[Reseña] Que el destino decida. Sobre ‘Que las montañas sean mi tumba’ de Francesca Tacchi

Hace ya muchos años, como unos ochenta el año que viene, el mundo se polarizó y radicalizó en dos posturas políticas muy marcadas. Quizá es muy complicado decir que hoy en día se mantienen o cómo lo hacen, pero es cierto que cien años después lo que sí que podemos decir es que no hemos conseguido una unidad moral y de tratamiento como especie. No hablamos de una heterogeneidad, sino de una igualdad entre todos los de la misma especie e interespecies.

La novela corta que presentamos hoy nos muestra la rabia de aquellos momentos de conflicto con un toque diferente. La obra se llama Que las montañas sean mi tumba de Francesca Tacchi, publicado por Crononauta, y creo que no os dejará indiferentes. Espero que os guste.

Italia, 1944. El partisano Veleno solo piensa en matar a todos los nazis que pueda antes de abandonar este mundo. Bendecido por la antigua diosa etrusca Angitia, Veleno es la persona perfecta para recuperar una extraña arma que los nazis planean usar contra los Aliados en la batalla de Montecasino. Durante la misión, se encontrará cara a cara con la muerte, aunque no es como Veleno la esperaba.

Porque no se puede odiar para siempre… o sí

Veleno se ha unido a la resistencia con un objetivo claro, matar a cada nazi que encuentre hasta morir. Sin embargo, esta última tarea se le complica, ya que está bendecido por Angitia. Gracias a ella y dentro de los partisanos defenderá Italia del arma más peligrosa que los nazis han llevado a terreno italiano.

Casi in media res comienza esta novela de fantasía histórica, ya que no encuadra en uno de los ataques de los partisanos a un comando nazi. Sin embargo, pronto veremos que nuestro personaje tiene algo especial, de modo que, cuando es herido en esa trifulca, mágicamente se cura de sus heridas. Aquí añadimos elemento fantástico a nuestra novela corta, ya que Veleno mostrará ser el favorito de la diosa Angitia. Este don que le conviene para sobrevivir, irá en contra de los intereses del partisano, ya que, como veremos desde sus primeras líneas, su objetivo es morir llevándose por delante a todos los nazis posibles. Con lo que no contaba era con qué la vida es mucho más que la guerra, la ira y el odio.

Porque una hormiga mueve la tierra

«Todo día es bueno para matar nazis, como digo siempre»

Una de las cosas que más llama la atención de esta novela corta es que, en realidad, aunque se nos desarrolla el componente fantástico en su amplitud, uno de los temas que subyacen y que nos van calando es la importancia de la resistencia partisana en la zona de Italia. Al final, siempre pesamos que las batallas, las guerras, las pelean los ejércitos, pero en realidad son los hombres y mujeres que los componen quienes están en el campo. De este modo, creo que es muy acertado reconocer que las resistencias organizadas no solo defendieron a nivel bélico sus tierras, sino también a un nivel de integridad ideológica y cultural. No solo formaban un grupo armado, sino también un grupo de personas que, al verse desposeídos por la guerra, encontraban un sitio donde sentir que, al menos, eran entendidos.

Esto se enseña muy bien en la obra con el personaje protagonista, Veleno. Habiendo perdido a toda su familia, encuentra en el grupo no solo un lugar donde cumplir sus propósitos, sino una nueva comunidad por la que, quiera él o no, preocuparse y con los que relacionarse. Además, en su caso se convierte en una figura relativamente importante, porque junto con su compañero Rame y el poder que Antigia le permite usar se convierte en el mayor bastión de la resistencia. En este sentido, se describe muy bien cómo las personas, desde su aportación más simple, pueden cambiar el curso de los acontecimientos.

La guardia de los dioses

Es cierto que no debo hablar mucho del componente de fantasía para no haceros spoiler, pero sí que quiero destacar que (y esto está en la sinopsis) la idea de guerrero de los dioses, como lo es Veleno de Angitia, no es nueva. En realidad, por poner un boom de hace poco, Percy Jackson va un poco de eso y en la antigüedad ya ni os cuento.

Sin embargo, lo interesante de esta novela es el localismo de la deidad y que no encontramos un dios excesivamente conocido. Esta conjunción de tradición local con la parte de fantasía deja un regusto muy interesante en el lector, en mi caso, al que se añade unas ganas locas de que este mundo se desarrolle, ya que tiene un grandísimo potencial.

Para soltar rabia

Como decíamos al principio, la obra comienza in media res y, en este sentido, sí que siente el lector que va un poco a matacaballo con toda la trama. Con esto quiere decir que, obviamente, la entendemos, nos metemos en ella y la disfrutamos, pero parece que siempre nos falta algo o queremos saber algo más. Más allá de este inicio, la segunda mitad de esta historia corta nos lleva a una misión vital para nuestros personajes y que, ya sí, nos permitirá enfadarnos todo lo enfadable con la situación en la que nos encontramos.

Dice Veleno que «todo día es bueno para matar nazis» y será muy pronto cuando descubriremos que estamos completamente de acuerdo con él. Curiosamente, siendo una obra muy corta, la autora consigue caracterizar perfectamente a cada personaje, provocándonos sentimientos de empatía o aversión muy potentes. La descripción precisa, el ritmo frenético y diálogos muy humanos son los que caracterizan el estilo de esta obra.

Os la recomiendo, de verdad, si queréis quedaros a gusto y soñar con un mundo en el que los dioses no nos han abandonado del todo, os animo a leerla. Espero que os guste.

El libro en el Bolsillo 

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