto de romperse.

Imagen y palabra

Toda la novela vendrá acompañada de ilustraciones porque, allá por el 2015, cuando fue publicada, muchas de las cosas que suceden en la novela no eran más que meros conceptos que hoy en día conviven como nosotros (como por ejemplo la idea de influencer). Además, la prosa será sencilla porque a pesar de este contenido tan ideológico (contra el que no tengo ningún problema) el  público objetivo es el juvenil. 

Sus personajes serán bastante redondos y creceremos con Sara a lo largo de la novela a través de las conversaciones de chat que mantiene con otros personajes. Gracias a esto el ritmo de la novela será bastante bastante rápido y te enganchará desde el minuto uno.

La crítica es necesaria

Más allá de lo de acuerdo o no que estemos con nuestro sistema económico, creo que las críticas que encontramos en Odio el rosa. La historia de Sara son cosas que debemos plantearnos en una actualidad en que nos dejamos llevar por el consumo del último móvil o el último modelito. 

La cuarentena ha demostrado que el cese de la actividad humana sanea el planeta, pero como no podemos cesar, al menos que nuestras actuaciones sean un poco más sensatas. E incluso si queremos ser egoístas, defendamos nuestra libertad de actuación, de decisión, no nos dejemos llevar por anuncios fáciles, cánones imposibles y comparaciones estúpidas.

Esta novela nos educa en eso y por eso merece la pena leerse. Además, la distopía está muy bien configurada, la ambientación es alucinante y los personajes se desarrollan de muy buena manera. Añadimos para finalizar una lectura ágil, rápida y adictiva y ya tenemos una novela muy interesante de leer. Espero que os animéis con ella. 

El libro en el Bolsillo

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