[Ignotus] Por solo una esquirla. Sobre ‘999 pedazos’ de Isabel Pedrero

Cuando somos pequeños, tenemos miedos infundados, aunque si lo pensamos un poco algunas cosas que nos rodean tienen un aura inquietante per se.  Los armarios, que pueden ser puertas a otros mundos, los rincones oscuros como el debajo de la cama o los espejos son sin duda objetos que por sus características pueden potenciar nuestra imaginación… o llevarnos más allá.

En la novela corta que presentamos hoy exploraremos eso que se esconde tras el cristal. La obra se llama 999 pedazos de Isabel Pedrero y está publicada por la editorial Cerbero. Además, es una de las finalistas del premio Ignotus de Pórtico (Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror) en la categoría en este caso de novela corta. Espero que os guste.

Encerrar al Mal en un espejo y luego romperlo sonaba como la mejor idea del mundo. Nadie se imaginó en ese momento que tan solo estaban dividiendo Su poder en 999 fragmentos. Y ahora se las está ingeniando para recomponerse, reflejándose en las pesadillas de los pobres incautos en cuyas manos cae cada trozo de cristal.

Medianoche tiene una única misión en la vida y nada lo va a detener: recuperar todos los pedazos y ponerlos a buen recaudo. No es la persona mejor preparada, no es la persona más adecuada, pero es la única dispuesta a hacerlo.

Un oficio complejo

Cuando alguien tiene algún problema de ese tipo, llama a Medianoche. Sí, de ese tipo, del que cuesta reconocer y explicar, cuando ve cosas o tiene pesadillas que parecen más reales de lo que deberían ser. Medianoche lo ha vivido en su piel, por ello ahora se dedica a recuperar las esquirlas de espejo que llevan el Mal a los incautos.

Con una llamada y un nombre misterioso, Medianoche, comienza esta novela corta de terror que nos lleva a los espacios más recónditos de nuestra mente. El camino será muy sencillo, ya que seguiremos los pasos de nuestro protagonista para recuperar fragmentos de un espejo. La cuestión es que estas esquirlas albergan en su interior un Mal que pugna por salir y que lo que más anhela es recomponerse y volver a conseguir todo su poder.

Con esta premisa, ya vemos que la tensión en la obra está servida, ya que, además, tendremos la voz de otro de los personajes Andrea, en cierta medida antagonista de Medianoche.

¿Qué nos aterra?

En el caso de nuestro protagonista, su mayor terror es el propio espejo, ya que veremos a través de recuerdos y monólogos interiores cuál ha sido su experiencia con él. Sin embargo, la situación del lector no es la de Medianoche, sino la de los que han sufrido la influencia de los 999 pedazos.

Para ello, la autora nos ha dejado de una manera velada diferentes experiencias sufridas por la tenencia de uno de estos fragmentos. No os diré cómo porque creo que es una de las experiencias de la novela, pero en ellas sí que veremos el reflejo de nuestros miedos: el miedo a la muerte en sí, la avaricia, el temor a la persecución, la sospecha de lo extraordinario… En algunos casos serán frases y en otros algo más desarrollado, pero todos tendrán en común que la autora emplea las palabras precisas para crear una sensación que va a ser agradable e incómoda a la vez (en mi caso el olor a flores me daba escalofríos), desconcertando mucho al lector y a la vez invitándole a seguir leyendo qué sucede con estos fragmentos.

Estas experiencias enhebradas con la trama principal hacen que la agilidad de la narración sea muy alta, a pesar de que podría decir que en la historia principal solo tenemos una línea recta argumental. Medianoche acude, ejecuta y traslada.

Atreverse a pasar miedo

La verdad es que siento que os estoy diciendo muy poco, pero es verdad también que la obra tiene una extensión pequeña y, además, juega mucho con la idea de persecución. Durante toda la obra sentiremos que algo está detrás de nosotros, bien por lo que le sucede a Medianoche, bien por cómo el Mal se va expresando en la obra. Por ello está siendo muy difícil deciros nada sin contaros nada.

Sí os puedo decir, a nivel más prosaico que yo lo he leído en la versión digital y en ella la experiencia es más inquietante si cabe, ya que los saltos instantáneos entre las otras experiencias con los pedazos del espejo y la trama principal hacen que la narración se intensifique. Además, se han cuidado ciertos detalles de formato que resultan muy interesantes para la trama.

Por otro lado, a nivel de estilo me ha gustado que la autora pudiendo recrearse en algunas escenas, solo se haya detenido en los momentos que teníamos que entender la complejidad de personajes. Es cierto que en una novela corta, tampoco podemos tener unos personajes con un trasfondo enorme, pero en este caso se detiene lo suficiente para que entendamos (dentro de la poca acción que hacen) el peligro y anhelos que tienen.

Una autora descubierta

No había leído nunca a la autora hasta ahora y me ha gustado mucho su estilo.  Me gusta cómo maneja con exactitud las palabras y la medida que tiene de la tensión narrativa. Es como si una compositora hubiera medido los latidos a media que leemos y eso me ha sorprendido y encantado a la vez.

En cuanto a los personajes, ciertamente son personajes tipo, pero a su vez tienen un trasfondo que nos permite entenderlos en su celeridad. Finalmente, lo que más me ha gustado ha sido cómo ha conseguido situar al lector en la obra y que tenga que mirar tras de sí a medida que avanza en la lectura. Espero que os animéis con la obra y temáis pasar miedo. 

El libro en el Bolsillo 

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