[LC] Antes de tiempo. Sobre ‘El castillo ambulante’ de Diana Wynne Jones

Definitivamente, cuando una novela me gusta mucho, hasta el punto de que llega a «extasiarme», lo que sucede es que entro en el mutismo y no puedo hablar de ella. Mejor dicho, me cuesta hacer un texto sobre el por qué me gusta y termino solo diciendo cosas sueltas que no se unen con un todo.

Esto es lo que me pasa con la novela de hoy, que he leído gracias al club de lectura de Érase una vez un club de lectura. Comencé conociendo la historia por la película y terminé amando el libro por todo lo que encuentro enterrado en él. La novela es El castillo ambulante de Diana Wyne Jones, publicado por Nocturna. Espero que os guste.

En el país de Ingary, donde existen cosas como las botas de siete leguas o las capas de invisibilidad, que una bruja te maldiga no es algo inusual. Cuando la Bruja del Páramo convierte a Sophie Hatter en una anciana, la joven abandona la sombrerería familiar para pedir ayuda en el único lugar mágico que se le ocurre: el castillo ambulante que atemoriza a los habitantes de Market Chipping. 

Pues dentro no sólo se halla un demonio del fuego, sino también el perverso mago Howl, tan diestro en realizar hechizos como en robar los corazones de las damas.

Maldiciones sueltas

Sophie Hatter es la mayor de tres hijas y, por eso, supone ella, no puede esperar nada bueno de la vida. A priori ser la mayor en la mentalidad de Sophie implica que todo le va a salir mal y que tiene que conformarse con lo que hay, en este caso, con cuidar la sombrerería que dejó su padre al morir. La Bruja de Páramo debe pensar algo parecido, ya que un buen día y sin conflicto aparente, convierte a Sophie en una anciana, lo que la lleva a buscar refugio en el único lugar que tiene a mano: el castillo ambulante. Total, en él vive el mago Howl y a él solo le interesan las jovencitas.

La desgracia de Sophie será el motivo de la novela, aunque no por ello se la convertirá en víctima. Más allá de que haya sido la Bruja del Páramo quien la haya hechizado, nuestra protagonista tiene una tendencia increíble para atraer la desgracia. Sin embargo, todo hechizo tiene su contrahechizo, así que, unida a la trama de Sophie, encontraremos la trama del mago Howl, que tendrá una misión, escapar a la maldición que la bruja también le ha echado a él.

Pero la historia no será planteada de un modo tan explicito desde el principio, ya que todos los personajes de la novela tendrán un algo contra lo que luchar y algo por lo que pelear. Se teje de esta manera una red de pareceres y descubrimientos que el lector tendrá que ir resolviendo, haciendo hipótesis, disfrutando, a lo largo de la novela con un punto clave: Calcifer, el demonio del fuego.

La idea equivocada

Lo cierto es que a medida que el lector se va introduciendo más en la historia, más perdido le parece que está. Las posibilidades mágicas se multiplican, la indeterminación de Howl salpica todo y las restricciones de Clacifer sobre su contrato son tremendas. Y es que, aunque hemos dicho que los motivos son Sophie y Howl, el motor de la trama será que Sophie rompa el trato que Calcifer tiene con Howl, para que él rompa la maldición que le ha lanzado la Bruja del Páramo a ella. Así comenzamos la investigación que, desde el punto de vista que se nos ofrece en la novela, tiene un hándicap: Sophie.

Su perspectiva me parece muy interesante, ya que en el fondo se merece la maldición como la que más. Su problemática la podemos ver en nuestro día a día, además pasando desapercibido ya que lo teñimos como responsabilidad, esta es aquellas personas que, siendo jóvenes, por el motivo que sea, se sienten mayores de lo que son. Es cierto que las responsabilidades, la manera de comprender el mundo o los problemas a los que tienen que hacer frente producen que tengan que tener esta madurez, pero es cierto que en más de una ocasión se emplea también como escudo para no tomar riesgos.

En nuestro caso, que Sophie se convierta en una anciana no es más que una excusa (otra más) de las tantas que se pone Sophie para no enfrentarse a la vida. Ya era, siendo joven, una anciana que temía salir a visitar a sus hermanas, que sabía que su madrastra se aprovechaba de ella, pero que no ha hecho nada. Sin embargo, y esto es lo genial de la obra, con la libertad que le confiere la adultez descubre cómo ser esa joven que no se decidía a ser, cómo decir su criterio sin que la desacrediten (aunque Howl no para de hacerlo). La bendición que le otorga la Bruja del Páramo es quitarse los peros propios de la edad y una fecha límite, así es cómo la protagonista consigue ser quien realmente es, decir lo que realmente piensa.

Una llama, una voz

No obstante, qué sería la historia sin Calcifer. Este demonio del fuego que está retenido por Howl, aunque no sabemos por qué, es un personaje que se nos queda por su crueldad impostada. Su fuego no quema, sino que calienta y alumbra al resto de personajes.

Si el lector quiere hacerse un juicio de alguien, solo tiene que prestar atención a los acertijos que el demonio del fuego nos deja sobre esa persona. Esa idea de que la verdadera naturaleza la revela la palabra es algo que nos enseña él y que poco a poco irá cobrando significado en la magia de la novela.

En la obra se entiende que la palabra puede cambiar y mejorar lo que nos rodea casi como si el hecho mismo de nombrar fuera magia. Ahora bien, esas transformaciones no tienen por qué agradar a todos, así que la palabra a parte de poderosa es peligrosa. Conocer su manejo y su poder es lo que nos hace realmente magos.

Reencuentros

Como veis, es complicado hablar de la novela. La importancia de la palabra, la regañina que nos llega cuando somos demasiado «responsables», un mago un poco sinvergüenza y unos personajes que son increíbles, redondos y entrañables nos adentran en una novela que se disfruta sin darte cuenta. Compararla con la película no tiene mucho sentido, ya que contándonos en el fondo lo mismo, una y otra añaden motivos o temas que a los creadores les interesa más. En el caso de Diana, creo que el interesa destacar cómo no nos damos cuenta de las trabas que nosotros mismos nos ponemos y cómo cuando estas desaparecen somos realmente libres.

Para mí la relectura ha sido volver a leer esa regañina en un estilo que me llevaba de la mano y que me hacía seguir identificándome con Sophie en las excusas. Creo que es una historia que disfrutaréis porque os hará ir un poco más allá y sonreír con las maldades de un brujo muy particular y su demonio del fuego. Espero que os guste.

El Libro en el Bolsillo

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