[Reseña] No se llama ira. Sobre ‘Cuando ellas fueron dragones’ de Kelly Barnhill

Mi educación ha sido tradicional y esto ha supuesto que me preocupara por ser una chica buena, por parecer femenina, por querer gustar a los demás. Sin embargo, del mismo modo que reconozco estas cosas en mi infancia, reconozco que en mi adolescencia fueron cosas que me daban igual y me escudé en un concepto un tanto arbitrario de «normalidad». Era normal que las chicas salieran con los chicos, era normal que nos gustara ponernos maquillaje y era normal que las chicas fueran a letras y los chicos a ciencias. Como era normal era lo que venía así y punto. Sin embargo, poco a poco empecé a sentirme incómoda con esas cosas normales, porque permitían, entre otras cosas, que hubiera situaciones de dominación que yo, ilusa y normal, no comprendía por qué se daban.

Sería muy largo y aburrido hablar de qué pasó después con esa incomodidad, además de que no es el objetivo del blog, pero sí que lo menciono porque la novela que reseñamos hoy justo nos lleva por ese proceso. De una infancia tipificada a una adolescencia en la que las cosas no cuadran, entre otras mil cosas, trata Cuando ellas fueron dragones de Kelly Barnhill, publicada por la editorial Cross Books. Una novela que he leído gracias a Masa Crítica de Babelio, que me ha enviado el ejemplar. Espero que os guste.

Alex tenía una vida normal y una familia normal. O eso creía ella, hasta que el 25 de abril 1955 una noticia golpeó Estados Unidos y el mundo entero: 642.987 mujeres de todo el país se transformaron en dragonas. Algunas de estas dragonas causaron graves daños en edificios e incluso llegaron a matar a hombres antes de salir volando para no ser vistas nunca más. Tras un tiempo de desconcierto, el Gobierno decidió negar el evento, conocido como la Dragonización Masiva, y prohibir cualquier referencia a este acontecimiento ni a las mujeres que dragonizaron.

Pero, a pesar de que Alex es una chica a la que han educado para ser buena y obediente, también es inteligente y observadora. Y aunque ella se esfuerza para ser la clase de mujer que la sociedad espera, hay algo que la llama a querer saber más sobre ese suceso que también impactó en su familia. Y cuanto más profundice, más claro le quedará que la transformación de las mujeres en dragonas tiene mucho que ver con ella misma, y con un hilo invisible que nos une a todas de una manera tan fuerte que nadie podrá nunca romper.

De lo que no se habla

Alex era una niña más, en un barrio más, en un lugar más de este mundo. Como niña había cosas por las que no se podía preguntar, pero, desde luego y a pesar de esto, las cosas cambiaron en 1955. Desde ese momento, Alex supo que tenía una hermana, que no podía hablar de su tía porque nunca la había tenido y que Dragonización Masiva que sufrieron muchas mujeres se convirtieron en accidentes y casos sin resolver. Alex también supo en ese momento que toda su vida hasta entonces y a partir de entonces se basaría en las mentiras que se quisieran contar. E intentó resistirse a ello. Aunque entró en el sistema.

Cuando ellas fueron dragones es una novela de fantasía contemporánea y costumbrista. Es verdad que toda esta combinación puede llamar mucho la atención, pero cada componente viene justificado por la trama. Costumbrista porque nos relata el desarrollo social de la América de los años cincuenta, sesenta y setenta; es cierto que lo hace en un mundo con un componente mágico (las mujeres se pueden convertir en dragones), pero el mundo de partida es el nuestro (incluidos acontecimientos históricos y presidentes estadounidenses). Sin embargo, la obra no solo desarrollará las implicaciones de ese componente mágico, sino que tratará cuestiones de la literatura contemporánea como son la figura de la mujer, la igualdad, el acceso a la educación, etcétera.

Es cierto que puede parecer que estos temas ya aparecen trasnochados, pero el hecho es que todas esas cosas que durante esos treinta años se reivindicaron en el mundo siguen siendo retos en nuestra actualidad. Si la pelea continúa es porque todavía no se ha conseguido, ¿no? De este modo, acompañaremos a nuestra protagonista, Alex Green, en el descubrimiento de su propia vida y la verdad que han intentado que se mantenga oculta para todas.

No solo el camino de la ira

Como podéis imaginar, nos encontramos ante una novela profundamente feminista. Esa profundidad no reside tanto en que se desarrolle la historia del movimiento o que haga hincapié en las ideas de una corriente. La obra es profundamente feminista porque plantea las problemáticas más complejas a resolver por parte de esta corriente. Desde la parte médica, hasta la social, pasando por la propia consideración que las mujeres podemos llegar a tener sobre nosotras.

En este sentido, me gusta mucho el desarrollo del concepto de la ira. Me imagino que todo el mundo que lee esta reseña sabrá que en el siglo XIX una de las enfermedades más diagnosticadas a las mujeres era la histeria. Me imagino que todos sabréis que los síntomas que se achacaban a esa enfermedad son los que tienen que ver con el síndrome premestrual y los ataques de ansiedad. Esto no sé si lo sabéis pero esos síntomas se achacaron a una insatisfacción sexual por parte de la mujer. Es muy curioso porque es un ejemplo de cómo la mujer sólo es examinada en un sentido hasta bien entrado el siglo XX.

