Y este es el tópico, un poco adaptado, claro que encontraremos en la obra que reseñamos hoy en el blog. La conocí en el festival Celsius 232, pero no llegué a comprarla por mi política de no más libros físicos, sin embargo, se me quedó el runrún y semanas después me lancé al digital. La verdad ha sido todo un descubrimiento. El libro se llama Salitre y cenizas de Carlos di Urarte, publicado por El Transbordador. Espero que os guste.
Perdí mi alma cuando tenía trece años, sin ni siquiera haber desayunado. Era una mañana fría y neblinosa en la villa, y los ecos de las campanas que marcaban las seis flotaban sobre la bahía.
A pesar de los años transcurridos, recuerdo con nitidez cada detalle de la suma de decisiones que me llevaron a comenzar mi andadura por la senda que finaliza en el infierno. Cada suspiro, cada palabra, cada cadáver, convertidos en un monumento a mis muchas estupideces y pocos aciertos.
En el penal de El Cabracho, mientras aguarda cuatro ejecuciones consecutivas a manos de la Inquisición, Leo Vicar se dispone a dictar su infame pasado a un escriba real.
Empezando por su adolescencia, narrará cómo condenó su alma una mañana de invierno sin ni siquiera haber desayunado, cómo rompió cada uno de los trece mandamientos del Cristo Ahogado y cómo su primer amor desencadenó un brutal descenso al abismo.
Leo Vicar desgranará una historia de brujas reencarnadas y demonios de las profundidades, de inocencia perdida y rabia incombustible, de lágrimas y quemaduras.
Rabia y sal
Solo un objetivo: escribir la historia más infame jamás contada. Leo Vicar, su protagonista, contará cómo desde su infancia su camino entre la religión y las brujas ha estado plagado de dolor, rabia y fuego. Un camino que nos adentra en un mundo diferente, pero no tan alejado de lo que conocemos.
Comenzamos con el género grimdark que para mí no era desconocido en nombre, pero sí en experiencia lectora. En este caso, nos lanzamos a una fantasía grimdark, esto es una fantasía de ‘oscuridad siniestra’ que nos lleva a un mundo de violencia y amoralidad. Y en este caso empiezo la reseña explicando el género, porque explica mucho de los componentes que más destacan de la novela.
Con un uso de referencias reales, como son los santos, la religión,
etc. nos lanzamos a la historia de Leo
Vicar. Su experiencia comienza con su adolescencia,
en la que una sociedad retrógrada y beata condena todo aquello que se sale
de sus parámetros. Así nuestro protagonista sufrirá el maltrato de la religión entendida del peor modo y la condena de un mundo que prometía algo más que el
tormento eterno.
Ejes de paisaje
Si me confieso, os digo que esta reseña me va a costar hacerla porque la novela tiene tantas cosas para desgranar y tantas referencias interesantes que no hacer spoiler es muy difícil. Desde el personaje protagonista, hasta la propia ambientación nos suscitan ecos de nuestro mundo, con lo que diferenciar entre fantasía, mitología, la historiografía de la religión es cuanto menos complicado. Para poder desgranarla un poco, sin liarla, vamos a hablar de diferentes ejes que generan la ambientación. Sobre la historia ya veremos qué se puede contar.
El primer eje será la vida en una comunidad cerrada, aislada y
profundamente supersticiosa, es decir, un pueblo que ha tenido poco
intercambio con otros núcleos de población y que mantiene un fuerte arraigo de
sus costumbres. Además, en este caso, la superstición viene dada por el
conflicto entre un paganismo preexistente y un cristianismo que se asienta a la
fuerza. Y sí he dicho cristianismo, el
del Cristo Ahogado.
Este es el segundo eje, y quizá el
más importante, creo, en esta primera parte de la trilogía, la versión fantástica del cristianismo
que encontramos en la novela. Los ritos, los santos y las ceremonias se ven
metamorfoseadas a lo largo de la historia no solo para incorporarlo al mundo
fantástico, sino como medio para poner
en jaque lo que conocemos de nuestra realidad. Se dice que este subgénero
invierte los valores y que tiene cierto toque realista, en este caso, se ve muy
bien en todo lo relacionado con la religión de manera que en ocasiones el lector estará tan imbuido en el sistema del mundo que,
por similitud, comprenderá mucho mejor
este sistema religioso.
