[Reseña] El fin de la felicidad. Sobre ‘La isla de Hamingja’ de Gloria Carrasco

Hace un tiempo ya que la realidad de la inevitabilidad vital me ha tocado. Las primeras veces dolieron mucho porque eran seres muy cercanos y sentí que se iba una parte de mí (de hecho, tengo en la cabeza que mi sensación de fragmentación surge de ahí), sin embargo, la última ha sido quizá la más catastrófica por las implicaciones a diferentes niveles. Desde luego, el dolor de la pérdida es algo que nos cambia para siempre, es algo que hace que la percepción de que nos rodea sea diferente y es que no es un cambio, es un replanteamiento de la configuración del mundo.

En la novela que hoy reseñamos, el replanteamiento se hace de muchos modos. La obra se llama La isla de Hamingja de Gloria Carrasco, autopublicada en Amazon y ha sido una lectura que me ha hecho plantearme a qué llamamos felicidad y suerte. Espero que os guste.

Cuando Elvira Delafuente encontró aquel libro enterrado en la arena de aquella playa, no sabía que su vida se vería amenazada. Tampoco que su hija desaparecería ni que su nieta descubriría un mundo sin sol donde la melodía de un piano se escuchaba hipnotizando a los seres que allí habitaban. 

Aun así, estudió el libro página por página durante décadas como parte de una obsesión que invadió a las mujeres de su linaje.

Steffan Andras fue contratado para acabar con personajes malignos a través del tiempo y del espacio. Su filosofía de vida era servir y cobrar, hasta que conoció a una mujer con sonrisa de niña y ojos inocentes.

Nautilus Vondar era un Prorse que descubrió el lado más oscuro del ser humano contaminándose de soberbia, egoísmo, envidia y prejuicio.

La isla de Hamingja es una historia de fantasía urbana donde la felicidad y la suerte son dos simples palabras.

No es una historia para niños. La sangre corre. Las promesas pesan.

Una dinastía de desaparecidas

Con Elvira comienza todo, pero no termina. Ella será quien encontrará el libro que le descubrirá la posible existencia de la isla de Hamingja, pero serán su hija y su nieta quienes se embarquen, después de su desaparición, en la búsqueda de tan mítico lugar, en el que después de vivir felices sus habitantes reparten suerte. Pero, ¿qué es la felicidad y la suerte? ¿Quién querría destrozar las propias?

Steffan Andras es un asesino que cruza el tiempo y el espacio para realizar sus encargos, sin embargo, la relatividad de todo ello, le lleva plantearse por qué en realidad.

Lo cierto es que adentrarse en esta novela de fantasía con mucho de filosófico es adentrarse en unas coordenadas donde todo se vuelve relativo. El tiempo, las líneas narrativas, la percepción de lo que está bien y está mal, todo se voltea para que acompañemos a la nieta de Elvira Delafuente en la búsqueda de la isla de Hamingja y de sus antecesoras, ya que desde Elvira, han ido desapareciendo cuando parecía que iban a culminar la búsqueda; una que llegará a implicar a organismos más grandes de lo que jamás imaginaron.

Así, esta aventura nos presenta a los diferentes personajes desde los cuales veremos diferentes tramas e incluso épocas y realidades. Todo un conjunto que con una redacción exquisita nos lleva a una aventura entre cazatesoros y el descubrimiento de la verdad.

Un tema de fondo

Tras esta búsqueda lo que encontraremos también es un planteamiento de lo que representa la isla. Un lugar ideal donde los seres que habitan en ella lo hacen felices, ese paraíso conceptual, del cual no se nos dice más a nivel físico sino que no entra la luz del sol, nos lleva a plantearnos qué es realmente la felicidad para cada uno de los personajes y en el fondo también un poco para nosotros. Para los hombres de la familia de Elvira, la felicidad sería que no se buscara esta isla; para ellas encontrarla y para otros personajes, el simple hecho de que exista.

Sin embargo, la novela también nos hace ver la fragilidad de esa utopía. Una vez descubierta puede dejar de ser ese paraíso, pero es que si los seres salen de ella, también puede ir a la deriva. Así nos lo demuestra un diario escrito por uno de sus habitantes que nos cuenta su relación con la tierra. Sin contar mucho más, veremos que poco a poco, al menos para mí Hamingja es una quimera, al igual que esa idea ideal (valga la redundancia) que tenemos de felicidad.

No obstante, no peséis que nos encontramos ante una novela pesimista, nada más lejos, creo que es una obra realista en cuanto a su planteamiento. Si las cosas salen mal, levanta e intenta tomar otro camino, siempre lo hay, incluso cuando no lo parece.

A fuerza de…

Ahora, si nos vamos a la parte más narrativa de todo esto, cabe decir que aquí me veo incurrir en contradicciones. A nivel de personajes reconozco que me gusta mucho Andras, aunque sé que debería pensar más en Gabriela o Cris, pero el recorrido del asesino quizá es el que más ampliamente está explicado en la obra. Además, su posicionamiento ciertamente ambiguo hace, para mí, que el personaje tenga muchos más matices que contemplar en sus acciones.

Por su parte, Gabriela y Cristóbal serán claves en la trama (son los protagonistas, vaya), pero su posicionamiento «en el bando de los buenos» los hace parecer, para mí, incido de nuevo, un poquitín más planos.

Después, a nivel de elaboración de historia, encontraremos diferentes saltos en el tiempo, adelante y atrás, así como diferentes modos de exposición, desde la narración hasta el diario. En general en este sentido, la novela es bastante eficiente y sigue un hilo muy bien planteado, sin embargo, algunas elipsis entre escenas me han hecho tener que volver atrás un poco para enganchar el hilo y, en alguna ocasión, no ha sido hasta un poco más adelante cuando he podido reenganchar la trama. Esto no es nada negativo per se, pero sí es cierto que puede perder a algún lector si desconecta mucho.

Breve, pero satisfactoria

Todo lo que cabe en esta novela de apenas cien páginas es una pasada. No solo nos encontramos ante una novela completa, con un wolrdbuilding bien hecho y unos personajes bien construidos, sino que, además, encontramos una historia que va un poquitín más allá de la mera aventura, aunque no la denuesta en absoluto, sino que se disfruta y se desarrolla muy bien.

Por su parte, el estilo de la autora es un estilo cuidado, que da con la palabra clave en cada momento y que se adecua a la situación y estilo particular de cada personaje en cada momento. No puedo decir que sea un estilo sencillo, pero sí que se puede seguir con fluidez.

En definitiva, nos encontramos ante una obra que pareciendo una historia de siempre, tiene un toque muy personal, una propuesta muy interesante por todo lo que os he contado y que destaca por su capacidad de condensación. Espero sinceramente que os animéis con ella.

El Libro en el Bolsillo

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