[Reseña] Los malos siempre ganan. Sobre ‘Facturas pendientes’ de Ángel R. Barrios

No siempre los héroes ganan, no siempre los héroes lo son, no siempre queremos que ganen. Estas perspectivas a nivel literario me parecen muy interesantes, ya que el nivel de extrañeza que genera en el lector no hace solo que absorban la narración, sino que, además, les lleve a cierta reflexión. El hecho de que una historia no esté apoyando acciones o juicios que, a priori, van en contra de nuestra idea de justicia o moral, siempre es muy interesante y estimulante.

La novela que hoy reseñamos realiza esta apuesta desde el primer momento, sin mediar palabra y dejando que el lector se convierta en voyeur de todo lo que sucede. Esta es Facturas pendientes de Ángel R. Barrios publicada por Kmleon Books, Espero que os guste.

SE HA CONVERTIDO EN JUEZ Y VERDUGO, sólo quiere lo que le pertenece.

LA VENGANZA ES UN JUEGO AL QUE SIEMPRE GANA. Si convences a alguien de que está muerto, pagará como lo hacen los vivos.

SUS AMENAZAS SON TAN CONVINCENTES QUE NINGUNA VÍCTIMA ABRE LA BOCA, Hasta que decide dejarlo. Aparecen nuevos jugadores y todo se complica para David, ganar la partida se convierte en cuestión de vida o muerte. Todos quieren cobrar, pero ninguno está dispuesto a pagar nada. 

Un antiguo novio de su compañera, la policía, sus víctimas y sus cómplices, a los que ni siquiera conoce. No hay reglas cuando se lucha contra la tormenta.

Una ciudad cualquiera

Cuando a Salgado le amputan el dedo izquierdo, después de haberle requerido cierta cantidad de dinero, no piensa en decir nada a nadie. Cuando David Herrero termina el trabajo, ya solo queda que uno pague su factura y, a pesar de que su amiga Clara pretende que no la cobre, tendrá todo listo para coger a Romero. Sin embargo, un pequeño rastro queda tras sus cobros y la policía no andará lejos, aunque por los motivos que menos nos imaginamos. Del Río y Bernal serán los encargados del movimiento de esta investigación, aunque, como veremos, siempre hay un algo más detrás de lo que parece.

Las fichas del ajedrez pronto se nos aparecerán dispuestas en el tablero de esta novela policíaca y de investigación. Este último elemento será muy importante en ella, ya que más que ir a por el «malo», lo que tendremos que averiguar serán los diferentes porqués y las posturas de cada una de estas piezas.

En primer lugar conoceremos a David Herrero, nuestro protagonista, que se nos presenta con una asepsia total. Su primera escena es el cobro de una factura, que incluye la amputación de un dedo de la mano, y, sin embargo, el lector sabe que algo ahí está bien, que quien tiene que salirse con la suya es Herrero. Me ha parecido en este aspecto muy interesante la narración, ya que el autor ha logrado que nos posicionemos claramente con el buscado.

La historia continúa y pronto nos damos cuenta de que la obra nos quiere llevar por esa parte trasera del escenario donde suceden cosas fuera de la ley y la justicia. Así conocemos a los policías de la trama, el inspector Sanz investigará quién es el artífice de este tipo de cobro, sin embargo, se verá frenado por el propio sistema, que pronto da muestras de no querer que todo este conflicto se resuelva. Por su parte, el inspector Del Río y la agente Bernal nos enseñarán cómo se puede ser profesional, aunque intervengan nuestros intereses.

Un pulso incesante

De este modo, vamos viendo que nos encontramos ante una obra cuyo ritmo es incesante y que se compone como una gran melodía. La trama principal, la que compete a David, se une con una trama un poco más sentimental, que derivará en un enlace con la mafia; la investigación policial nos enseñará los intereses entre las altas esferas y la policia, cómo los agentes también son humanos y dejará clara su capacidad de decisión.

En este sentido, lo que más me ha gustado de la obra es ese ver si el plan está bien montado para que no pillen a nuestro protagonista,  ver cómo todo se va enredando porque efectivamente las cosas no pueden ser tan fáciles y que se aderece todo esto con el toque de saber que nadie está haciendo las cosas bien, legalmente, pero querer que a esos dos o tres personajes que nos caen bien les salgan las cosas. Ese estar con el malo me ha fascinado, porque al final debería pagar, pero es que a lo mejor tiene razón en hacer lo que está haciendo.

El camino del antihéroe

Otro punto  destacar de la obra es cómo ha configurado a nuestro protagonista. Muchas veces, aunque la motivación del delincuente nos parezca más o menos legítima, seguimos teniéndole nuestra manía porque, al fin y al cabo, está haciendo las cosas mal. En este caso no es tanto así, Ángel Barrios ha ido construyendo su figura del antihéroe poco a poco, pero sin dejar que en ningún momento el personaje se descontrolara. Así pasa de un acto justo pero delictivo, a crímenes encubridores que son peores en esencia, pero que a nosotros nos parecen necesarios para su supervivencia. De este modo, perdonamos a David y lo convertimos en un héroe manchado de sangre, pero que tiene toda la razón del mundo.

Esto no podría llevarse a cabo si el resto de los personajes no tuvieran matices y, así, entramos en el cuerpo policial. En el veremos que lo que motivará a todos estos actores es cumplir la ley,  sin embargo, su perspectiva de lo bueno y lo malo, a veces, no coincide con ella. Se pone en marcha así un juego de malabares de conocimiento y desconocimiento, de implicación personal y consecuencias profesionales que los vuelve muy humanos. No tendremos a los policías atormentados, no tendremos a policías ejecutores, sino que tendremos a personas que son policías  y que sufren y viven con sus casos.

Paguemos la factura

Como podemos ver, la obra es muy completa, a todo lo dicho, debemos añadir un estilo cuidado y que nos facilita la lectura. Agilidad y lenguaje directo nos invitan a continuar pasando páginas, pero es que a ello debemos añadir la rapidez, que no desenfreno, de la trama; muchas líneas en las que descubrir cosas y que quedan perfectamente resueltas, y la magia de ir con el «malo».

Para ello ha creado personajes muy humanos y cercanos al lector, con problemáticas que hemos visto todos los días en nuestro televisor y que serán, precisamente, las que nos lleven a emitir juicio de bien o mal. Una obra que os recomiendo sin duda y que me alegro de haber descubierto. Espero que os animéis con ella. 

El libro en el Bolsillo

Puedes adquirir el libro 👉: Facturas pendientes de Ángel R. Barrios

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