[AII. Reseña] La investigación espeluznante. ‘Vampiros… y más que vampiros (una antología de horror y sangre)

Una de las cosas que nos puede llevar al miedo es la curiosidad. Es verdad que existe un dicho sobre este propósito, pero también es cierto que sin ese afán por saber no avanzaríamos y no conoceríamos lo que nos rodea. Aunque esto, a veces, sea catastrófico para nosotros.

De este modo, nos adentramos de nuevo en la antología Vampiros… y más que vampiros (una antología de horror y sangre) publicada por la editorial Valdemar. En este caso, nos acercaremos a un grupo de relatos que tienen algo en común, el afán de investigación de los protagonistas, que será lo que les lleve a descubrir el hecho insólito. Espero que os guste.

Sinopsis de obra aquí

Lo racional y la visión

Creo que siempre que nos acercamos a narraciones en las que el objetivo es descubrir algo (quién es el asesino, cuál es el objeto o qué es lo que sucedió) la clave del asunto se basa en el razonamiento. Sin embargo, si profundizamos un poco más, siempre buscamos evidencias y, en este sentido, el «si no lo veo, no lo creo» cobra mucha importancia.

En los relatos que vamos a reseñar en esta parte, será esa necesidad de falsación la que lleve a sus personajes a vivir situaciones que van más allá de su razonamiento y de su moral. Además, es curioso cómo este último elemento se incluye como otra vía para encontrar lo correcto. Así, vamos con los cuatro siguientes relatos de la antología, en este caso con innovaciones al género y al propio fenómeno del vampiro. Vamos con ellos.

Berenice, Edgar Alan Poe, 1835 

Egaeus va a casarse con su prima Berenice, sin embargo ambos parecen contraer extrañas enfermedades. Para ella comienza un deterioro que parece que le costará la vida; por su parte, él comienza a tener episodios de ensimismamiento y obsesión.

Lo cierto es que cuando nos adentramos en este relato del maestro del terror condensado, ya vamos suponiendo que nada de lo que sucede lo hace simplemente. En el caso de la muchacha, su deterioro se ve cubierto por una pátina de fantasía que nos hace sospechar si realmente está enferma o hay algo más. Por su parte, con él, empezamos a pensar que una enfermedad mental se está desarrollando y que nadie en el relato quiere afrontarla, tintándola como un rasgo de carácter

Será este halo de sospecha, que persigue al lector, el que finalmente eclosionará en el término del relato. La narración breve, en este sentido, es muy rápida, ágil y frenética, aunque solo suceden cuatro cosas (como quien dice) el lector no puede dejar de notar ese ambiente opresivo de lo sospechoso y desconocido. El golpe final que Poe nos ofrece no nos aclara en realidad más que aquello que nosotros queramos creer, de manera que el lector tiene espacio a rellenar ese hueco final. Esto no implica que el final sea abierto, sino que puede que no nos convenza.

Isobel, la resucitada, Claude Vignon, xix

Franz, un joven aprendiz, se obsesiona con una dama que acude a rezar siempre a la misma capilla. Esa mujer es Isobel, a la que llaman la resucitada. Su historia se extiende tiempo atrás y en ella se esconde la rivalidad, la desaparición y lo fantástico. A pesar de las advertencias de su maestro, Franz sucumbirá a la belleza de Isobel y, en ello, no será consciente de las consecuencias.

En este caso, si tuviera que destacar algo del relato sería la ambientación y esa idea de fatalismo que rodea todo el rato a nuestro protagonista. El relato se centrará mucho en las antiguas rencillas entre Isobel y el maestro de Franz, pero a través de ello también veremos cómo se penaliza el impulso de la juventud y se ensalza el poder de la belleza.

En este sentido, el personaje de Isobel destaca por ser una vampiresa clásica, pero a la vez más política y manipuladora. En realidad, los intereses del personaje femenino no versan en un sometimiento del resto, sino en la capacidad de mandar y ordenar en el que ella ha considerado su territorio.

Sin embargo, como decía, lo que más me ha destacado ha sido la ambientación. La autora ha conseguido que en un entorno abierto, como puede ser un castillo a las orillas de un lago, nos sintamos enclaustrados. En gran medida esto se consigue porque los escenarios interiores son capillas, lugares cerrados, privados y oscuros, donde los personajes desarrollan sobre todo su intimidad. Además, para acompañar a esta ambientación, se nos desarrolla la idea de inevitabilidad, a medida que avanzamos en el relato, vemos que es cada vez más complicado que nuestro protagonista salga del hechizo, ya que, además, está siendo utilizado como peón.

Un relato sin duda, clásico, pero que empieza a incluir elementos que podemos asociar como contemporáneos.

Marsias en Flandes, Vernon Lee, 1900

Ambientado en Flandes, el relato nos cuenta cómo llegan a la costa del mismo, fragmentos de lo que parece un crucificado. Entendido esto como un hecho divino, comienzan a montarlo en la iglesia local y desde ese momento comienzan a pasar cosas inquietantes.

Este, quizá, sea el que menos me ha gustado de toda la antología, pero tampoco os podría decir esto fuera porque el relato sea malo o no esté bien escrito. Creo que reside más en que la temática nos es algo más lejana en la actualidad.

El título de la narración nos da ya una pista, puesto que Marsias es el sátiro que fue crucificado por ganar a Apolo. Sin embargo, a ese mito griego, se le imbuye en el relato de un componente religioso cristiano que en la actualidad no está tan patente en la sociedad. Esa idea de profanación y martirio es el elemento clave en el relato para incomodar al lector y hacerle sentir esa idea de incomodidad, de miedo, que ahora no os llega.

El parásito, Arthur Conan Doyle, 1894

Austin Gilroy lo tiene claro, la razón es el único medio para comprender el mundo. Es por esto por lo que, cuando sus compañeros comienzan a interesarse por el ocultismo, su postura es escéptica. Sin embargo, uno de ellos le presenta a Helen Penelosa, una mujer que asegura que tiene poderes psíquicos. Gilroy para probarlo comenzará a realizar experimentos con la psíquica.

Sí, el relato es del padre de Sherlock Holmes. Sir Arthur Conan Doyle se adentró en el mundo de la fantasía y lo espiritual a través de este relato que no es sino una trama de investigación sobre un hecho insólito para el autor. Gilroy intentará probar los poderes de la señorita Penelosa, sin embargo, esta experimentación le llevará a consumirse física y psicológicamente.

En este sentido, a nivel de vampirismo, nos encontramos ante una vampiresa energética, ya que sin querer contar mucho, será Penelosa la causante de los males de Gilroy. Sin embargo, a pesar de esta innovación, lo que más destaca de la obra es esa labor de experimentación e investigación tan propia del autor y que nos llevará como lectores a plantearnos si es real o no todo lo que está sucediendo en la historia. El mal de la razón nos ataca y la sensación de irrealidad es muy muy entretenida.

No os digo mucho más porque, a pesar de que es el relato más largo de los cuatro que he traído hoy al blog, es cierto que es una historia que atrapa mucho y que en donde gana es en el proceso tanto de lectura como de desarrollo de la trama. Si os gusta Sherlock, creo que siendo diferente, este relato os puede gustar bastante.

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Con este relato terminamos la segunda entrega de la reseña de la antología Vampiros… y más que vampiros de la editorial Valdemar. Espero que os haya gustado y que os piquéis para descubrir a estos autores en otro contexto. Nos vemos en la próxima. 

El libro en el Bolsillo