[Reseña] La cuna del conocimiento. Sobre ‘Max Magnus y la hermandad de los asesinos’ de Raúl Alcantarilla

Desde que estudiaba en el instituto, he tenido la sensación de que el mundo árabe siempre ha sido más intelectual que el nuestro del occidente romano. Cuando daba filosofía, me contaban que los escritos de los filósofos grecolatinos se quedaron allí, Constantinopla fue una cuna del arte y del conocimiento y que la diversidad cultural de sus ciudades en algunas épocas superó la de las nuestras. No sé hasta qué punto aquí hay realidad o idealización, pero sí que es cierto que en la literatura sí podemos ver el poso de algunas de estas ideas.

La novela que reseñamos hoy nos embarca en ese mundo multicultural e inquieto intelectualmente para poder desarrollar más la figura de su saga. La obra es Max Magnus y la hermandad de los asesinos, segundo tomo de los relatos de Los orígenes de Max Magnus de Raúl Alcantarilla. Lo he leído gracias a los compañeros del club de lectura Fénix Club Literario, que siempre nos traen tan buenos descubrimientos. Espero que os guste.

Dos años después de los eventos de El caballero errante, Max Magnus vive y estudia alquimia en Mina al-Qadim, bajo la atenta mirada de Achmed, uno de los investigadores más prestigiosos de Aethenia.

La calma de sus estudios, no obstante, será interrumpida cuando la Hermandad de los Asesinos empiece a actuar en la ciudad. Acompañado por nuevos aliados, Max intentará sabotear los planes de esta orden mientras sobrelleva como puede los suspiros y miradas perdidas de su amigo Arusi, que lleva meses enamorado de la princesa de la ciudad.

Después de este tiempo

Max es aprendiz de alquimista en la ciudad de Mina al-Qadim. Atrás ha dejado sus aventuras con Alonso, el caballero errante, y ahora se dedica a perfeccionar sus dotes. Sin embargo, la Hermandad de los Asesinos perturbará la paz de esta ciudad, trayendo para Max antiguos miedos y enemigos.

Para aquellos que hemos leído la primera entrega de esta novela de aventuras, lo primero que llama la atención es el salto de ambiente y parece que de tiempo que encontramos en la vida del protagonista. No obstante, pronto entramos en la nueva dinámica de Max y vamos entendiendo poco a poco qué pasó entre uno y otro libro.

De todos modos, aquellos que no han leído el primero, también se pueden embarcar en esta aventura, ya que el autor contextualiza muy bien al principio el quién, el qué y el porqué, de tal manera que el conocimiento previo sirve casi para la anécdota. Esto se debe a que en esta entrega, Raúl se centra más en contarnos la adolescencia de Max y porque el desarrollo con su gran enemigo (la Mano Negra) se produce de facto en esta entrega.

Nuevos personajes

Además, este cambio de ambiente y registro favorece a nuestro personaje, ya que frente a ese niño díscolo que buscaba su propio bien y ya está, nos encontraremos un adolescente que ha sabido establecer unas relaciones sanas con quienes le rodean. De esta manera, nos encontramos con Aisha, compañera alquimista, Arusi y Duarte, compañeros de correrías e investigaciones por las calles de Mina al-Qadim.

En esas pequeñas aventuras que vivirán los personajes, nos encontraremos con los compañeros ideales para comprobar las virtudes y los miedos de Max. En el caso de Aisha, nos encontraremos a una mujer inteligente, una igual para Max que comenzará a tener más conocimiento que en la primera entrega de este tipo de relaciones humanas. Por su parte, Arusi y Duarte, los incondicionales, será aquellos a los que proteger y que le protejan.

Así, nos encontramos con un Max que se preocupa por aquellos que le son cercanos, que intenta combatir su legado y poner remedio a todo aquello que esté en su mano. En este sentido, es verdad que encontraremos a un personaje que, frente al optimismo anterior, cae en la frustración y la preocupación, cuestiones que le hace más humano.

Ambientación y ritmo

No obstante, si tuviera que destacar una única cosa que me ha haya gustado mucho del libro, ha sido sin duda la expansión del mundo que se ha desarrollado en esta entrega. Es cierto que quizá con el soporte de un mapa se hubiera visualizado mejor, pero en cualquier caso la aparición de nuevas regiones, nuevas culturas (sobre todo enfocado a lo religioso), nuevos peligros y nuevas realidades (qué pasó con la marca de los caballeros, el pasado frente al presente del califato, etc.) ha hecho que la historia se nos amplíe bastante y adquiera interés más allá del protagonista.

De todos modos, sí que hay una cosa que no es que me haya desagradado, pero que ha hecho que el primer volumen me guste más que este. Al adentrarnos más en las problemáticas del mundo (como la aparición de la Mano Negra o el uso indebido de la alquimia) y, además, encontrarnos con un Max más maduro, el tono de la novela ha pasado a ser más serio y,  en este sentido, más pausado. En esta entrega se tienen que establecer las ideas fundamentales para llegar al culmen de la siguiente, pero es verdad que el humor de las ocurrencias de Max o los anacronismos del caballero, se echan de menos.

Un personaje con carácter

Lo cierto es que, más serio, más desenfadado, Max es un personaje muy completo, bien desarrollado y que tiene cierto magnetismo. A medida que avanzamos en la acción el personaje gana puntos y, sobre todo, sus acompañantes nos ayudan a completar la historia y el perfil del propio Max.

El estilo de Raúl vuelve a ser impecable, creando un mundo sin fisuras y un lenguaje acorde a cada personaje.

Sin duda, es una obra que os tengo que recomendar sí o también. Las historias de aventuras son una forma de evadirnos estupenda, pero cuando están tan bien tramadas, ya ni os cuento. Espero que os animéis y que disfrutéis de ese mundo exótico y, por supuesto, de Max Magnus.

El libro en el Bolsillo

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