[Reseña] Las lágrimas del tiempo. Sobre ‘Ylandra. Tiempo de revolución’ de Roberto Navarro Montes

Creo que poco a poco me estoy convirtiendo en un archivo de mundos con patas. Si me leéis con más o menos frecuencia os habréis podido dar cuenta de que me encanta el worlduilding de las historias de fantasía. No sé si es porque me gusta que todo esté encuadrado o simplemente porque es como una caja donde yo puedo seguir fabulando y sacando historias, pero el hecho es que me apasiona y si bien los nombres de los personajes no se me suelen quedar, los mundos (con sus sistemas políticos, de magia, conflictos, etc.) se me quedan de manera obsesiva.

El mundo de la obra que reseñamos hoy fue uno de los primeros que se me implantó en el subconsciente cuando empecé con el blog. Con una carga fuertemente política, la saga de Ylandra nos trae ahora su tercer tomo Ylandra. Tiempo de revolución de Roberto Navarro Montes, publicado por la Editorial Labnar, con más intriga, pero muchas resoluciones. Espero que os guste.

Una Ylandra fragmentada se sumerge en un mar de desaliento. Es el precio que sus habitantes han pagado por una guerra que solo unos pocos han ganado. 

La república y La Escuela, en el pasado importantes aliados, se convierten en enemigos a consecuencia de actos genocidas, asesinatos, mentiras y conspiraciones. Unos demandan autoridad. Los otros justicia. Ajenos a esa lucha, la Orden de Addai, al borde de su extinción, se afana por encontrar la forma de salvarlos a todos.

Pero los juegos de poder lo devoran todo y sacuden una nación ya de por sí marchita que se disputan reyes de otros tiempos, déspotas sin alma y dioses clamando venganza.

La profecía se cumple. El mundo se doblega. Ylandra comienza a sangrar.

Su única esperanza grita de rabia, incendia sus ciudades y arrasa por donde pasa. El pueblo anirio exige con una violencia irrefrenable lo que nadie pretende concederle: su libertad.

Cuando todo se nos fue de las manos

Los grandes poderes de la república de Ylandra han cambiado de manos. El comandante Rommel, el que fue el Inferus, ha sido apresado y, sin embargo, el alzamiento de los anirios se ha intensificado. Los vástagos de los Wellington siguen andando por el mundo peleando por aquello que creen, pero, en esencia, contra su padre, Deian Wellington, el presidente de la república. Los maestros de La Escuela tratan de esclarecer el entuerto y allá en el norte unas fuerzas más allá de lo imaginable se están despertando.

Continuamos andando por el mundo de Ylandra con este tercer volumen de esta saga de fantasía y comenzamos esta nueva etapa con la exposición de las intrigas políticas. Por un lado, seguimos con las tribulaciones de Andreas Lumiere, esta vez con la colaboración de Viktor Wellington; por otro, seguiremos la cerca la que dicen es la venida de los tres dioses, con sus diferentes seguidores a lo largo del mapa. Mientras tanto, el resto de agentes continuará su camino más o menos ajeno a aquello que hace de Ylandra una tierra convulsa.

Un punto de partida el que nos propone el autor que no nos deja respiro. Entramos directamente en la acción, con la respuesta de nuestros personajes a lo acontecido en el anterior tomo y con las ideas volviéndose más holísticas, pero a su vez ahondando más en las razones y los personajes.

Osadía, guerra, revolución

Sin meternos mucho en lo que es la trama, para no destriparos nada, sí que podemos decir que los pasos que Roberto Navarro está dando en su trama no solo están bien, sino que son milimétricamente certeros.

En el primer tomo éramos testigos de cómo, en un mundo medianamente fosilizado, la acción de varios agentes, que tienen la osadía de ejecutar sus ideas, provoca que dicho mundo se deteriore en sus pilares más básicos. En el segundo, encontramos la resistencia de aquellos que vivían en ese mundo cerrado, para mantenerlo sin alteraciones y de ahí que comience la guerra que provocará la ruptura definitiva, no solo del mundo, sino también la quiebra interior de los personajes.

De este modo, vemos cómo íbamos encaminados a que ese mundo hecho pedazos se revolviera y comenzara la revolución. Lo que encontramos, por tanto, en esta Ylandra es un mundo que una vez rotos los sistemas anteriores y las convicciones individuales busca desesperadamente establecer unos nuevos. La religión, las nuevas formas políticas e, incluso, las nuevas formas de poder serán las que intervengan en esta pelea que nos lleva a plantearnos lealtades, antecedentes, lo que está bien y lo que está mal.

Para mostrarnos esto, autor ha hecho una apuesta arriesgada, pero muy interesante invirtiendo todo lo que conocíamos del mundo, enseñándolo desde un nuevo prisma y, sobre todo, no incluyendo una opinión propia. Creo que, en este sentido, el personaje que mejor nos representa como lectores es Jules Wellington, que una vez que ha perdido lo que le importaba, lo demás da igual y asiste como testigo al que le puede parecer más o menos bien lo que sucede, pero sin actuar. Aquellos que eran los buenos se convierten en los malos y el gran peligro se convierte en oportunidad, aunque nosotros solo navegaremos el caos esperando que las decisiones que se van tomando en la trama sean las correctas, como hace Jules.

Paso a paso

En relación a esto, cabe decir que la evolución de los personajes en este tercer tomo es muy interesante. El autor se ha atrevido a dar un giro más a sus personalidades y sobre todo a sus ideas, y con todo, ha conseguido que tengan continuidad y que sean coherentes con la personalidad que se nos han descrito en las partes anteriores. Además, también me ha gustado mucho cómo va dejando paso a los personajes más jóvenes.

Recordemos que estábamos en un mundo que vivía de los pesares, pecados y logros de jóvenes que ya no lo eran; ahora esos adultos que han podido acertar o fallar más o menos se ven apartados del foco principal, para que los errores los enmienden los jóvenes y que estos comentan los suyos propios. Así Mara, Güido, los gemelos Wellington, etc. serán los personajes que más carga dramática tengan en esta tercera entrega, haciendo que, conociéndolos ya de un tiempo, nos quedemos pegados a las páginas para conocer qué les pasa a aquellos con los que nosotros también hemos envejecido. Con ellos, comienza otro tiempo, el de la revolución.

Apasionamiento

Lo cierto es que deciros que esta nueva entrega de Ylandra me ha gustado, sería casi no deciros nada. Con este tomo confirmo que es una saga que me está apasionando.

Roberto Navarro consigue con su prosa transportarnos a ese mundo y no solo eso, sino que consigue transmitirnos la idiosincrasia del mismo y, por lo tanto, la implicación de las sutilezas de los diálogos, de los personajes, de las acciones. Por eso os decía más arriba que me gusta cómo ha arriesgado en esta nueva entrega. Los lectores ya conocíamos todo el mundo que ha creado, sabíamos qué pensaban y qué implicaban algunas cosas y, sin embargo, en este tomo las ha transformado y evolucionado, y le ha quedado perfecto.

Os recomiendo mucho la obra. Si no habéis empezado con ella, ya estáis tardando en leer Ylandra. Tiempo de Osadía y si ya lo habéis hecho, ya está tardando en leer esta. Espero que os animéis con ella.

El libro en el Bolsillo 

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