[Reseña] Nunca «Sí, señor». Sobre ‘El nombre del mundo es bosque’ de Ursula K. Le Guin

En estos tiempos se habla mucho de sensibilidades, sin embargo, y a pesar de que sé lo que quiere decir esa expresión y estoy de acuerdo, creo que dejarlo algo como los sentimientos de unos o de otros es un error. Estamos hablando de derechos, de una entidad jurídica que, menos mal, hemos decidido como comunidad humana respetar. Ahora bien, y lo hemos visto con las últimas guerras que se están desarrollando, esa idea de que compartimos unas ideas básicas es falsa. No sé qué pensarían de nosotros los habitantes del planeta de hace sesenta años, pero creo que al menos un poco de decepción tendrían.

La obra que reseñamos hoy la he leído dentro de un curso sobre la autora al que estoy asistiendo y, aunque sabemos sacarle los defectos, creo que son más las virtudes que aporta. La novela se llama El nombre del mundo es bosque de Ursula K. Le Guin, autora que me encanta y que ya he reseñado con anterioridad en el blog, y publicada por Minotauro. Espero que os guste.

Dentro de la gran tradición literaria de las utopías y antiutopías que se inicia en el siglo XVII, El nombre del mundo es Bosque muestra una vez más la claridad y el poder de la visión «ecológica» de Ursula K. Le Guin: un universo dinámico y en equilibrio que se mantiene en el tiempo de acuerdo con leyes propias que no admiten la intromisión del hombre.

En el planeta Atshe, el ciclo de la vida, la cultura, las costumbres, los procesos mentales nacen y se desarrollan en la estabilidad autónoma del cosmos, pero la llegada de una expedición terrestre cambiará dramáticamente el pacífico modo de vida de los nativos del planeta.

Cuando un nombre pretende decirlo todo

Davidson dirige todo lo que le rodea y no duda en que todo es suyo. Su desarrollo como comandante en la colonia del planeta Atshe pasa por la efectividad en el desmonte de árboles y el sometimiento de los nativos, los crichis. Selver es un atshiano que ha trabajado para los yumenos y que no pudo aguantar más lo que le rodeaba. Ambos en una canción bélica perfecta lucharán por aquello que creen que es su derecho.

Adentrarse en esta novela de ciencia ficción es meterse en una de las realidades más complejas de abordar psicológicamente de nuestro mundo: la colonización. La perspectiva de que todo esto sucede en un planeta lejano, con unos seres humanoides que no se parecen a nosotros no facilita que aprobemos lo que pasa, sino que podemos reflexionar sobre lo que supone verdaderamente un proceso de desnaturalización de una tierra y sus gentes. Y ya nos vale, que tengamos que acudir a una otredad tan grande para poder empatizar con quienes habitan con nosotros.

Athse, que significaba el «bosque» y el «mundo». De modo que tierra, terra, tellus significaba a la vez el suelo y el planeta, dos significados en uno.

El valor de lo mencionado

Una de las cosas que llama más la atención al iniciar la lectura es la especial brutalidad que el personaje humano, Davidson, ejerce sobre los nativos del planeta. No solo partimos del punto de vista de un personaje que se cree mejor, sino que además considera que aquello que pisa es suyo por una gracia que no terminamos de comprender. El fundamento de esta idea parte además también por la idea que otro de los personajes, Lyubov, ha implantado en sus congéneres, que los crichis son seres naturalmente pacíficos.

Con esta situación de las cosas, el hecho de que nombren la novela como novela ecológica me sorprende un poco. Es cierto que el componente natural de la obra es importante, los atshianos son incapaces de entender por qué los hombres destruyen el sustento del hombre, por ello hay un rechazo de plano a lo que hacen. Sin embargo, lo que les motiva a actuar en contra de los yumenos, los terráqueos, no es la explotación del bosque, sino dos actos: el primero una razón física, la tortura de sus iguales y los asesinatos indiscriminados, el segundo una razón metafísica, los yumenos tienen una visión confundida del mundo, ya que consideran la realidad como aquello que perciben solo por los sentidos.

Un hombre con sentido de la realidad es aquel que conoce el mundo y que también conoce sus propios sueños. Ustedes no son sanos: no hay entre ustedes un solo hombre que sepa soñar

Por lo tanto, quizá sea un poco tapar la realidad de las cosas que han sucedido en el mundo no ficticio el decir que la novela es ecológica y ya está. Sí, tiene el componente ecológico indiscutible, pero la novela nos desarrolla cómo es el proceso de descolonización: deshumanización del otro, desarticulación de su sistema social y expolio de los recursos naturales.

De ella, pero diferente

Lo cierto es que, después de todas las novelas que he leído de la autora, esta ha sido la primera que me ha permitido hacer cierta crítica, aunque realidad no lo es, es más poner sobre la mesa lo que, a veces, pensamos sobre nosotros mismos.

La obra se nos presenta con un estilo muy marcado, crudo y donde la sensibilidad queda relegada a la comprensión metafísica del mundo. La acción, por tanto, es directa, clara y, en algunos casos, teñida de crueldad. Los terráqueos son representados como conquistadores sin escrúpulos y aquellos que lo demuestran se expresan más como si trataran con animales que aprecian que con personas. Entre ellos, el personaje de Lyubov creo que representa la horma de nuestro zapato, ya que con él vemos el desarrollo del mito del buen salvaje: si son pequeños, viven en la naturaleza y la conservan, deben ser naturalmente buenos.

Obviamente esto es una crítica de la autora, pero sí que me dejó con esa sensación de que volvíamos a situarnos en el mismo sitio y, sobre todo, volvíamos a esa idea hippie de la comunión con la naturaleza. Eso no es problemático, desde luego, y menos en un libro escrito en el 72, pero sí que es verdad que creo que es una obra que debe servirnos para coger el impulso en otra dirección, la de la igualdad y conservación más allá de las categorías buenistas que solemos usar.

Animaos de una vez

La verdad es que no son muchos los lectores que conozco que la autora fuera del ámbito académico y es una pena porque es una escritora que tiene para todo el mundo. Desde libros infantiles pasando por fantasía y llegando a una ciencia ficción que no re deja indiferente. Por ello os recomiendo mucho esta novela.

El nombre del mundo es bosque es una novela corta donde unos colonos de la tierra ejercen en su poder en un planeta eminentemente naturalista, con unos seres humanoides diferentes a nosotros; tienen un pelaje verde, defienden su territorio y su manera de percibir el mundo (vamos… que el señor de Avatar se leyó el libro). Su interés y belleza reside en esa perspectiva del mundo que los atshianos nos ofrecen del mundo y la realidad. Espero, de verdad, que os animéis con él y que os invite a darle una vuelta a todo. Espero que os guste.

El libro en el Bolsillo 

Puedes adquirir el libro 👉: El nombre del mundo es bosque de Ursula K. Le Guin

Puntuación: 

Comentarios

  1. ¡Hola!
    No he leído nada de la autora, pero la tengo muy pendiente. No obstante, no creo que comience por este libro, me ha llamado la atención, pero siento que no es el momento. Me alegra ver que te ha gustado :D.
    ¡Gracias por la reseña! Un beso.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Protección de datos: Según la nueva ley RGPD tengo que informarte del uso que daré a los datos personales que proporcionas.. Tu e-mail será usado para enviarte las respuestas al comentario, en caso de que marques la casilla. El resto de datos (IP, país, navegador...) que recopila Blogger solo serán usados para las estadísticas internas de Blogger. Tus datos en ningún caso serán publicados ni cedidos a terceros. Añadiendo tu comentario estás aceptando estos términos.