Explico esto porque en la novela ese concepto de histeria evoluciona a la idea de la ira. Para que lo entendamos, una parte de nuestra historia real (no hablo de la ficción de libro) ya en el siglo XX invitaba a las mujeres a no sentir ira, a dejarse llevar por la figura masculina en las decisiones y obligaciones, de manera que ese sentimiento no apareciera. En la novela, lo que encontramos es que muchas mujeres, en apariencia, al sentir esa rabia en puntos extremos llegan a dragonizar y eliminar eso que les ha causado ese sentimiento.

Sin embargo, esta es la explicación que, una vez más, los hombres dieron en la novela en un inicio. Como veremos a través de la biografía de Alex Green, nuestra protagonista, esa ira la sentían muchas mujeres y se acerca más a la idea de indignación, al clamor por cómo se trataba a la mujer, decepción por aquellos que supuestamente las querían, son ganas de ser libre y poder comprender el mundo bajo un propio prisma y bajo el de otros De manera que la dragonización en vez de ser un hecho traumático, como cree nuestra protagonista, comienza a convertirse en otra cosa.

Dicho de manera poética y para que no sea spoiler será algo así como llorar a pleno pulmón y sin pudor porque se nos niega algo que tenemos por derecho de nacimiento.

El concepto de dragón

Sin embargo, como la novela solo quiere ahondar en los temas y no hacer una proclama política, emplea la idea de dragona para abarcar a todos los que puedan ser defendidos por las ideas feministas. Así la idea de la dragona de la novela va evolucionando. En el 55 será una ama de casa con hijos y que dragoniza aparentemente por problemas dentro del núcleo familiar. Sin embargo, en los años siguientes serán mujeres que claman por la libertad, podremos entender en estas nuevas dragonas (y en el propio concepto) que se incluye en él a todes aquelles persones que se sientan mujer, aquellas que sienten atracción por su mismo sexo, aquellas que luchan por la igualdad entre todes les persones del mundo. De manera que, al final, la dragonización no es más que un elemento fantástico que lo que engloba son todes aquelles persones, como tú y como yo, que queremos que el mundo cambie a mejor y que clamamos por nuestra libertad, decisión y derechos.

En este sentido, creo que la magia está muy bien desarrollada en la novela. No es nuestro objetivo principal, pero como para poder entender el mensaje tenemos que comprender el mundo, sí se nos dará un origen sobre las dragonizaciones y sobre los modos en los que los hombres han tenido para intentar contenerlas.

Una protagonista real

No sé qué os estará pareciendo la novela según lo que os estoy contando, pero a mí me ha parecido una maravilla. No solo por los temas y la manera de exponerlos que me parece que lo hace de manera brillante, como mucha claridad tanto en el entramado como en el propio estilo literario; sino también por cómo ha configurado a nuestra protagonista.

Alex Green es de tal manera que podría ser cualquiera de nosotras, no tanto por lo que le pasa, que no podría ser, sino por lo que opina. Alex al principio de la obra es una niña que se ha criado con los estándares de «normalidad» del mundo en el que vive, sin embargo, es inteligente y, además, está rodeada de personas que no quieren seguir esa corriente de pensamiento.

De este modo, veremos a una niña, a una adolescente, que se deja llevar por lo que le han enseñado y lo que le han dicho que está bien, aunque haya cosas que no le cuadren, aunque haya cosas que no le parezcan justas y aunque haya cosas que claramente van contra sus propios principios. Sin embargo, la educación es un factor importantísimo en la obra y nos enseñarán a través de ella cómo muchas veces, aunque sepamos o queramos un mundo diferente el miedo a confrontar la comodidad que nos han enseñado nos llevan a entrar en parálisis e incluso a bloquear ese cambio que nosotros o nuestro entorno necesita.

La pupila de rendija

La verdad es que podía estar hablando páginas y páginas de la novela, ya que tiene mil cosas dentro de ellas, como, por ejemplo, un buen desarrollo de cómo los americanos consiguen que todo aquello que va contra sus ideas, del tipo que sean (económicas, morales, educativas), tengan que ver con un complot del comunismo; o, por ejemplo, los límites de la ciencia y la influencia de los gobiernos en las investigaciones.

Sin embargo, para no extenderme más os diré que es una novela que merece muchísimo la pena leer, para cualquiera, da igual. Es una obra que nos lleva por la historia de una vida particular donde un hecho extraordinario hace que cambien todos los esquemas de la protagonista y, al fin y al cabo, ¿no es eso lo que nos pasa a nosotros ante lo que está fuera de lo cotidiano?

Además, es una novela muy bien escrita que nos explica un poco qué podemos sentir nosotras ante determinadas cosas. Eso sí, aviso a navegantes os la recomiendo de todo corazón, pero si la leéis, hacedlo cuando estéis bien anímicamente. La novela tiene sus puntos duros, no tanto por las escenas, sino por lo que implican algunas cosas que pasan y los conceptos que se desarrollan. En este sentido, la autora ha sabido muy bien producirnos esa rabia que tienen las dragonas ¿o acaso es la que tenemos nosotres mismes? En cualquier caso, espero que os animéis con ellas, que seáis valientes y que las dragonas no os asusten. Espero que os guste.

El libro en el Bolsillo 

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