[Reseña] El valor de no ser vista. Sobre ‘Ítaca’ de Claire North

La verdad es que espero que ahora no sea así, pero todavía recuerdo cuando, siendo pequeña, nos educaban con frases del tipo «es que eso no lo hace un señorita», «compórtate como una niña buena». Estas frases que pueden parecer inocentes, hoy día sabemos que en realidad esconden un sistema de pensamiento que, por decirlo de manera delicada, iba en perjuicio de la mujer. Todavía quedan restos, yo misma tenía que intentar pisar menos fuerte y no decir palabrotas o ir más tiesa que otras personas, pero tengo la esperanza de que poco a poco esto vaya desapareciendo.

En la novela que reseñamos hoy nos acercamos a esas mujeres de antaño que, dentro de este sistema, supieron hacerse valer, aunque fuera sometida a esas coordenadas. La obra se llama Ítaca de Claire North, pseudónimo de Catherine Webb, publicada por el sello Vidis de Trini Vergara Ediciones y lo he leído gracias a Masa Crítica de Babelio. Espero que os guste.

Hace diecisiete años, el rey Ulises navegó a la guerra con Troya, y llevó con él a todos los hombres en edad de luchar que habitaban la isla de Ítaca. Ninguno de ellos ha regresado y las mujeres de Ítaca deben dirigir el reino desde entonces. 

Penélope era casi una niña cuando se casó con Ulises. Mientras él estuviera vivo, estaría a salvo. Pero ahora, años después, aumentan las especulaciones de que su esposo está muerto y los pretendientes comienzan a llamar a su puerta. Ningún hombre es lo suficientemente fuerte para reclamar el trono vacío de Ulises. Penélope sabe que un paso en falso puede llevar a una sangrienta guerra civil. Solo a través de la astucia, el ingenio y su círculo de sirvientas de confianza, puede mantener la tenue paz necesaria para que el reino sobreviva. Esta es la historia de Penélope de Ítaca, la famosa esposa de Ulises, como nunca antes se había contado. Por encima de la isla, los dioses conducen las guerras de los hombres. Pero en Ítaca, son las mujeres abandonadas y sus propias diosas las que están cambiando el destino del mundo.

Antes de la llegada

Ulises lleva diecisiete años fuera de su hogar, de Ítaca. Quien está allí es la reina Penélope, una mujer que ha tenido que aprender no solo a gobernar un reino, sino también a mantener su integridad frente a los pretendientes que dan por supuesto que su marido no volverá. Ella, junto a un grupo de mujeres de su confianza, nos enseñará cómo capear las intrigas que esconden humanos y dioses.

Esta novela de fantasía, con ciertos toques de histórica, nos sitúa unos años antes del regreso de Ulises a Ítaca, en los que la reina Penélope gobierna en las sombras la isla mientras tiene que lidiar con los pretendientes. Sin embargo, la historia no nos hablará de los pesares de la reina itacense, sino de su determinación para poder legar algo a su hijo Telémaco y para salvar a todos los habitantes de las islas de sus dominios que aquellos que quieren saquearlas

De este modo, encontramos dos tramas fundamentales. Por un lado, tenemos el desarrollo de las ideas de Penélope para defender la isla de los piratas y, por otro, la cuestión política que sobreviene a la isla, la persecución de Orestes de su madre Clitemnestra para vengar la muerte de su padre a manos de esta.

Algo que ya conocemos

Lo primero que me llamó la atención para leer la novela fue el hecho de que fuera Ítaca. Parece que desde hace tiempo es difícil volver a aquellas historias sin repetir una trama que ya conocemos. Sin embargo, la perspectiva femenina que se está dando en algunas de estas historias antiguas creo que ofrece un punto de vista distinto para entender el relato. Sin ir más lejos, tenemos Circe de Madeline Miller que nos repasa la historia de la bruja a lo largo de diferentes fuentes literarias, aligerando la condena que le venía impuesta por la tradición.

En este caso, para mí, la propuesta era diferente, ya que si vemos lo que conservamos de literatura antigua, Penélope ha sido una de las reinas más silenciadas  en toda la mitología griega. Por ello, me picó la curiosidad, por ver dónde habían situado la novela, que, además, tiene el nombre de Ítaca y no de Penélope.

