[LC] La transición necesaria. Sobre ‘Asesino de brujas. Los hijos del rey’ de Shelby Mahurin

No sé si sois asiduos del blog o no, pero aquellos que sí suelen leerme sabrán que considero que las segundas partes de las trilogías son inevitablemente un llano narrativo. Con esto no quiero decir que no suceda nada en esas entregas, sino que se trata de la calma necesaria en la historia para que los personajes evolucionen, tomen posiciones y se dispongan en el tablero todas las piezas que necesitamos tener en cuenta para la formación del gran desenlace de la tercera entrega.

Por ello, cuando leo reseñas sobre este tipo de novelas, como la que hoy traemos al blog, en las que se dice que es una entrega intermedia que el autor o autora ha usado para sacar más dinero me enfado un poco. Ciertamente hay libros que son así, pero cuando se nos muestra una evolución de personajes tan brutal como en Asesino de brujas. Los hijos del rey, segunda entrega de la saga Asesino de brujas de Shelby Mahurin, publicada por Puck, me cuesta entender estas críticas. A ver qué os parece a vosotros, espero que os guste.

*Es una reseña de una segunda parte, por lo que puede contener spoilers de la primera.

La esperada secuela del éxito de ventas del New York Times: Asesino de brujas. La bruja blanca.

Lou, Reid, Coco y Ansel huyen no solo del aquelarre, sino también del reino y de la Iglesia. Son fugitivos y no tienen donde ocultarse.

Para sobrevivir, necesitan aliados. Y unos muy poderosos. Pero mientras Lou se preocupa cada vez más por salvar a sus seres queridos, se adentra en el lado oscuro de la magia. Y el precio a pagar podría ser la persona a la que más teme perder: Reid.

Ellos están unidos por un juramento y solo existe una cosa que puede separarlos: la muerte.

Inmediatamente después

Justo después del Modraniht, de que Lou haya sobrevivido gracias a Reid y de que Morgane haya declarado la guerra a su hija y todo aquel que la proteja; nuestros protagonistas, Lou, Reid, Coco y Ansel huyen de todo y de todos para poder sobrevivir y crear un plan para ir contra Morgane. Sin embargo, encontrar posibles aliados no será tan fácil, Morgane les pisa los talones y amenaza a aquello que Lou más quiere en el mundo, Reid.

Adonde ella vaya, él irá. Hasta que la muerte los separe.

Sin ningún tipo de hiatus más que un cambio de lugar, comienza esta segunda entrega de la saga de fantasía  Asesino de brujas. En ella, lo que encontraremos será como Lou y Reid, junto con sus amigos y familiares intentarán encontrar aliados para poder combatir el poder de Morgane. Sin embargo, estos aliados se encuentran entre sus enemigos, ya que,  a pesar de que la Iglesia persigue a las brujas, esta no apoyará a su espada renegado, recién descubierto brujo. Además, tampoco los hombres lobo estarán dispuestos a ayudar a quienes les han dado caza toda su vida. Con este panorama, lo que les queda es convencer, luchar y esperar que el poder de Morgane pueda combatirse de alguna manera.

Y tal y como vemos con esta premisa, os lo adelanto ya, lo importante en esta entrega no es tanto el avance en la trama general, sino la transformación de los personajes a lo largo de los sucesos que les acercan a sus enemigos.

Añadidura como medio

Lo primero de lo que se darán cuenta nuestros personajes es que para combatir a un gran mal tienen que utilizar una gran fuerza, por lo que a través de esta idea viajaremos a lugares de Belterra en los que no habíamos estado hasta ahora. Así, conoceremos las tierras de las brujas de sangre, las parientes de Coco; las tierras de los loup garou, etc.

Además, añadidas a estas nuevas localizaciones también conoceremos nuevos personajes, imposibles de asimilar en la entrega anterior por la rivalidad con los chasseurs. De este modo, la amplitud se realiza también en la inclusión de personajes desterrados como los feriantes, los adivinadores, los bastardos y las personas poco comunes, como nos citan en la novela.

Ellos servirán como punto de reflexión para que los personajes que ya conocemos, en concreto Lou y Reid, piensen sobre quiénes son, quiénes quieren llegar a ser y qué están haciendo. En este sentido, son el apoyo, el medio que utilizará la autora para el gran salto de la primera parte a la tercera.

El gran salto

Y es aquí donde reivindico esta parte de la trilogía. A pesar de que a nivel de trama lo que tenemos es muy simple, el viaje, la búsqueda de aliados y la reunión final con la promesa de venganza; nuestros personajes se desarrollarán durante el viaje a niveles que les cambiarán para siempre.

Reid, a pesar de lo que hace al final de la primera entrega, tendrá que lidiar con su condición de brujo y decidir si acepta esa realidad que ha descubierto de sí mismo o no. A pesar de que en algunos momentos de la obra queramos matarlo por sus conclusiones (en algunos casos completamente desviadas de la realidad), Reid sufrirá, se equivocará y acertará sobre este tema, dejándonos un personaje que encara el final de la trilogía que nada tiene que ver con el portador de la balisarda.

En el caso de Lou es quizá todavía más interesante, más grande y más importante. Nuestra bruja se nos muestra como una niña alocada que utiliza la locura para poder comprender y habitar un mundo que se le ha caído en pedazos. Ahora, después de la traición de su madre, pocas cosas son las que le traen la felicidad, por lo que estará dispuesta a combatir de la forma que sea a aquellos o aquello que intente arrebatarle a las personas que más quiere. Los caminos de la magia son inescrutables, pero cuando comienzas a quemarte la solución es retirar la mano y no sabemos si Lou estará dispuesta a hacerlo si de ello depende la vida de los demás.

A por el tres

En este sentido, como podéis ver, la historia no ha cambiado en absoluto: Lou y Reid contra el mundo por su amor y, en especial, contra Morgane para que no acabe con sus vidas. Sin embargo, los personajes pegan un salto muy muy interesante, del devoto al protector; de la alocada niña a la mujer que arriesgará todo por los demás. Creo que estos cambios, sin los procesos que encontramos en esta segunda parte, hubieran sido muy bruscos y no nos hubieran convencido.

Además, añadimos a esto que el estilo de la autora sigue siendo igual de mágico que siempre. Con esa complejidad del vocabulario francés que utiliza y el lirismo de las partes de la magia, pero con la sencillez, delicada vulgaridad y lenguaje directo en las partes de convivencia, Mahurin nos vuelve a convencer.

Espero que os animéis con él. Si no habéis leído la primera parte, es una novela de brujas que es muy interesante. Si sí la habéis leído, no esperéis a lanzaros a esta, que nos regala una pareja muy peculiar. Espero que os guste.

El libro en el Bolsillo

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