[RL] Entre dos aguas. Sobre ‘Princesa de agua: Crónicas de Idril I’ de Elena Teba

Hay una cosa que se dice, que no sé determinar si es cierta o no, y es que todas las niñas sueñan con ser princesas en algún punto de su infancia. No sé si es cierto porque no recuerdo mi propia experiencia, pero sí que es verdad que es algo que en libros y películas nos han hecho vislumbrar. No sé si esa necesidad es porque consideramos que merecemos algo mejor o porque nos enseñaban en la coquetería y el lujo (pensemos en las muñecas con joyas, perfumes y ropa de moda), pero es verdad que ese anhelo, a día de hoy, no me parece algo sano.

La protagonista de nuestra historia de hoy tiene un poco de eso, aunque se lo achacan al buen gusto. La novela se llama Princesa de agua: Crónicas de Idril I de Elena Teba, autopublicado en Amazon, y lo he leído en el Reto Lector de Embajadores de Libros. Voy un poco atrasada en él, pero creo que consigo cumplirlo. Espero que os guste.

Lidia odia que sus padres la hayan obligado a cambiar el centro de Madrid por una aldea en la montaña en medio de ninguna parte, donde todo el mundo se conoce y en la que tendrá que compartir clase con Kike, el chico al que besó cuando tenían once años y al que ha estado evitando desde entonces.

Por si fuera poco, también se las tendrá que ver con Marta, la novia de Kike, y las arpías de sus amigas, que la odian a muerte sin motivo aparente y que no dudan en recordarle que fue abandonada por su madre biológica nada más nacer.

Madre en la que no ha pensado mucho hasta que llega a Ildril por casualidad y descubre que pertenece a la realeza y que su madre no tuvo más remedio que exiliarla al mundo humano para salvarla de la Guerra Oscura.

Lidia tendrá entonces que elegir: el mundo y el título que le pertenecen por derecho de nacimiento o volver a ser una plebeya junto a esos ojos castaños de largas pestañas que quieren todas las noches con ella.

Cuando el corazón entra en conflicto con el deber… ¿qué escogerías?

Un cambio de vida

Lidia se ha mudado desde Madrid a, como ella lo llama, Gañanlandia, un pueblo alejado de todo, en Toledo, y esto para ella está siendo un mundo. La han alejado de sus amugas, de la libertad que la vida de urbanita y el metro le conferían, y del Starbucks. Además, la acogida no está siendo de lo más favorable, el único que medio la trata bien es Kike, pero su novia y sus amigas se han empeñado en asilarla tanto en el pueblo como en el colegio. Solo algo completamente inesperado podría remediar de alguna forma esta situación… Y quizá algo de magia.

Un problema adolescente nos lleva a esta novela de fantasía  en la que, como pasa en todas las novelas de este tipo, nuestra protagonista es diferente a los demás: en su caso una niña un poco pija que tiene algunos rasgos diferentes (orejas un poco puntiagudas y dolor de espalda). De este modo, y como os imaginaréis acompañaremos a Lidia en sus desventuras por ser la nueva  hasta el descubrimiento de su verdadera identidad y las consecuencias que esto conlleva. Sin embargo, y frente a otras, el componente de vida adolescente (relaciones personajes en esa edad, miedos y aprendizajes) será muy importante en la primera mitad de la obra.

De cómo llega la madurez

Situados ya en el pueblo, hay que reconocer que la protagonista es un poco de aquella manera. A medida que vamos leyendo su situación en el nuevo lugar, vemos que Lidia lo pasa mal y lo sufres con ella, porque el vacío al que la someten es horrible. Sin embargo, en otros momentos de la obra es un poco insufrible. Los anhelos por haber dejado la ciudad y sus carencias tienen todo el sentido para acusarse en ella: la falta de libertad, la nula capacidad de improvisación…, pero no trata bien al resto por ello, sobre todo a los que la quieren.

Es cierto que todo este comportamiento puede ser el típico de una adolescente, pero quizá de menos edad, con casi dieciocho el obviar a su hermano pequeño o, en cierto modo, exigir a sus padres se vuelve algo no raro, sino de malcriada.  En este sentido nos encontramos con una protagonista muy poco simpática, porque, en esa maraña de sentimientos completamente entendibles, hay ramalazos de cría pequeña y snob insoportable que hacen que no termine de congeniar con ella.

Un segundo cambio de vida

De todos modos, seguimos, porque, aunque quizá no nos caiga del todo bien, queremos ver a dónde va la historia, ya que desde el principio lo que nos encontramos es una novela muy normalita, con tintes de romántica, sobre adolescentes. Y esto no es crítica, quieres ver si al final Kike y Lidia pues tienen un acercamiento, qué pasa con Marta, la actual novia de Kike, si conseguirá imponerse a ese vacío al que la someten y hacer un grupo de amigas. Es decir, que tenemos una novela entretenida y curiosa, aunque no destaque de más.

Sin embargo, como decía, llegamos a la mitad de la novela y descubrimos el pastel. Me atrevo a hablar de ello porque está en la sinopsis de la propia novela y, además, el género de la misma es fantasía, así que si eres sensible a spoilers no leas lo siguiente, aunque no lo sería porque nos lo cuentan todo en la parte de atrás.

El pastel es ni más ni menos que aparece el elemento sobrenatural: el mundo de Idril; mundo al que pertenecía la madre desaparecida de Lidia. Este mundo nos adentra en una sociedad en la que la madre de Lidia es reina y, en consecuencia, ella es la princesa heredera al trono. Nos lanzamos al mundo de la fantasía, como una protagonista que aguanta el tipo, pero que asume, demasiado rápido para mi gusto, su parte mágica en cuanto ve a su madre.

Desequilibrio

No sé deciros si me gusta más la primera mitad o la segunda. En el mundo humano, la primera mitad del libro, tendremos un ritmo un poco lento, donde todo se cuece mucho y se queda un poco sin sabor. Con todo y con eso, la historia engancha, porque como os decía antes, queremos saber a dónde va y, además, el estilo en toda la novela es bastante ágil y fluido, porque está muy bien enfocado al público juvenil.

En el caso de la segunda parte, quizá sea la más ágil en cuanto al ritmo porque se nos incluyen algunas escenas de acción, bailes, etc. No obstante, continuamos con el reposo en la ejecución de la relación de los personajes, que en algún momento hace que se ralentice la lectura.

Bien está

En conjunto, debo decir que la novela me ha entretenido y me ha hecho pasar un buen rato. No ha habido momentos de desesperación ni de quietud absoluta, así que ha estado bien. Sin embargo, os confieso que después de un par de días, y más viendo el final, aunque sacaran la segunda parte de las crónicas no creo que las leyera. No creo que sea una mala lectura, pero creo que el final remata para que pueda ser autoconclusiva y que todo lo que me puedan contar después va a resultar un artificio y estropicio con respecto a este final.

Entonces, si os gustan las novelas de fantasía adolescente la vais a disfrutar porque tiene lo de fantasía y lo de adolescente. Si, además, queréis no meteros en una saga, esta novela se puede leer independientemente, así que otro punto más, y, finalmente, el estilo es muy ameno y bien enfocado. Espero que si os animáis con ella, la disfrutéis mucho.

El libro en el Bolsillo

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