[Reseña] Todas somos herederas. Sobre ‘Las herederas de la Singer’ de Ana Lena Rivera

No tengo hijas, pero tengo alumnas. No digo esto con la idea de apropiarme de la maternidad de otras, sino para hacer referencia a que mi horizonte generacional va desde mi abuela, hasta las generaciones más jóvenes, a pesar de que no soy madre. Este hecho ha provocado que en muchas ocasiones haya pensado que soy muy vieja, que por mí han pasado muchas cosas y que las circunstancias han cambiado mucho. Otras veces pienso que hemos avanzado muy poco y que nuestras jóvenes siguen teniendo las mismas preguntas a las que damos las mismas respuestas porque ni nosotras mismas sabemos cómo salimos de aquello. O mejor, sabemos a ciencia cierta el resultado, pero no qué lo provocó, porque desgraciadamente el causante de nuestras inseguridades es endémico.

Y hemos avanzado, repito, pero hay cuestiones de base en cuanto a la mujer, en cuanto a nuestro papel en el mundo que cuesta cambiar mucho. La novela que traemos hoy aquí nos enseña ese doble horizonte en cuanto al recorrido de la vida y derechos de las mujeres en España, ese avance y estancamiento que parece contradictorio, pero que es nuestro día a día. 

La novela es Las herederas de la Singer de Ana Lena Rivera publicada por Grijalbo Editorial y lo he leído gracias a un grupo de lectura que me aceptó hace poquito #SoyYincaner@. Gracias a Ana Kayena y a todo el resto de compañeras por la lectura. Espero que os guste.

El día que la joven Aurora se vio obligada a trabajar en la mina tras el accidente de su padre, se juró a sí misma hacer lo que fuera necesario para salir de aquel infierno.

Un matrimonio sin amor y la máquina de coser Singer de segunda mano que recibe como regalo de bodas le proporcionarán una nueva forma de salir adelante, hasta que un terrible suceso convierte la Singer en la única prueba de la amenaza que la perseguirá toda la vida.

Muchos años después, la complicidad que teje con su biznieta Alba desvelará el secreto que ha planeado sobre las mujeres de su familia.

Allá por 1938 y 2019

Ana vive una vida que no parece suya. Sin que nada le falte, su matrimonio hace aguas por todas partes y ella se siente como un mueble que ya no sirve, como la vieja Singer su madre le regaló por su boda.

Aurora ha tenido que aguantar y salir adelante ella sola desde pequeña, pero lo que le cambiará su vida será entrar a trabajar en la mina, una máquina de coser y objetivo en la vida: no depender de nadie. Para ello hará lo que haga falta, por encima de cualquiera, solo quiere ser libre.

De este modo comienza la novela que nos trae hoy aquí, una mezcla genérica entre histórica, contemporánea e con algún toque de policiaca, cuya mejor definición porque aúna todo sea feminista. Porque nuestra novela no va solo de dos mujeres, sino de cuatro, cuatro generaciones de mujeres que a través de sus vivencias nos llevarán desde la España de postguerra hasta nuestra actualidad.

Una historia nuestra

Desde luego, las peripecias de las mujeres de esta familia asturiana serán importantes, pero también serán los temas que se desarrollan en dicha historia, ya que muchos, por no decir todos, son los temas con lo que cada una de nosotras convivimos y a los que nos enfrentamos día a día.

Aurora, la bisa, comienza su historia y será la constante a lo largo de toda la obra. Su lucha por ser independiente, por no sufrir el maltrato que la mujer sufría en la época y sobrevivir por encima del ideal, porque este no da de comer, serán sus alegatos. Irónica, divertida en su vejez y cruel en su juventud, no podemos dejar de ver a una mujer que la vida la ha hecho así y que en el final de su vida llega a comprender lo malo y lo bueno de su persona.

Águeda, la hija, la madre, la abuela, una mujer que tuvo que superar la desestructuración familiar y soñó con hacerse la propia como normaba la época. Sufridora por todo el mundo, con ella nos encontramos con los temas que se destapan en la transición, con aquellos que la rodean.

Ana, primera mujer universitaria de la familia, su historia es la de tantas madres que fueron madres y nunca pudieron ser otra cosa, aunque lo desearan. Nuestra mujer moderna, nuestras madres, esas que quieren entender, pero que les cuesta porque casi les han metido en el código genético las costumbres. Ese conflicto y ese choque que aún hoy seguimos viendo en silencio.

Finalmente, Alba, la biznieta. Una muchacha que lucha por sus derechos en todos los planos y en todos los sentidos. Con ella llegamos a nuestra actualidad más inmediata, sus temas son los nuestros y, después del recorrido, veremos que de todas las mujeres desde hace mucho tiempo.

Exposición de tiempos

Sin embargo, esta historia no solo será holística en cuanto a temas, sino también en cuanto a tiempos y sensaciones que produce en el lector.

La historia alternará entre la primera y la tercera persona, pero en sí seguirá la voz de cada una de estas cuatro mujeres y nos las expondrá en distintos tiempos de su vida, sin un orden cronológico, sino circunstancial. Esto no solo nos provocará la sensación de estar viendo los acontecimientos vitales con todos sus porqués, sino que, además, nos permitirá releerlos con diferentes perspectivas.

Quizá esta sea una de las cosas que más me ha perturbado de la novela. No porque el cambio de tiempo no se entienda o te pierda, que una vez que entras en la dinámica el lector se desenvuelve bien; sino que al revisitar diferentes acontecimientos me daba la sensación de caer en incorrecciones, o bien de tiempo o bien de coherencia. Sin embargo, esto solo ha sido una sensación y puede que otro lector lo viva de otra manera.

Intensidad

Pero no en el mal sentido. Es una obra que me ha gustado porque durante toda su lectura ha intentado conquistarme. Es cierto que no he contado mucho, porque es muy fácil hacer spoiler sin querer, pero sí puedo decir que la autora siempre conseguía que entendieras que las historias de unas no eran las de otras, pero sí también que entendieras que los problemas básicos de unas eran también de las otras (la relación con hombres, la menstruación, la adolescencia, etc.) y por ende del lector. Así se producía esa sensación de lejanía y cercanía que llevaba a que poco a poco cayeras en sus redes.

El estilo de Ana es sencillo y fácil de seguir, pero lo que más destacaría de él es la capacidad de reflejar crudamente situaciones límite, sin caer en el morbo, y, además, la capacidad de conmover a la lectora y que se sienta incómoda en el sitio. Todavía nos queda mucho, pero mientras tanto, os recomiendo la novela. Espero que la disfrutéis.

El Libro en el Bolsillo

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