[Reseña] Volviendo a lo innecesario. Sobre ‘Los hermanos Hawthorne. Una herencia en juego IV’ de Jennifer Lynn Barnes

La esperanza es lo último que se pierde; sobre todo cuando algo te gusta lo suficiente como para creer que se puede arreglar. Pero no. Quizá vaya siendo hora de que nos sinceremos con los grandes éxitos editoriales, esos que lo petan mucho al principio y después sacan tomos unos detrás de otros hasta el infinito. Son un fraude. No en el sentido de que no tienen calidad literaria, yo no me meto en eso que para gustos colores y para juicios ya ni os cuento; sino en el sentido de que llegan a tratar al lector de estúpido, de tal manera que cae en el siguiente tomo esperando algo y luego ese algo… es un caramelo rechupeteado.

Eso es lo que me ha pasado a mí con la novela que traemos aquí. Cuarto tomo de la saga Una herencia en juego, no aprendí lo suficiente con el «final» de la trilogía y me he lanzado a Los hermanos Hawthrone, de Jennifer Lynn Barnes, publicado por Molino. Espero que la reseña os guste.

Grayson fue criado como el heredero de la fortuna de su abuelo, poniendo a su familia ante todo. Cuando parte de ella se meten en problemas, Grayson aparece para hacer lo que mejor se le da: ocuparse de ellos de manera rápida, sencilla y sin sentimentalismos por medio.

A Jameson, en cambio, es un hombre de riesgos, de sensaciones fuertes, de juegos. Cuando su misterioso padre aparece para pedirle un favor, Jameson no puede resistirse a aceptar. Se infiltrará en el exclusivo y oscuro mundo londinense de las apuestas millonarias para ganar una inalcanzable. Por suerte, Jameson Hawthorne no cree en lo imposible.

Atraídos por juegos retorcidos en puntos opuestos del planeta, Grayson y Jameson, con la ayuda de sus hermanos y la chica que heredó la fortuna familiar, tendrán que decidir hasta dónde están dispuestos a llegar para ganar.

Nuevos caminos

Grayson tiene nuevas personas a las que proteger y no solo nos referimos a aquellas que puede ayudar con la sociedad que Aby ha creado con el dinero de su abuelo. Por su parte, Jameson tendrá un secreto que esconder y la gran apuesta de su vida por ganar. Sin embargo, para ambos, las lecciones de su abuelo y la competición con sus hermanos serán un lastre que tendrá que aprende a tirar.

Nos adentramos en una nueva entrega de esta serie de investigación y misterios para tropezarnos con los mismos problemas que nos dejaba el cierre de la trilogía Una herencia en juego. En este caso, acompañaremos a los hermanos misteriosos de la familia, Jameson y Grayson, en su nueva vida, una que estará muy relacionada con la parte que no conocieron: sus padres.

En el caso del primero, nos lanzaremos a un mundo casi a los Jame Bond que llevará al personaje a ser más de lo que siempre ha sido. Sin embargo, un secreto le perseguirá a lo largo de la novela, uno que, supuestamente, cambiará todo. En el caso del segundo, nos aventuraremos en su familia paterna, sus hermanas, y las problemáticas que la desaparición de su padre ha acarreado a la familia.

Para qué me meto

Bueno, pues si soy sincera, es cierto que estos dos personajes me gustaron mucho en la trilogía original y me parecía que podía dar más de sí en cuanto a los misterios o las cuestiones de investigación. Es decir, se nos presentaban como dos jóvenes súper inteligentes a los que nada se les escapaba, así que estaría bien ver una novela sobre lo geniales que son.

Sin embargo, cuando nos adentramos en esta entrega, el planteamiento es ver cómo es aquella familia que no conocieron, cuestión que también me pareció muy interesante. La familia de Grayson tiene sus particularidades y la aparición de hermanos más allá de los Hawthrone le da un punto al personaje que lo humanizan y ponen en su sitio. Es verdad que en el caso de este hermano, se centran mucho en la parte emocional, pero también es cierto que no quedaba otro desarrollo después de cómo termina la trilogía. La parte del misterio en este caso es interesante, quizá un poco lenta en el desarrollo, para dejar paso a las relaciones entre personajes, pero la resolución final creo que es satisfactoria.

Ahora bien, la parte de Jameson no tiene nada que ver con el desarrollo del personaje. Es casi como si nos hubieran hecho dos novelas pegadas con cola la una a la otra. Su historia es una mezcla entre James Bond, pero con el octanaje subido en cuanto a la idea de flipado, con una novela de Agatha Christie venida a menos. Además, gran parte de su trama queda supeditado a Avy, demostrando lo que ya podíamos inferir: que el hecho de que se haya hecho esa pareja narrativamente no funciona; y no solo eso, sino que, además, cuando le dan paso es porque Avy quiere, no porque sea el pedazo de personaje que teníamos en mente.

Y sensación de estafa

Y, bueno, entiendo que quejarse de cómo se desarrollan los personajes es un poco de aquella manera; opiniones, vaya, y que habrá personas que disfruten del desarrollo emocional de Grayson (a mí eso sí me ha gustado) o de la parte más flipada de Jameson (eso no me ha gustado). Sin embargo, hay algo que sí que me disgusta mucho como lectora: los chicles.

No os estoy haciendo spoiler sensu stricto y creo que es una advertencia adecuada para hacer. A lo largo de la novela veremos que se lanzan subtramas que no terminan de encajarnos. En el caso de Jameson será algo importante, pero en el fondo no afecta más que la mención; en el caso de Grayson pasará un poco lo mismo, aunque sí que veremos algo más de recorrido.

En un principio, estos personajes, misterios, se van emplastando bien en la narración, una mención aquí, un planteamiento allá y van funcionando. Sin embargo, a medida que nos vamos acercando a la segunda mitad del libro, empezamos a ver que algo no encaja y que eso podía tanto estar como no estar. La sorpresa nos viene en el epílogo.

Cuando yo me adentré en esta novela, pensaba que era la narración donde la autora se quedaba a gusto con dos personajes que estaban muy bien y que merecían más desarrollo. Nada más lejos. La cuarta entrega es simplemente una entrega bisagra para comenzar una nueva saga The grandes game donde se nos va a volver a explotar la fórmula de los misterios y las intrigas familiares hasta la extenuación.

Ojalá me equivoque y sea una gran saga, pero ya os digo que el epílogo de esta cuarta entrega parece decirnos lo contrario.

Espero no volver a caer

Es cierto que ya la tercera parte no me terminó de gustar, pero decidí rendirme a esta cuarta entrega. En mi opinión os la podéis ahorrar, ya que sobre el desarrollo de los hermanos es floja, sobre la intrahistoria de las familias es bastante leve y todo apunta a tenernos cuatrocientas páginas entretenidos para poder anunciarnos la siguiente entrega.

Ni los misterios son tan interesantes como en la trilogía ni los personajes tan perspicaces, así que poco más nos queda. Un chicle requetemascado para poder darnos otro con un supuesto nuevo sabor.

El Libro en el Bolsillo

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