[Reseña] El mundo que creamos. Sobre ‘El club de las histéricas. Simone contra las fuerzas del mal’ de Jessica Centelles Escribano

El diálogo siempre ha sido la manera de establecer el conocimiento del mundo. Si es te era un poco más fuerte, lo llamábamos debate y, si aumentaba de fuerza, discusión. Hoy en día el debate parece algo del pasado, ya que se ha optado por la imposición del pensamiento y el diálogo es para los ingenuos. Sin embargo, como sociedad no llegaremos a amparar a todos sus miembros si no dialogamos entre nosotros. Pero, parece, en este caso alguien siempre pierde. ¿Cuándo entenderemos que compartir no es perder? ¿Cuándo entenderemos que tener los mismos derechos no es rasarnos en la igualdad, sino reconocer nuestra individualidad? Pero el discurso del emperador y la víctima funciona muy bien en todas las direcciones. Ojalá pudiéramos hablar y escucharnos más.

En un mundo donde no se ha escuchado y se ha impuesto nos situamos con nuestra novela de hoy, El club de las histéricas. Simone contra las fuerzas del mal de Jessica Centelles Escribano, publicado por NPQ Editores. Esta es una de las adquisiciones que hice en la Feria del Libro de Murcia de este año y creo que no he tenido mal ojo. Espero que os guste.

Histérica, loca, frígida… Son los adjetivos con los que nos definen a todas las que no queremos acatar las normas de un patriarcado que nos obliga a la sumisión, de una normalidad que se nos ha impuesto y con la que nos han atravesado. Esto es algo que Simone tiene muy claro y que siente en su sangre, hirviendo como una olla a presión a punto de estallar. Encerrada en el Centro de Adiestramiento y Control de Conductas Anormales, planea cómo acabar con esta situación. Hannah, por otro lado, sueña ilusamente con sentirse realizada algún día en su trabajo para La Voz. "El trabajo dignifica", piensa ella. Pero estas creencias firmes pueden saltar por los aires en cualquier momento. ¿Qué pasará si se juntan la sed de venganza y el resentimiento?

En un futuro ¿lejano?

Hannah  es una joven periodista que trabaja para La Voz del Estado que está gobernado por el PCR, Partido Conservador de la raza. Su oportunidad llega cuando el periódico la envía a un Centro de Adiestramiento y Control de Conductas para hacer un informe favorable de estos centros de reinserción para mujeres. Sin embargo, allí conocerá a Simone, una histérica que cambiará su vida para siempre.

Así, con el supuesto de que un partido de ultraderecha gane e imponga sus ideas reconvirtiendo totalmente el estado, comienza esta novela feminista de ciencia ficción distópica. Sin duda una obra que tiene muchos apellidos en su denominación, pero sin duda cada uno de ellos merecido.

En este mundo que nos plantea la autora, la mujer ha sido sometida en su totalidad y se le ha asignado el papel de productora de vida. Bien es cierto que se le permite trabajar, como sucede con Hannah, ya que se sigue también con la premisa de que el trabajo dignifica y permite el consumo. Así se establecen las tres normas básicas de este nuevo mundo: produce, consume reprodúcete.

No obstante, bajo este planteamiento, no nos encontraremos solo una historia de males, que los hay, sino también una historia de esperanza, de unión y fortaleza. La ingenuidad de Hannah contrastará con la calle que tiene encima Simone, sin embargo, una para la otra serán el descubrimiento y la esperanza de un mundo que puede ser suyo.

Reflexión e idea

Hay que reconocer que el libro más que una intención literaria, que lo tiene, aunque sea un mero esqueleto de inserción de ideas, es una proclama y reflexión no solo sobre la situación de la mujer en la actualidad, sino también una búsqueda de por qué en el sistema, haciendo crítica así también al capitalismo. Sin embargo, como decía, la parte literaria, la historia Hannah-Simone, es lo suficientemente potente para que el lector se enganche a la obra.

En cuanto a las ideas…, es cierto que a nivel de libro con mensaje, lo que ha transmitido no me ha extrañado en lo más mínimo y no ha habido nada contra lo que haya podido estar. Quizá hay partes que no me inspiran, en el sentido político de la palabra, porque son cosas que ya sabemos y que por repetirlas mil veces no vamos a mejorar. Esto no significa que no sea necesario, sino que ya, a quien lo sabe, no le produce impacto.

Por el contrario, hay otras reflexiones más profundas, quizá porque son íntimas de los personajes, que sí que calan más, como la cuestión de la imposición social de la felicidad, que sí que me han llegado bastante más. Además, creo que en este sentido, la inclusión que realiza la autora de otras minorías es interesante.

Por otro lado, aunque estoy de acuerdo con cómo encaja la autora la correlación sexo-género, que se ha impuesto, pero que es inexistente; con el rol socioeconómico, creo que esta no termina de explicar otras realidades injustas asociadas, por ejemplo la diferencia de clases. En este sentido, sí que es verdad que la crítica social que hace explica mucho sobre el sistema, pero deja coja una parte, creo, fundamental.

Proclama y estilo

A día de hoy, creo que todos conocemos cómo es el estilo de las proclamas políticas y las reivindicaciones. Tienen que ser ideas muy claras, que entren muy bien en el cerebro del objetivo y que se repitan mucho para que calen muy hondo. Bueno, este es el estilo que encontramos en la obra.

No quiero decir que la autora intente hacer un panfleto ni una obra para convencer, pero es cierto que se utiliza ese estilo y que gracias a él el mensaje queda claro. Ahora bien, hacia el final se hace un poco repetitivo, ya que ya conocemos las ideas y la manera de expresarlas. Esa reiteración reivindicativa cansa un poco al lector que lo que quiere saber es qué sucede a los personajes. Que, como decía, ya sabemos que las cosas se aprenden en algunos casos por repetición, pero también es cierto que quien se acerque a esta novela es probable que piense como la autora. Por ello, el final  de la obra me ha costado, el discurso era el mismo y los personajes parecían abandonados.

Una vuelta…

Creo que es un libro que no me ha disgustado porque me gusta todo lo que nos cuenta y la historia de ambas mujeres me parece interesante, aunque esquelética. Sin embargo, reconozco que es una obra pesada y que puede atragantarse un poco por su sonsonete.

Sin embargo, os la recomiendo, más allá de los peros que he podido ponerle, es cierto que la obra nos invita a la reflexión y nos propone un análisis crítico de muchas de las situaciones que aún hoy en día podemos encontrar siendo mujeres, sobre todo en el ámbito laboral. No está mal recordar que aunque ahora no nos vaya tan mal, podemos ir a peor porque de hecho lo estuvimos. No es una lectura optimista, pero creo que sí que ofrece cierto camino: iguales, libres y unidas. Espero que os guste la obra. 

 El libro en el Bolsillo

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