[LC] Efímeramente eterno. Sobre ‘Cartas de Papá Noel’ de J. R. R. Tolkien

A lo mejor os parece que una de las cosas más «feas» de la Navidad es el hecho de hacernos regalos, aunque lo disfrutéis, obviamente, cada año. Sin embargo, creo que es porque no recordamos el punto de vista de cuando somos pequeños: la magia, la emoción de recibir una recompensa, que escuchen nuestros deseos… Quizá, si no pensáramos tanto en la idea de consumo y pensáramos más en regalar con el corazón, esa idea fea se iría. Aunque pensad que esto os lo dice un grinch, así que a saber.

La obra que reseñamos para estrenar el año nos recuerda un poco ese sentimiento, además desde un punto de vista muy emocionante, un padre. Hoy presentamos Cartas de Papá Noel de J. R. R. Tolkien, publicadas por Minotauro y que he leído con los compañeros del Smial Montaraz de la STE (Sociedad Tolkien Española). Espero que os guste.

Todos los años en el mes de diciembre, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían cartas de Papá Noel. El presente libro recoge todos los extraordinarios dibujos y cartas, desde la primera nota para su hijo mayor en 1920 hasta la última y conmovedora correspondencia con su hija en 1943, en una única y maravillosa edición.

En estas cartas, «Papá Noel» relataba maravillosas historias sobre la vida en el Polo Norte:

• Cómo todos los renos se escaparon y esparcieron regalos por todas partes;

• Cómo el Oso Polar, muy dado a provocar accidentes, escaló el Polo Norte y se cayó a través del tejado de Papá Noel, aterrizando en el salón;

• Cómo rompió la luna en cuatro pedazos e hizo que el Hombre de la Luna cayera hasta el patio trasero de su casa;

• Qué ocurrió en las guerras contra el molesto grupo de trasgos que habitaban las cuevas debajo de la casa! En ocasiones el Oso Polar hacía algún garabato, y a veces Ilbereth, el elfo, escribía algún mensaje con su letra elegante y fluida, añadiendo aún más vida y humor a las historias.

Algo cotidiano

¿Qué hay más divertido que escribir las cartas con los peques para Papá Noel y los Reyes Magos? ¡Pues que estas sean contestadas por ellos! Desde 1920 hasta 1943, Tolkien se embarcó en la aventura de que sus hijos recibieran noticias del propio Polo Norte y de su habitante más famoso, Papá Noel.

De este modo, nos acercamos a una obra muy íntima, una recopilación de las cartas que recibían los niños Tolkien, en las que podremos disfrutar de las aventuras de fantasía que le suceden a Papá Noel mientras prepara los regalos. Asimismo, a través de ellas, podremos entrar dentro de esa dinámica padre-hijos en las que podemos ver la parte más tierna y dedicada del profesor.

Emociones encontradas

Cuando nos adentramos en las cartas, el lector se enfrenta a dos sensaciones: por un lado, la maravilla de descubrir el mundo de Papá Noel y, por otro, la realidad histórica de la producción de esas cartas.

En este sentido, no creamos que es una obra que nos obliga a tener que conocer algo de la vida de la familia, sin embargo, a partir del texto sí podemos ir entendiendo lo que sucede, esto es, que los niños se van haciendo mayores. De este modo, es muy bonito ver cómo, a pesar de que las primeras cartas son más breves, todos los niños participan enviando su carta al señor del norte, sin embargo, a medida que avanzamos en ellas, vamos leyendo cómo Papá Noel manda recuerdos y saludos a «aquellos que ya van a dejar de ponerle el calcetín».

Este hecho que no deja de ser ley de vida, toca el corazón de lector, ya que sabemos que lo que se esconde detrás de esas palabras de Papá Noel es un padre que ve cómo sus hijos dejan de ser niños.

Además, hay otro hecho que nos sobrecoge. Cuando empezamos a leer la obra quizá no caemos en la cuenta, pero Tolkien vivió la Segunda Guerra Mundial, así que a medida que avanzamos vamos adentrándonos en esos años de guerra. Es verdad que se menciona de manera muy sucinta, pero sí traspasa a las historia de Papá Noel, que sin esperarlo entra en guerra con trasgos o no puede repartir tantos regalos como querría.

Debo reconocer que estos dos aspectos de la obra me tocaron el corazón, porque no solo nos encontramos ante una obra de maravilla, sino que vemos en ella también lo humano tras el cuento.

El ajetreado Papá Noel

Pero más allá del cariño y la ternura, así como la crudeza histórica, que podemos encontrar en las cartas, lo que encontramos por encima de todo es fantasía, además, irremediablemente épica.

A lo largo de las diferentes cartas, Tolkien nos contará la historia de Papá Noel y sus ayudantes: el Oso Polar, sus sobrinos, Ilbereth, etc. Es decir, año a año irá conformando un mundo, el del Polo Norte, en el que encontramos diferentes razas (elfos, trasgos, osos polares, osos cavernarios) que se irán relacionando a través de grandes acontecimientos.

Las hazañas que más destacarán serán las torpezas del Oso Polar en su papel de ayudante de Papá Noel, un oso torpe, un poco vago, pero que ayuda en lo que puede y que registra las listas de los niños buenos. Asimismo, las batallas contra los trasgos, a los que les encantan los juegos de trenes, serán otro de los hitos dentro de sus aventuras.

Lo más divertido de todo esto es como llegan las cartas, ya que Papa Noel las escribe de su puño y letra, pero poco a poco el Oso Polar y el secretario elfo Ilbereth irán dejan sus líneas de puño y letra en los textos.

Una obra que merece la pena tener

La verdad es que nunca me había acercado a esta obra de Tolkien porque pensaba que no podría disfrutar de algo «tan privado», sin embargo, desde la primera página he disfrutado.

Primero por la edición, que es una chulada ya que presenta el texto en castellano con la carta original en inglés al lado. Además, se incluyen los dibujos que Tolkien hacía del Polo Norte, faceta que yo no conocía del autor y que es bonita y sobre todo muy personal.

Después, la historia y la intrahistoria de las cartas se disfruta mucho, por lo que tiene de cotidiano el hecho de ver cómo crecen unos niños y por las propias historias de Papá Noel que terminan siendo grandes batallas, grandes problemas a resolver y grandes complicaciones que siempre se resuelven gracias a los suyos y a tiempo para la Navidad.

Una obra, en definitiva, que creo que nos da ese toque de paz y ternura que a veces necesitamos en estos tiempos de caos y frenetismo. Un fuego, una butaca y un muy buen libro para descansar. Espero que os animéis con él.

El libro en el Bolsillo 

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