[LC] El epítome de la épica. Sobre ‘Albaoscura. Crónicas de la Nuncanoche 3’ de Jay Kristoff

Pocas veces me apasiono con una novela hasta determinados puntos. Decir esto puede sonar muy triste, porque significa que ya leí las lecturas que más me han conmovido o impresionado, pero no es del todo cierto. Al final, cuanto más lees más difícil es que una novela te impresione o te parezca diferente porque, quieras o no, hay más novelas del montón que obras superlativas. Sin embargo, por esto mismo, cuando encuentro una historia que me mueve e culo de la silla y que me asombra en su progreso, me emociono mucho más y me vuelvo loca recomendándola.

La reseña de hoy va sobre el tomo final de una trilogía de fantasía que me causó rechazo en un principio, pero que después me ha tenido pegada a sus páginas como la que más. Se trata de Albaoscura, tercera parte de las Crónicas de la nuncanoche de Jay Kristoff, publicada por Nocturna. Esta ha sido la última lectura conjunta del desaparecido grupo de Locura Conjunta a cuyas integrantes agradezco todo este tiempo de lecturas compartidas. Espero que os guste.

** Al ser la reseña del final de una trilogía puede contener spoilers

Soy la guerra que no puedes ganar. En la arena de los juegos más sangrientos de Tumba de Dioses se produjeron los asesinatos más impactantes de la República Itreyana. Mia Corvere consiguió huir con un compañero inesperado, aunque ahora los persiguen las hojas de la Iglesia Roja y los Luminatii... Y puede que también siga su rastro algo o alguien que ha traspasado el velo de la muerte. Más allá de abandonar con vida la Ciudad de los Puentes y los Huesos, Mia espera resolver por fin el enigma de su identidad como tenebra y otro más que ha surgido por el camino: ¿es posible acabar con un monstruo sin convertirse en uno al mismo tiempo? La canción está a punto de entonarse, pequeños mortales, y recordad: en un mundo donde incluso la luz solar está condenada a morir, nunca añoras tu sombra hasta que te pierdes en la oscuridad.

 Más allá de la venganza

Mia sabía que sus primeros pasos le había encaminado a ese supuesto final, sin embargo, lo que no esperaba era encontrar esperanza. La idea de un mañana, la idea de seres querido, el sueño de un mundo sin sangre eran inconcebibles. ¿Y cómo van a serlo ahora? Tras ella, toda la república itreyana y algo más. Quién es y qué es lo que tiene que hacer no serán preguntas para Mia Corvere, serán hechos que la lleven al final de su historia.

Vamos con la tercera y última parte de esta trilogía de fantasía que va más allá de cualquier expectativa que podamos tener de ella. Mia Corvere continúa su camino, aunque empezamos a ver que la meta se difumina cada vez más cuando más conoce la protagonista de sí misma. Como bien nos decía al primer tomo, vamos encaminados a la muerte de la muchacha de la venganza, sin embargo, por el camino quedan muchas incógnitas que descubrir y muchos cabos que atar.

La venganza, tema central de la obra, aunque le rodearan otros tantos, pasa a un segundo lado bajo la idea de justicia, felicidad y derecho. Unas cuestiones muy severas para los actos variopintos de nuestra protagonista, pero para los cuales estará a la altura.

La construcción perfecta

Uno de los temores a los que nos enfrentamos a estas alturas en una trilogía es que el autor no sepa cerrarla bien y atar todos los cabos que queden sueltos. En este caso no iba a ser menos el miedo, ya que no solo quedaban pendientes las cuestiones de Mia, sino todas aquellas que tenían que ver con los tenebros, las relaciones entre algunos personajes y el destino de tantos otros.

Pues bien, el autor, bajo mi punto de vista, ha hecho un trabajo magistral. No nos queda ningún fleco suelto y, aunque es cierto que hay alguna cuestión que me consta que a algún lector ha chirriado, creo que ha sabido cerrar con el grado de epicidad acorde al tiempo de hype invertido. No os puedo poner ejemplos para no haceros spoilers, pero sí que os puedo decir que cuando se ha terminado rápido con alguna cuestión hemos podido ver dos constantes: la primera, que no se nos había cebado tanto el «enfrentamiento» como para que este fuera más largo que sus menciones anteriores; la segunda, que de haberse alargado, hubiéramos incurrido en la imposibilidad, es decir, cuando hacemos que algo sea tan difícil y complejo que, cuando lo consigue el protagonista o nos parece increíble o hay intervención externa.  

Asimismo, para mi gusto ha tenido un acierto y es que parece que todo lo que sucede en una historia ha de cerrarlo el protagonista. En este caso, Hay Kristoff ha hecho un uso magnífico de los secundarios para estar en todas partes, cerrar todos los hilos y dar su espacio de desarrollo ha cada uno de ellos. No es que no quiera verle fallo, sino que aún con las imperfecciones que pueda tener la novela y la trilogía funcionan muy bien.

Conocimiento de un mundo

Una de las cosas que impactaba en la primera novela era la rotura de la cuarta pared a través de las notas sobre todo. Este mecanismo fue muy criticado por los lectores (a pesar de que a mí me encantan esas notas eternas), por lo que  en esta obra se da el lujo de poner en jaque esa crítica, de modo que no es solo a través de las notas, sino casi a través de la propia historia el modo en el que en este caso se dirige a nosotros.

Con ellas, una vez más y ahora con más elementos, algunos bastante impactantes, nos amplia el mundo, nos da su carácter y, sobre todo, su idiosincrasia. No podríamos entender la venganza de Mia si no supiéramos el sacrilegio que supone que Scaeva siga siendo el dirigente de la república; no podríamos saber el carácter de algunos personajes, como Mercurio, si no supiéramos cómo es la picaresca del mundo, su sistema social… Así podríamos continuar hasta infinito, pero toca una vez más defender esas notas al pie que nos ofrecen tanto y que nos dan ese momento de pausa para el gran golpe de tensión narrativa que vendrá a continuación.

Difícil de repetir

Os reconozco que me ha gustado tanto la trilogía que me parece complicado que el autor pueda hacer otra obra de este calibre. Si nos fijamos solo en su escritura, hay que reconocer que su estilo está muy bien elaborado, ya que confiere a cada personaje su carácter sin tener que complicar especialmente el lenguaje. A nivel de construcción de estos, creo que es sobresaliente, sobre todo en el caso de Mia, un personaje que, de verdad, pocas veces te encuentras en la literatura, pero también en el resto, enseñando sus claroscuros y los matices.

A nivel de tensión narrativa es un muy bueno gestionando las complicaciones con los toques de humor, no burdos, sino que surgen de esa relación llana entre los personajes. Asimismo, los momentos de mayor toque épico, donde nuestra heorína ha de serlo de la novela, encontramos un tener los pies en la tierra y no dejarse llevar por la pirotecnia, haciendo que para el lector sea todavía más grave lo que está sucediendo.

Por todo ello, creo que puede ser una lectura que os guste, de verdad. De momento, todas las personas que conozco que han empezado con la historia de Mia Corvere se han enamorado no solo de ella, sino de la historia de una chica que solo quería venganza y acabó encontrando un destino. Espero que os animéis con él.

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