Como ya hemos dicho, la obra se desarrolla unos años antes de la llegada de Ulises, justo antes de la partida de Telémaco. En este sentido, la autora ha empleado como marco de referencia la parte de la Telemaquia de la Odisea, parte si me permitís curiosa porque nos ofrece a un joven hijo de Ulises mucho más realista en la relación con su madre que el que podíamos ver en Homero como hijo devoto. Sin embargo, todo lo demás que sucede en relación a Ítaca y sus mujeres es cosecha propia de la autora, con un estilo que trata de imitar a los poetas antiguos, lo que hace que sea un poco pesado de leer, aunque lo logra en la totalidad del libro.

Por otro lado, en la otra trama, encontramos la base en las tragedias griegas como Electra de Sófocles y Eurípides, y Las coéforas de Esquilo. De ellas encontraremos la cuestión de la venganza y el honor, y el deber de la mujer para con la familia, cuestiones que si bien Penélope también representa, se ven más claras en esta persecución de hijo-madre que la autora decide situar en Ítaca, aunque eso no aparece en ninguna de las obras base.

La perspectiva de las reinas

No obstante, aunque la obra nos sitúa mucho en esas historias tan conocidas, el tema de fondo y principal es la necesidad de la mujer de actuar en la sombra y el poder que esto le confería para hacer y deshacer. Explicado de otra manera, la novela nos sitúa en una sociedad completamente patriarcal y ensalza las sutilezas de las mujeres de poder, en una idea de que siempre podemos pelear por muy adversos que sean nuestros escenarios.

Para ello la autora nos hará un constante zoom in, zoom out bajando desde las mujeres de mayor poder, las diosas, hasta las esclavas y vuelta a empezar.

De este modo, la historia la cuenta Hera, que está interfiriendo para favorecer a la última de las tres grandes reinas griegas (Helena, Clitemnestra y Penélope), aunque eso signifique colaborar con su hijastra Atenea. Con ella vemos la reflexión de qué posición tiene la mujer en cuanto al poder y qué capacidad tiene de ostentarlo en realidad.

Con Penélope encontramos el conflicto de la conciliación familiar, ya que su gran problemática es que no sabe ser madre de Telémaco, mujer que tiene pretendientes y reina que gobierna un país. La parte de la amante doliente que espera, queda muy de lado y así se explicita en la novela.

Sin embargo, con Clitemnestra y Electra encontramos otra visión completamente diferente. La primera sí ha conseguido conciliar todas las dimensiones de su género y su cargo, sin embargo, será condenada por ello por toda Grecia. Por su parte, Electra es el proyecto de la nueva generación, una mujer que sí que mostrará en público desde el principio su influencia, pero que sabrá mantener su ambigüedad para poder salvarse.

Pero también de las esclavas

Pero, como decíamos más arriba, no solo nos centraremos en las mujeres de poder. En esta novela, las esclavas tendrán un papel crucial tanto como aliadas como traidoras. No hay una idea de hermandad por la que una mujer deba proteger u defender a otra, cuestión idealista que, por otra parte, me gustan que no hayan desarrollado; sino que tenemos a unas mujeres que estando en lo más bajo sabrán o no leer quién es más favorable para sus intereses.

Si con las reinas tenemos la idea de poder, con ellas se desarrollará esa inteligencia femenina que nos traslada cuatro pasos en adelante, cuestión en la que también encontramos a Penélope, configurada como un personaje a caballo entre las reinas y las sirvientas. Además,  con ellas veremos la idea de lealtad, pero también la nostalgia del hogar y la necesidad de tener un objetivo.

Laenira, Teodora, Autónoe y Eos entre otras nos lanzarán esas ideas con las que el lector puede identificarse. Los errores, las cosas dadas por supuesto, los fallos, en definitiva, los veremos y comprendemos con ellas.

Una lectura con preparación

Lo primero que os puedo decir de mi experiencia lectora es que ha sido una novela que me ha costado un poco en su ritmo. Como comentaba antes, la autora imita muy bien el estilo de los poetas griegos y es una manera de narrar que quizá ahora se nos hace más pesada. Sin embargo, una vez metida en el tono de la obra y en su ritmo os reconozco que me ha gustado sobre todo por los temas que se han tratado en ella.

Quizá, la trama de Clitemnestra es la que menos me ha convencido, pero entiendo que es el hilo que muestra de mejor manera la astucia y los sacrificios que debe hacer Penélope para poder mantenerse en el poder.

De este modo, creo que es una obra que sí que nos pide que sepamos algo de esta historia mitológica, sobre todo para poder entender las implicaciones de las acciones de los personajes, y un poco de gusto por el lenguaje artificioso. Una vez que aceptamos estas dos coordenadas la novela se disfruta y creo que os podrá enganchar. Por ello, espero que os animéis con ella y que la disfrutéis.

El Libro en el Bolsillo

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