El tercer eje, quizá el que menos se desarrolle en esta parte, es el de la brujería y todo lo que conocemos sobre ella a nivel popular. En este sentido, encontraremos dos perspectivas que se superponen y que generan un prisma de entendimiento. Por un lado, tendremos lo que conocemos de las brujas por las críticas religiosas, encontraremos lo aquelarres, la Inquisición, etc., pero, por otro lado, veremos reflejado lo que el conocimiento popular sabe también/realmente de ellas. En esa doble capa se moverá la historia, haciéndonos dudar de qué es cierto, qué no y qué es una simulación.
Otro plano
Pero, ¿de qué va la obra? Como os
he dicho es la historia de Leo, pero su
historia lleva mucho por debajo de la superficie.
Lo primero que encontraremos será la cuestión de la pérdida de la inocencia, en todas las formas que os podáis imaginar. En este sentido, decir que la novela es explícita y tiene lenguaje malsonante, es parte de su encanto, a mí me ha gustado mucho lanzarme a algo así, así que lo recomiendo poderosamente. Pero, claro, esta pérdida, más allá de lo anecdótico nos lleva a explorar situaciones muy duras, que generan impotencia, injustas y crueles.
En este sentido, entramos en un mundo muy opresivo donde parece no haber salida. Este sería otro de los temas que encontramos en la historia. No solo tenemos un personaje que nos lanza a un mundo de fantasía que no nos es del todo ajeno, sino que nos muestra lo jodido (perdón por el vocablo) de la intolerancia, la indolencia, la complacencia, etc. Durante todo este primer volumen, veremos cómo nuestro personaje vive en un callejón sin salida, donde todo lo que debería ser un alivio se convierte en una nueva conmoción o en un nuevo golpe.
Lo fantástico
Y, finalmente, como otro plano, encontraríamos lo fantástico. Como novela de iniciación será poco a poco como descubriremos el mundo de fantasía que rodea a Leo. Desde el principio se nos declara, pero no es hasta la aparición de cierto personaje cuando podemos creer que ese mundo distinto existe. El elemento fantástico se ve integrado tanto en la religión que se desarrolla en la obra como en el mundo fuera de ella, la mitología que rodea todo, como decíamos más arriba.
Demonios, magia y seres sobrenaturales aparecen con cierta reticencia, con el beneficio de la duda. La religión veremos pronto que no tiene un carácter positivo, pero tampoco podremos atribuírselo a este aspecto de la fantasía que nos deja con una sensación de desamparo y maldad un tanto extraña, un algo en lo que queremos creer pero que nos está dando alarmas de que no lo hagamos.
Lectura
Creo que ya lo he dicho, pero por
si acaso lo vuelvo a decir, el libro me
ha gustado mucho, con sus cosas muy buenas, sus sensaciones incómodas y con
alguna cosilla que me ha convencido menos.
En general, para mí hay un gran algo que me ha gustado mucho y del que no puedo hablar, pero que debo decir que el autor lo ha tratado de una manera directa y cruda, pero con mucho respeto y conocimiento. Sin embargo, sí reconozco que hacia final de la primera parte, el libro se hace un poco reiterativo, la atmósfera opresiva hace que tanto Leo como el lector quieran salir de ese ambiente y parece que no hay manera. Todos son problemas, entramos en un bucle de todo mal que está muy bien para entender a Leo, pero, en mi caso, ha supuesto un poco de espiral de desesperación que me pesaba un poco.
En cualquier caso, os recomiendo muchísimo el libro. Yo ya andaba un poco harta del tópico de personaje torturado que cuenta a otro alguien su historia, pero en este caso funciona y funciona muy bien. Creo que porque hay historia más allá del relato, una historia que se enlaza y que da mucho sentido a nuestro personaje, que no es un ser especial ni es la leche, sino que es un ser bien jodido que ha sobrevivido como ha podido. Si ha tenido que ser un desgraciado, que así sea. Espero que os animéis con él, os dejéis sorprender y os revolváis un poquito también con esa lectura. Disfrutad.
El libro en el Bolsillo
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