[Reseña] Ni a grandes males. Sobre ‘Más fría que la guerra’ de Fabián Plaza Miranda

Creo que a veces los libros nos llegan porque de una manera o de otra el ambiente nos invita a ellos. Ahora mismo, con el conflicto entre Rusia y Estados Unidos por Ucrania, si tenemos un poco de edad, no podemos dejar de echar la vista atrás para recordar la Guerra Fría. Yo, la verdad, es que no soy tan mayor y mis padres nacieron justo cuanto terminó; igual que yo nací justo una semana después de que cayera el Muro de Berlín. Sin embargo, como decía, ahora mismo parece que ambos hechos están más cerca que nunca, tanto como alejadas están las posturas de ambas naciones.

Justo, sin proponérmelo, así como tienes una conexión repentina con una persona, tuve este flechazo con una novela hará un par de semanas. La novela nos situaba en 1989 y fabulaba con la idea de que la Guerra Fría continuaba. En su momento pensé que sería una distopía más, a pesar de ser Premio Minotauro 2021, pero a medida que iba pasando el tiempo se me metía más en la cabeza y finalmente he caído. La novela en cuestión es Más fría que la guerra de Fabián Plaza Miranda y está publicada por la editorial Minotauro. Espero que, a pesar de este ambiente de inquietud en el que vivimos por el tema, os guste.

Desde 1969, la humanidad ha sufrido, de manera aislada, el ataque de «malosviajes», unas indestructibles criaturas asesinas de otra dimensión. En 1989, el teniente Arturo Crespo, oficial de inteligencia del CESID, es elegido para una misión cuya credibilidad se encuentra a la altura del desprecio que le profesan su jefe y sus compañeros: conseguir que España entre en la Organización de Defensa Alterdimensional, el organismo que vela por la seguridad de los ciudadanos frente a ataques de naturaleza sobrenatural.

En un contexto de Guerra Fría, Arturo deberá unir fuerzas con los agentes parafísicos Callahan y Mazur para atajar los cada vez más frecuentes ataques de «malosviajes».

Un «mal viaje»

Años 60, el bloque capitalista y el comunista siguen enfrentados, mientras tanto el movimiento hippie se expande. En una de esas reuniones multitudinarias se vieron, por primera vez, esos seres que atacaban a todos los presentes indiscriminadamente. Después se les llamó «malosviajes».

1989, España está aislada del mundo, su conservadurismo e ideales la alejan de ambos bloques que siguen disputándose el mundo. Arturo Crespo, sin embargo, tendrá que conseguir que ambos bloques acepten la entrada de España en la ODA (Organización de Defensa Alterdimensional).

De este modo, con unos precedentes que dejan al lector muy parado por la magnitud de la escena, y un presente que, si bien nos puede parecer cercano, descoloca por la bifurcación histórica en la que se ambienta la novela; comienza nuestra novela de ciencia ficción distópica.

EL objetivo de nuestro protagonista, Arturo Crespo, es conseguir la inclusión de España en la ODA, el organismo que se encarga de velar por la seguridad entre dimensiones. Para ello tendrá que convencer a Callahan, el enlace estadounidense, y a Mazur, el enlace soviético, de que España es un valor a tener en cuenta. Sin embargo, las cosas se complican al aparecer un terrorista que parece estar muy vinculado con los «malosviajes», a partir de esto la novela se lanza en una lucha contrarreloj para contener la amenaza.

Más allá del texto

La acción narrativa nos lleva, por tanto, a una novela donde la ciencia ficción está servida. La Guerra Fría nunca acabó y los comunistas parecen ir ganando la batalla. A parte de eso, después de la primera llegada de estos seres arácnidos, insectoides e invulnerables, el mundo desarrollará una especie de magia (aunque en la novela se llama así está más cerca de las capacidades extrasensoriales) propiciada por el uso de sustancias estupefacientes y que basa su poder en la manipulación de energía y conexión con otros seres, entre otras cosas.

No obstante, junto a este desarrollo, encontramos también una exploración sobre lo que la política (de ambos bandos) tiene de hipócrita, sobre las creencias y los valores. La fusión de los tres bandos que se alían para hacer frente a la amenaza nos permite hacer una reflexión comparativa sobre qué nos aleja y qué nos acerca… Y curiosamente siempre es lo mismo.

No quiero decir nada de si se llega a una conclusión, pero creo que  el autor ha sido muy valiente en su final y en lo que demuestra. Al final, no vivimos en una Guerra Fría, pero ahí tenemos lo que tenemos ahora.

Nóvum y personajes

Desde luego y, a pesar de lo que podamos pensar, lo que impacta de la novela no es tanto el ataque de lo ajeno, parece que ya andamos acostumbrados a los ataques de seres extraños, sino la ordenación del mundo. Plantear un cambio así no es nuevo, pero creo que el autor sí que ha sabido conjugar todo y enfrentarlo ante un peligro común y como veréis bastante espeluznante. Creo que como novela de ciencia ficción tiene todo lo que se le puede pedir, aparte de amenidad, que no suele ser lo frecuente en el género.

Por otro lado, otro punto fuerte de la obra son sus personajes. No vamos a encontrar héroes, ni si quiera antihéroes, vamos a encontrar personas con aspiraciones normales que están metidos cual marionetas en un juego de títeres. Cuidado, cuando me refiero a normales, no me refiero que no sean extraordinarias o no tengan poderes (bueno, en eso es verdad que el español es normalillo…), sino que tendrán aspiraciones muy convencionales: la familia, la lealtad, el reconocimiento, etcétera.

Justo por esto, no sabría con cuál quedarme de los tres, porque al final por una cosa u otra te conquistan. Quizá el más sencillo de comprender, increíblemente, sea Mazur, pero creo que todos son muy cercanos. Esto no implica que los personajes sean transparentes o que el autor no haya sabido darles intriga, a lo que me refiero es que los sientes cercanos, muy reales y eso cuando hay bichos enormes que te pueden arrancar la cabeza al lado se agradece.

Una pluma interesante

No había leído nunca nada del autor y su prosa me ha gustado muchísimo. El estilo se sigue bien, tiene un puntillo de humor muy leve, pero que aligera algunos momentos de tensión muy bien y creo que, además, su obra invita a una segunda lectura para seguir encontrando referencias y reflexiones.

Ha sido una lectura que me ha tenido enganchada y de la que he hablado a los que me rodean. No es que no me pase nunca, pero sí que es verdad que me ha movido a decir «mira qué cosa estoy leyendo, la verdad es que es la leche», así que como os podéis imaginar os la recomiendo bastante. Espero que os animéis como os decía más arriba, creo que es un buen viaje.

El libro en el Bolsillo 

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