De esta sensación nos habla un poco la novela que reseñamos hoy. Blackwater III. La casa es la tercera parte de la saga Blackwater de Michael McDowell, publicada por Blackie Books, que hemos ido reseñando en el blog y que está siendo el éxito de este verano. Ya sabéis que desde el minuto uno la recomiendo y en ello sigo. Espero que os guste.
** Al ser la reseña de una tercera parte, la sinopsis puede contener spoilers**
Perdido, 1928. El clan Caskey se desmorona con la cruenta guerra personal entre Mary-Love y Elinor.
En los poco recovecos del caserón donde viven Elinor y Oscar se esconden crisis conyugales y existenciales con repercusiones que desafían la imaginación, mientras los peores recuerdos, aquellos que uno se esfuerza por mantener ocultos, acechan para tejer sus mortíferas redes y salir a flote.
Un frío conflicto
El tiempo ha continuado y las hermanas Caskey, Miriam y Frances, no pueden ser más diferentes. La primera digna pupila de su abuela Mary-Love, la segunda una amable niña amparada por Elinor. Sin embargo, la familia ha de convivir, por encima de los deseos de los demás, por encima de la crisis, por encima, sobre todo, de Mary-Love Caskey. Porque una madre no puede gobernar a todo el mundo.
Poco tiempo después de la finalización del segundo tomo, nos adentramos en este tercer volumen de una historia familiar, de costumbres y, sin duda, de terror. Podemos seguir elucubrando sobre el género de la historia de Blackwater y, sin embargo, nadie puede decir que no produce inquietud cuando se lee; que, desde luego, produce incomodidad y que las cuestiones más extrañas envuelven a esta familia. No obstante, si queremos ir más allá de eso, continuaremos con el frío enfrentamiento entre Mary-Love y Elinor no por gobernar a la familia, sino por que esta pueda vivir como disponga y no como lo quiera la matriarca.
De nuevas generaciones
Sin embargo, ¿qué más pueden hacer nuera y suegra? Elinor ya ha abierto los ojos a Oscar que cada vez más aprecia los desplantes de su madre no hacia la persona de Elinor, sino a él mismo y su hermana. Por su parte, Mary-Love ya ha conseguido lo que quiere, importunar a su nuera cada segundo de su día a día, ha conseguido que se construya el dique y Miriam, su primogénita, es un clon de su abuela.
De este modo, a quien le toca coger el testigo es a las nuevas generaciones de la familia y, así, nos centraremos en la vida de Miriam y Frances, pero también de Malcom, Lucille y Danjo, hijos de Queenie, un personaje que, como veremos, se irá haciendo cada vez más relevante en la familia.
Estos nuevos actores hacen que el conflicto se diversifique, pero también que se complique. La relación entre las hermanas será compleja, ya que ninguna de ellas es totalmente su mentora; la inclusión de los primos de Grace hace que haya más factores externos a la familia que puedan atacarla, por lo que encontraremos en esta parte de la historia una trama múltiple donde nuestras paladinas quedan a un lado y lo que priman son las consecuencias de sus actos.
Quizá la mejor discusión del mundo
Eso sí, no se puede negar que seguimos asistiendo al conflicto de intereses entre ambas mujeres, pero con un aliciente muy interesante. Todo será mucho más frío, quizá hasta más hipócrita y, por ello, en este tomo encontraremos los mejores enfrentamientos verbales entre personajes que he leído nunca.
A lo mejor pensáis que exagero, pero aquí McDowell nos ha dado lo que le hemos pedido. No hay sangre, pero sí que hay daño del rastrero y del virtuoso en los conflictos que se dan. En este sentido, en muchas ocasiones ha sido como leer lo que te gustaría decir a ti y eso ha sido muy satisfactorio.
Un conocimiento de muchas cosas
Y todo esto no sería posible sin la increíble comprensión que McDowell tiene de la feminidad, la relación entre mujeres, pero también las relaciones homosexuales en la época y la visión del mundo del hombre sometido a la figura materna. Todas estas cuestiones se desarrollan en la novela no de una manera explícita y burda, sino con sutilezas: gestos, frases en el momento exacto, reacciones de los personajes… Todo ello hace que asistamos a una sociedad más cercana a la nuestra de lo que pensamos y que podamos reconocer tipos que quizá hasta podamos conocer.
En las anteriores entregas veíamos dos fuerzas enfrentadas entre sí, pero en este caso, a pesar de que mi querida Sister ya ha peleado su batalla, vemos un movimiento más refinado y consecuente de las consecuencias de los actos y, sobre todo y la novedad en este tomo, el porqué de toda esta historia. Y ese por qué no lo voy a decir porque quedaría fatal destripar el libro así, pero es más que evidente si tenemos ciertas relaciones en nuestro día a día.
El sí de los seis tomos
Metidos ya en este tercero, puedo decir que entiendo por qué se dividió en seis tomos. Creo que esta división se debe a que el autor consideró que cada uno tiene que tener su sitio en esta historia. Es verdad que a lo largo de la trama todos tienen su participación y su pequeña historia personal, pero la división nos deja centrarnos en problemáticas concretas con personajes concretos, así no hay problemas ni de espacios ni de tiempo.
Yo os debo confesar que solo puedo decir cosas buenas de Blackwater porque es una historia que me ha regalado un verano estupendo (además de picarme con mi pareja para leerlos), pero es que, además creo que es una novela que ayuda desconectar de verdad porque no tiene prisa en su historia.
Si en el primer tomo decía que no pasaba nada, en el segundo decía que dónde estaba Elinor, en este tercero lo único que puedo decir es que os producirá satisfacción. Espero que os animéis con él y que si no habéis empezado la saga os lancéis ya a ella.
El libro en el Bolsillo
Puedes adquirir el libro 👉: Blackwater. La casa de Michael Macdowell
Puntuación:
¡Hola!
ResponderEliminarMe llevo anotado este libro <3
Muchas gracias <3
Holaaa
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, la verdad es que esta saga yo la he disfrutado muchísimo en general, este quizá es el que menos me gustó de todos, pero aun así me pareció una maravilla.
Un abrazo
Inkties