[Reseña] Experimentación extrema. Sobre ‘La novela sin fin’ de Guillem Esteban Durán

La innovación en las técnicas narrativas es algo hartamente complejo. Desde la experimentación de narradores, perspectivas, cambios temporales y dobleces en los personajes, ya casi no sabemos qué hacer para meter algo nuevo en la técnica. Incluso hemos introducido al escritor en la trama y el personaje ha hablado a los lectores. Por eso, siempre que encuentro alguna novela que lo intenta, la leo con entusiasmo y, al final, da un poco igual si surte efecto o no. Al menos, lo ha intentado.

La obra a la que nos acercamos en la reseña de hoy es una propuesta del grupo de lectura de Fénix Club Literario  de un autor que ya conocemos por su novela Uróboros. Se trata de La novela sin fin de Guillem Esteban Durán, que nos propone adentrarnos en la vida de un escritor muy particular. Espero que os guste.

Un escritor fracasado recibe la inesperada la llamada de un editor para proponerle una nueva visión sobre la que, debería ser su primera gran obra maestra del Terror. Sin embargo, cuando reciba la visita por sorpresa de su mayor ídolo en persona, el Rey del Terror en persona dispuesto a aconsejarle, los resultados serán catastróficos. Referencias a J.Rider, Detective Paranormal.

Las influencias

Siempre nos han dicho que las influencias son malas, pero en el caso de nuestro gran escritor de terror, nunca pudieron venirle mejor. Después de recibir la propuesta de un editor sobre cómo dar ese toque a sus obras, nuestro autor se embarca en un proceso creativo del que seremos testigos y del cual los resultados serán… abundantes.

Siempre que nos embarcamos en una obra de este autor, debemos hacerlo con perspectiva y mente abierta, ya que casi las podemos calificar de experimentos literarios y dentro de ellos, en este caso nos enfrentamos a un relato de terror que nos llevará por las andanzas de un autor muy particular.

Dos son los hechos que le llevan a lanzarse a la aventura. El primero, los consejos de un editor para ser un escritor de éxito. La creación live siempre atrae mucho y más en este mundo de redes sociales, así que esa podría ser una vía a explorar. El segundo, la visita de su ídolo que le cuenta su experiencia creadora y las andanzas de sus publicaciones.

Ironía y velo

A través de estos dos parámetros, la acción se desatará en un desenfreno de acciones críticas y resultados narrativos que llegarán a las manos del lector en una obra cuya seña de identidad es fragmentaria. Así, recortes de periódicos, partes de libros, sinopsis, etc. serán los que vayan dando forma a ese torrente creativo.

Por otro lado, cuando el protagonista intervenga directamente en su historia, el autor nos ofrecerá cierta crítica, que podremos tomar más o menos en serio, sobre el mundo editorial, el live al que estamos ahora sometidos o cómo se han encumbrado obras solo por un nombre y no por una posible calidad.

Y ahora el experimento

Como veis, poco puedo revelar de la obra ya que su expresión es la mínima extensión. En apenas setenta páginas, el autor consigue plantearnos una problemática, desarrollarla y ver sus consecuencias y creo que, en ese sentido, la obra está muy lograda por su condensación narrativa y su apuesta atrevida en cuanto al formato de exposición (los fragmentos y todo eso).

Sin embargo, en mi caso, y esto es solo algo personal, no me ha terminado de convencer porque se nos plantea una narración muy salvaje, donde tienes que entrar desde el minuto uno. Es cierto que un relato, al final, te pide esto, pero también es verdad que algo tan arriesgado quizá necesite algo de preparación.

Arriesgado… me refiero a arriesgado a que no encontramos un cuerpo de historia, sino en cierta medida especulación de otra voz narradora sobre lo que ha podido pasar en la historia que hemos leído. Y eso a mí me ha costado.

De nuevo, como con la anterior obra que reseñé, os la recomiendo y os animo a ella para tener una experiencia narrativa diferente.

El libro en el Bolsillo

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